

La Fundación Vicente Huidobro lamenta profundamente el fallecimiento del gran poeta chileno nacido en Piedra Blanca (Teno). Lo recordamos con dos de sus textos claves.
La compañera
Así es mi compañera.
La he tomado de entre los rostros pobres
con su pureza de madera sin pintar,
y sin preguntar por sus padres
porque es joven, y la juventud es eterna,
sin averiguar donde vive
porque es sana, y la salud es infinita como el agua,
y sin saber cuál es su nombre
porque es bella, y la belleza no ha sido bautizada.
Es como las demás muchachas
que se miran con apuro en el espejo trizado por la aurora
antes de ir a sus faenas. Así es,
y yo no sé si es más bella o más fea que las otras,
si el vestido de fiesta le queda mal
o la ternura equivoca a menudo sus palabras,
yo no sé, pero sé que es laboriosa,
como los árboles teje ella misma sus vestidos
y se los pone con la naturalidad del azahar,
como si los hiciera de su propia substancia,
sin preguntarle a nadie, como la tierra,
sin probárselos antes, como el sol,
sin demorarse mucho, como el agua.
Es una niña del pueblo,
y se parece a su calle en un día de trabajo,
con sus caderas grandes como las artesas o las cunas,
así es, y es más dulce todavía,
cómo agregar más pan a su estatura,
más carbón a sus ojos ardientes,
más uva a su ruidosa alegría.
Mimbre y poesía
Mimbrero, sentémonos aquí en la calle,
y armemos con tus hilos blancos y con mis hilos azules
los esenciales artefactos de uso diario:
La paz, la mesa, la poesía, la cuna,
el canasto para el pan, la voz para el amor.
Armemos juntos las cosas más esenciales y más simples,
más hermosas y útiles, más verdaderas y económicas,
para cualquiera que pase nos comprenda y nos lleve.
Nos ame, y se pueda servir de nosotros. Nos necesite,
y podamos alegrarlo sin ninguna condición.
Tú armaras el canasto que la lavandera
necesita para sembrar la camisa más blanca,
y yo armaré una canción con olor a jabón y a pureza
para que ella junto al río halle más dulce su trabajo.
Tú tejerás la maleta para que el minero regrese,
para que los novios se casen, para que el hijo pobre
vaya a la ciudad a conquistar un oficio.
Y yo tejeré con los hilos más férreos de mi poesía
el descanso más digno, el amor más profundo, la esperanza más grande,
para que el obrero mire confiado su casa
y no parta el pan con recelo y a oscuras,
para que los recién casados puedan anidar todos los pájaros
y no tengan que apartarse por una gota de agua,
para que el hijo menor halle la herramienta en su sitio
y no tenga que volverse porque otros la escondieron.
Mimbrero, hermano mío, que es bello nuestro oficio
cuando a ti te encargan una cuna y a mí una esperanza,
cuando a ti te piden una mesa, un velador, un canasto,
y a mí un arma que defienda ese amoblado tan simple.
Que es bella la jornada cuando tocamos con el mimbre o las canciones
la forma desnuda de la vida: su cintura de trigo,
sus senos llenos de luna, su vientre cubierto de musgo,
sus muslos como ríos, sus brazos como ramas,
sus ojos como un camino en paz bajo la noche.
Que es bello nuestro oficio cuando tentamos ese cuerpo
y yo le pongo el nombre más dulce del amor,
y con mi verbo le digo: levántate, eres libre,
labora en paz, procrea primaveras y veranos,
y lega a toda la tierra tu apellido.
Y tú, oh mimbrero hermano, le vas tejiendo
todos los artefactos que ella necesita
para repartir el pan entre sus hijos:
canastos para almacenar la nieve y la salud,
pequeños cestos para guardar el polen y semillas
de una primavera a otra, cunas para continuar
el sol fecundo, maletas para traer la lluvia,
mesas para que las hojas caigan y vuelvan a ser verdes,
y sillas para descansar delante de la paz ganada.
Efraín Barquero (Piedra Blanca, 1931- Santiago, 2020). Seudónimo de Sergio Barahona Jofré. Formó parte de la llamada “Generación del 50” junto a poetas tan notables como: Enrique Lihn, Jorge Teillier y Armando Uribe Arce, entre otros. Ha residido en diversos países radicándose en Francia en 1975. De los reconocimientos recibidos por su obra se cuentan Primer Premio del Concurso Gabriela Mistral (1958), Premio de la Academia Chilena de la Lengua (1993), Premio Municipal de Literatura de Santiago (1999) Premio Altazor (2005) y Premio Nacional de Literatura (2008). Entre sus libros figuran: La piedra del pueblo (1954), La compañera (1956), Enjambre (1959), El pan del hombre (1960), Maula (1962), El viento de los reinos (1967), Epifanías (1970), Arte de vida (1970), Bandos marciales (1974), El poema negro de Chile (1974, 1976), Mujeres de oscuro (1992), A deshora (1992), La mesa de la tierra (1998) y El poema en el poema (2004).