Tania Ganitsky

El lenguaje que viene del fuego

 

 

FRONTERIZOS (12)
Néstor Mendoza

 

Ya conocía la experiencia judaica en el único libro publicado de Rubén Ackerman (1954-2017), Los ausentes (2016). En el libro en cuestión el poeta venezolano describía el origen familiar, las secuelas psíquicas del antisemitismo y el Holocausto y la propia autobiografía del autor. Se trataba de un relato escrito con lenguaje sencillo, conversacional, que reforzaba la crudeza con su objetivismo. En pocas palabras, es lo que noto en la poeta colombiana Tania Ganitsky, quien apela a los mismos recursos centrados en el empeño de comunicar un linaje íntimo, una tradición particular (esto se ve firmemente en el poema «Aprendizaje»). Por eso no están lejos, pienso, la señora Lía (abuela de Tania) y la señora Raquel (abuela de Rubén). Otra cosa que acerca más a estos dos poetas es que, en alguna parte del poema, el yo autobiográfico se cuela y une el pasado con la anécdota de vida, que en el caso de Tania se observa, por ejemplo, al evocar a Paul Celan. Quiero hablar de algunas constantes temáticas de esta poeta bogotana: el viaje transatlántico para el encuentro amoroso, la aparición de los cuerpos desde el sutil erotismo, las referencias literarias y el ejercicio de escritura y de lectura, ciertas alusiones al mito y al ocultismo a través del animal, el indigenismo indirecto, casi televisivo. Tania tiene una zoología particular: una fauna originaria de su país y una que puede encontrarse en algunos paisajes naturales europeos. Acá me detengo en un animal concreto, el caballo de Tania, uno que me recuerda al de Mario Montalbetti y al de Yolanda Pantin; pero lo que saco en limpio no es una imagen cordial del equino sino algo cruel: se me viene a la mente la silueta de aquel caballo muerto, a la orilla de un mar cualquiera, reproducido en el video-arte maldito de la película The Ring. Nuevamente el martirio heredado (o como daño colateral, quizás): en ocasiones, hasta la más cándida mención guarda tras de sí algunas marcas del horror. Es un horror, por cierto, que se nombra naturalmente, que aparece como recuerdo y pocas veces como herida intacta.

 

 

 

PROCESIÓN FÚNEBRE DE PAUL CELAN

 

Lo hallaron nueve o diez días después.

 

Por aquí pudo haber flotado su cuerpo,

delante de la cabeza de Orfeo,

que iría recitando el kadish río abajo

con un cuórum de espíritus errantes.

 

Habrá imaginado que la pregunta

con que nos invitó a leer cada poema:

«¿De dónde viene y hacia dónde va?»

sería la misma que se harían

quienes lo buscaron en la incertidumbre de los días,

 

la que recuerda una extranjera

mientras se revuelven los dolientes

en la corriente del Sena, el 22 de junio de 2016.

 

 

*

 

Las velas tiemblan antes

de apagarse

como ojos antes de llorar

no hay diferencia

entre el fuego y el agua

en óvalos pequeños

 

 

 

 

LA POESÍA SEGÚN GOYA

 

Suplicar en la llaga —

en el punto donde el perro

se hunde en la arena.

 

 

 

 

PÁJARO DE FUEGO

 

Dejé entrar a un pájaro de fuego.

 

Apagué la luz

para vaciar el espacio

y solo verlo a él.

 

Voló sin quemar el silencio,

un pájaro

de llamas inofensivas.

 

Si el fuego no se propaga,

el agua no puede

apagarlo, dijo la bruja.

 

Desafiante,

me mojé las manos

y le rocié el ala que más ardía.

 

Ahora guardo

un pájaro herido

que no come de mi mano

 

en una caja de madera

que no se quema.

 

 

 

 

LIBRO

 

Esta piedra vibrante, extraída del caos,

guarda la pasión

de quien es infiel a lo creado.

 

 

*

 

Podría leer una hora más sobre Emily Dickinson, o quizás uno de sus poemas. Mejor trataré de olvidar

uno para asombrarme de nuevo y hacerle miles de preguntas. ¿En qué aguas pescas las palabras?

¿Mientras esperas a que muerdan el anzuelo, te distraen las medusas que flotan alrededor?

¿Las muerdes tú primero? Empecé a escribir este poema para olvidar uno tuyo y el oleaje nos

aproximó. Mira lo cerca que estamos: el barco averiado en que saliste a pensar se hunde justo aquí

y no sé si nos salvamos.

 

 

 

 

TU BARCO

Para Andrés

 

Para enviarte un barco de papel

puedo dibujarlo o hacerlo en origami,

pero ninguna de estas formas haría sobrevenir

 

el barco más tuyo.

 

Llegaría solo un barco

al que te sería fácil poner un nombre,

guardar en un cajón y mostrar a tus amigos.

 

Para enviar el barco tuyo

lo mejor que puedo hacer es desviarlo.

 

Así no sabrás qué forma tiene,

si es de los que parten, de los que llegan,

si flota o está hecho solo para hundirse.

 

Para que siempre sea ese barco tuyo

que como tú, a ti mismo,

siempre esperas.

 

 

 

 

EL CAMINANTE

Para Erik, en El Cocuy

 

No sé cómo sean tus huellas

en la nieve,

pero quiero que sepas que hice cuanto pude

para que nada las borrara.

 

Le pedí al venado de cola blanca

que no corriera sobre ellas;

a los jaguares,

que las bordearan con sigilo.

 

Le supliqué a los tigrillos

jugar en otra parte

y al oso de anteojos

mirar muy bien por dónde pasa.

 

Los árboles y el viento

prometieron deshacer las hojas en el aire.

Aunque en el viento, lo sabes,

no confío nada.

 

*

 

Toco su espalda mientras

duerme

y yo escribo. Nunca he escrito

tocando a alguien.

Ahora soy dos cuerpos menos.

 

*

 

Los caballos no iban a vivir

tanto tiempo.

Pero encontraron ofrendas

en el sueño de los muertos.

Allí pastan, beben agua y, a veces,

se acercan a las manos

cubiertas de panela

que brotan como flores dulces

a su alrededor.

Doblan el cuello y reciben la ternura

que también debió extinguirse

hace tiempo.

 

 

 

 

APRENDIZAJE

En memoria de Lía, mi abuela

 

Asistimos a la cena de los viernes.

Mi mirada se aferra a los dos candelabros de plata

en el centro de la mesa

hasta que su espalda se encorva

y creo que va a besar el frutero o a recoger una ciruela

con la boca.

Oigo chispear el mechero varias veces

hasta que inicia la oración.

Aprendí del sabbat que hay diferentes lenguajes:

uno en que nos dicen en qué puesto sentarnos,

y otro que viene del fuego,

dirigido y verdadero.

 

Tania Ganitsky (Bogotá, Colombia, 1986). Profesional en Estudios Literarios con maestrías en Filosofía y en Literatura. En el 2009 ganó el Concurso Nac ... LEER MÁS DEL AUTOR