Charles Simic

Mil novecientos treinta y ocho

 

 

 

(Traducción al español de Nieves García Prados)

 

 

 

LO QUE LOS GITANOS LE DIJERON
A MI ABUELA CUANDO TODAVÍA
ERA UNA JOVEN

 

Guerra, enfermedad y hambre te harán

su nieta favorita.

Serás como una ciega viendo una película muda.

Cortarás cebollas y trozos de tu corazón

en la misma sartén.

Tus hijos dormirán en una maleta atada con una cuerda.

Tu marido te besará los pechos cada noche

como si fueran dos lápidas.

 

Los cuervos ya se acicalan

para ti y tu gente.

Tu hijo mayor se acostará con moscas en los labios

sin sonreír y sin mover un dedo.

Envidiarás a cada hormiga que encuentres en tu vida

y hasta a la maleza del camino.

Tu cuerpo y tu alma se sentarán en peldaños diferentes

mascando el mismo trozo de chicle.

 

Muñeca ¿estás en venta?, te dirá el Diablo.

El sepulturero comprará un juguete para tu nieto.

Tu mente será un avispero aun en tu lecho

de muerte.

Le rogarás a Dios pero Dios colgará

el cartel de no molesten.

No preguntes más, es todo cuanto sé.

 

 

 

 

MIL NOVECIENTOS TREINTA Y OCHO

 

Fue el año en que los Nazis invadieron Viena,

Superman debutó en Action Comics.

Stalin mataba a sus camaradas revolucionarios,

Abrieron la primera Dairy Queen en Kankakee, III,

Mientras en la cuna yo me orinaba en los pañales.

 

“Seguro que fuiste un precioso bebé”, cantaba Bing

Crosby.

Un piloto a quien los periódicos llamaron “El despistado

Corrigan”

Despegó de Nueva York hacia California

Y aterrizó en Irlanda, mientras yo veía a mi madre

Sacarse el pecho de su bata azul y acercarse a mí.

 

Ese septiembre hubo un huracán que hizo que un teatro

En Westhampton Beach acabara en el mar.

La gente temía que fuera el fin del mundo.

Un pez que se creía extinguido desde hace más de setenta

millones de años

Apareció en una red en la costa de Sudáfrica.

 

Yo estaba tumbado en mi cuna mientras los días eran

cada vez más cortos y fríos,

Y la primera gran nevada cayó de noche

Silenciando las cosas en mi habitación.

Pienso que entonces me oí llorar por mucho, mucho

tiempo.

 

 

 

 

-Charles Simic
Mil novecientos treinta y ocho
Traducción al español de Nieves García Prados
Valparaíso ediciones
Granada, España, 2014

http://valparaisoediciones.es/tienda/poesia/80-19-mil-novecientos-treinta-y-ocho.html

 

PORTADA mil-novecientos-treinta-y-ocho

 

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