Almas y otros textos
(Traducción al español de Carlos Llaza)
Ola
Vagué por meses en el mar abierto
como quien bajo su propia piel gira,
materia libre y sobre todo abstracta
con nada en mente sino la delicia
de mi rompimiento, mi confesión
larga ante la playa, mi filtración
entre el esquisto hasta ser agua pura.
Aunque invisible aún en la llanura
mi fuerza se desvaneció en las millas
y cuando pude por fin ver las velas,
el malecón, los niños en el muelle
yo no era más que un simple pliegue azul
y no tenía nada que perder.
Devasté pues la playa y la ciudad.
El aire
¿Qué será esta silente caravana
oscura que al no estar no va ni viene;
que, al ser nunca, no tiene tiempo o espacio;
de la cual solo sabemos que acontece?
¿Cómo pudo este vacuo flujo de datos
desviarse, esta memoria de luz muerta,
para volver a alimentarse de su sueño?
¿Qué fue del sueño al despertar el día?
¿Qué es aquel ruido que desaparece
cual silbo de viento contra una copa,
tan rebosante de su única nota,
que acude a su canto por si permanece?
¿Dejará acaso de respirar el aire?
¿Se hará todo nada, si la nada hizo esto?
Almas
El cuerpo está en casa en tiempo y espacio
y ama las cosas, cómo van y vienen,
y las distancias que cruza o afianza
entre sus manos y lo que apetecen.
Mas para ti, alma, que errática cual
perla del cuerpo surges, todo está mal.
Si espacio es piedra, el tiempo es pánico
donde te aferras sola a tu cántico.
No es raro entonces que dormir prefieras
a despertar mientras te entierran viva.
Pero encogida en tu mini-torreón descifras
desde mil millas de espesor de piedra
los toques leves del otro cautivo:
yo también sueño con mansiones blancas