Lan Lan

El trabajo del poeta

 

 

Versos concurrentes: poesía china actual

(Traducción del chino al español de Radina Dimitrova*)

 

 

 

 

 

Girasol silvestre

 

A los silvestres girasoles

les cortan las cabezas en otoño. Ella sabe,

la gente que ha pasado a su lado tal vez de pronto

regresará. El cielo palidece en el ocaso.

El sol desciende y, a su paso, el rostro de ella

se torna una polvareda color de oro,

se funde con la inmensidad del verano entero.

 

¿A quién atravesé?

¿Acaso al horizonte de trigo sarraceno en flor?

En el duelo por las cosas de antaño ocultadas

he vuelto a morir una vez más: ¿a quién sustituí?

 

Falsos girasoles. Falsos cantos.

Dolor punzante en mi pecho:

el viento otoñal clava sus púas venenosas.

 

(1991)

 

 

 

 

Tan bello y sensual…

 

Tan bello y sensual…

El roce ambiguo de la mirada:

las nucas del bosque de acacias japonesas,

una hoja agujereada por los insectos (el dulce lunar

sobre el muslo), y los chirridos

desolados de un par de gorriones

sobre el pecho níveo del invierno

 

Tan bello y sensual…

Un sendero que se pierde

entre las púrpuras tinieblas de la axila.

Mujeres cargando maíz a cuestas;

misterioso polvo llena los surcos en sus frentes.

Marzo. Bajo la guía de la pasión fragante,

un pelotón de hormigas está trepando

por la cueva de la primavera.

 

Ah, cierto, amo tu cuerpo de álamo blanco,

tus fascinantes labios estrellados que guardan

un frenético, tierno e incesante beso.

 

… Tan bello y sensual.

 

(1995)

 

 

 

 

El trabajo del poeta

 

Toda la noche, el fuego ruge

en la fragua.

 

La sombra dibuja un remolino con sus brazos

y – pulgada tras pulgada – a golpes incrusta

al herrero en el silencio del yunque.

 

(Diciembre de 2005)

 

 

 

 

En la eternidad hay…

 

En la eternidad hay un par de lluvias.

Oleadas de suave brisa;

en la eternidad hay un dolor desamparado,

una mirada abstraída que se desdibuja

mientras el sol se hunde en el ocaso;

 

hay flores de manzano que rocían

las tumbas de los muertos;

hay cantos, hay un desolado resplandor

de incontables hogares titilantes;

 

hay dos espigas de trigo, una nube…

 

Los coloco en tu cielo azul.

 

(Marzo de 2006)

 

 

 

 

Gobi. Canto en la noche

 

En tu canto hay un sueño dorado, estoy predestinada

a perderlo; hay labios como sellados por un beso,

y un llanto de épocas pasadas

que gime en tu transcurso lento.

 

Seguro hay una soledad más grande,

por eso existe el cielo estrellado.

Quе distante tu mirada cuando pronuncias “triste”

esa palabra, una llama débil

refulge en medio del rocío.

 

En su hondo y radiante seno, el alba teje la negrura

de mis años, y ésta se despliega como un campo abierto,

todo surcado de versos; burros y gallos despiertan

y erigen un nuevo amanecer para alguien.

 

Seguro hay un amor más doloroso,

por eso brotan plantas en el árido desierto.

Un viento va brincando cordilleras;

su soplo abre de par en par mis ojos,

pero la tierra que ha galopado todo el día le impone

la calma. Oh, en la oscuridad de súbito se alza un canto.

 

Tú casi fuiste la razón de un accidente de tráfico.

En todos mis difuntos días,

tú casi eres un recordatorio de dicha.

 

(Julio de 2009)

 

 

 

Publicación

 

Todos mis poemas están firmados.

Todos mis poemas tienen un destinatario.

 

Cuando el haz de flechas venga volando

seguro habrá una frente que le dé la bienvenida;

amo su terquedad radiante,

 

amo la intrepidez de la herida expuesta,

el irreprimible elogio de los gusanos a la sangre…

 

Cuando las rodillas me hablen,

este poema ya no temblará más.

 

He aquí la publicación de la intimidad de una poeta.

Océanos y cordilleras perpetuos: marea sobre un escritorio.

 

(2011)

 

 

 

Un invierno

 

Comemos panecillos con ajonjolí. En el hosco merendero

nos abrazamos con la mirada. Afuera, el invierno arrea,

conduce su gélido rebaño.

 

Su aliento glacial vierte en nuestras gargantas

un poema largo, muy largo

que pavimenta bajo nuestros pies un camino sin fin.

 

Hablamos de esas frentes magulladas, de esas heridas abiertas, amoratadas,

que rezuman sangre y pus. Ojalá y encontráramos allí un sabio mudo.

 

Ya sabes, lo que viene son las nueve nevadas que dividen a los amantes.

El gélido pastor celestial de cabeza rapada y mirada feroz

va y viene frente a mi ventana.

 

¡Castígame con ese frío, navaja contra mi cuello!

Deseo cambiarlo todo por uno de tus besos.

 

(2013)

 

 

 

Sin título

  

Desnuda,

regresas a los lugares donde siempre estuviste.

 

Al nogal. A la ortiga en flor volando bajo.

A la rosa que exuda nubarrones de humo plúmbeo.

Estuviste delante de sus formas jóvenes. Ahora

estás detrás, totalmente desnuda, para encontrar

aquellos labios

que se hundieron entre los matorrales espinosos.

 

Para hacer… que te pronuncien.

 

(2015)

 

 

 

 

Mujer sentada en la playa

 

Muchacha sentada en la playa, dos labios dulces.

(El monte salvaje da paso a un caminito, ya vino la joven desnuda.)

 

Mujer sentada en la playa, dos labios candentes.

(Pecho dorado. Muslos de oro levantan una brisa matinal.)

 

Triste mujer sentada en las rocas, dos labios extinguidos.

(El monje que recita los nombres de los budas vino y luego se fue.)

 

La anciana que recogía los frutos del almendro vino cargando su cesta

y se los llevó.

 

(2015)

 

 

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*Radina Dimitrova. Sinóloga y experta en literatura china clásica y contemporánea. Reside en México, donde trabaja como docente, traductora e intérprete. Imparte clases de chino, traducción chino-español, arte e historia de China en la ENALLT (UNAM) y otras universidades. Ha ganado varios premios de traducción de literatura china. Sus traducciones se han publicado en China, América Latina y Europa.

 

Lan Lan Nació en la provincia de Shandong. Es una de las figuras más importantes de la poesía contemporánea china. Ha publicado más de diez poe ... LEER MÁS DEL AUTOR