El humo de mi vida
(Traducción al español de Ghadeer Abusneineh)
El humo de mi vida
Me gusta viajar en el humo de mi vida
sin que me acompañe un perro o una lámpara
allá, donde me muerden los deseos
y juegan con mi cuerpo unas mujeres soñadoras
ya no sirve la vara en que apoyo,
se quebraron las alas de mis hombros,
allá, reconocí a un niño perdido que soy yo
y lo guié al camino,
pero él me miró enojado y se fue,
encontré muchos peces muertos,
muchos paraguas rotos y enterrados bajo la arena,
allá encontré zapatos abandonados,
botellas vacías.
Allá, en el humo de mi vida
no encontré la estufa ni el carbón.
Sigo intentando
Intento siempre recoger las flores que deja la tormenta
Intento recoger el corindón oscuro en mi corazón
Y en mi cubil desarmado y enterrado en el aire,
intento siempre encontrarme con el faquir de oro
que cuelga en su aljuba el fuego y las palabras
Intento embellecerme.
Intento de conocer el secreto del loco.
Solo él vio la realidad y la abandonó.
Solo él, en esta desolación,
cuenta el tiempo fácilmente.
Solo él no se interesa en nosotros.
Pero yo, todavía estoy en medio del camino
Levanto mi violonchelo
y aparezco mareado y debilitado
Derrito el alba en mi vapor.
Veo con envidia al loco jugando en las norias.
Toco el tambor esperando mi destino
y solo veo cruces,
mis cruces.
y el loco se va alejando de mí más y más.
Soy el inflamado
Soy el inflamado con los años
Soy el acostado en la eternidad.
El asesinado en cada puesta de sol.
Soy el pájaro roca que se tambalea en la noche.
Soy la persona a la el borracho lanza su flecha temeraria
y atrae a su copa.
Soy la persona a la que el loco tira con su piedra.
Soy la persona que a la que el poeta ataca con sus palabras,
y capta en su boca.
Soy, Soy el inflamado con los años.
El llorón
Lloro todos los días porque estoy en este mundo.
Lloro cada día porque estoy en este lugar.
Lloro cada día porque estoy con estos amigos.
Lloro cada día porque amo a esta mujer.
Lloro cada día porque leo este libro.
Lloro cada día porque escribo este poema.
Lloro, lloro cada día.
Hablo
Cada día, hablo con este río
Cada día, hablo con este árbol
Cada día, hablo con este muro
Quizás pudiera reformar este río
este árbol este muro y mi alma.
Por muchos días
Por muchos días,
por días ilimitados estaba descodificando talismanes
y frotando estos íconos,
por muchos días los talismanes se ponían más y más misteriosos,
los iconos más brumosos,
mis sentidos se secaban y mi cuerpo se desaparecía.
Una mano
Una mano cose, otra escribe
Una mano carga al cetro
Una mano fuma, otra toca música
Una mano siembra, otra hace una señal
Una mano pelea, otra saluda
Una llora, otra se ríe
Una muele, otra esculpe
Una duerme, otra excita
Una pinta, otra se pinta
Una sufre, otra cura
una ora,
una tiembla, una cariñosa
Una paga, otra desea
Una se abre, una que cecea, y otra mima
Mano… mano… mano
Todas estas manos, las tiramos en los quemadores de las guerras.
Fotos
Unas enormes fotos colgadas en los horizontes
Fotos en que se mueven sus personajes en colores negros y blancos
En las entradas de los edificios,
en las tiendas, en las calles.
Compiten duro, conducen carros brillantes.
Comen, se emborrachan, se pelean, se corren.
Y no nos prestan atención.
Se portan como si no estuviéramos.
Personajes que actúan en negro y blanco.
Cierran las aberturas de nuestras vidas.
Personajes que no duerman en nuestros álbumes
pero gritan en las plazas en negro y blanco.
Él se fijó bien
Se fijó bien en el espejo.
Se fijó en sus manos…
¿Qué cometieron?
Se fijó bien en su boca…
¿Qué habló?
Se fijó bien en sus pies…
¿Dónde caminaron?
Se fijó bien en sus ojos…
¿Qué vieron?
Se fijó en todo esto y dijo:
Sí, este cadáver, es mío.