Alejandro José Acosta

Comentarios reales del Inca

 

 

 

COMENTARIOS REALES DEL INCA

 

I

DICEN QUE NACÍ CON LA BURLA, ESA MUECA EXTRAÑA,

posada en los labios. Que nací con los ojos fijos,

sabiendo que al final todo era broma,

el pozo en el que madre me olvidaba, de sol a sol,

para que no me críe hediondo,

la llama de hueso, el peine de espinas

y la espera ardiente de su pecho.

 

En cambio, la ira una vez maldijo

que fuí yo un bulto violeta

enredado en una tripa verde

y que al amanecer

la rabia es roma y la piedad obsidiana.

Y que no me mató

porque se quedó dormida.

 

 

II

El íntimo cuchillo en la garganta
J.L. Borges, Poema conjetural

BASTA YA DE REZAR, GARCILASO,

que el Cielo es una burbuja de frecuencias

y engrudos malsanos,

ya no los pastos altos y los luceros;

el Paraíso

un hormiguero de extraterrestres

con el mismo cuchillo en la garganta.

 

Garcilaso,

muñeco mestizo,

acertijo deforme,

sal en la herida,

deja ya de rezar y regresa,

rememora o trae contigo

lo poco que en tus niñeces

hubieres del ungüento,

bebido la fantasma,

hundido la curiosidad en la memoria

como la cuchara en un embrujo.

 

Hace lustros que desconfío estas criaturas

que ahora vuelan,

porque nadie nada sino reflejos

que van a la deriva

y porque el sol

-del que se preciaban descender tus parientes-

era un espejo cautivo.

 

Garcilaso,

bastardo a dos bandas,

búscame por los arrabales,

volvamos a jugar que éramos

aquellos niños en runas nuevas,

querido amigo.

 

 

III

LA INFORMACIÓN ES UNA MUCHACHA CIEGA

que viaja sola por la ruta de los forajidos.

Y si una palabra empolla la mentira

la traducción regresa a la escena

del crimen, como un asesino

al espanto de los cartógrafos,

a la risa incontenible

de los niños en la doctrina.

 

Yo soy el que hace los resúmenes,

la paciencia infinita

y el cielo rojo que acabará en el barro.

He visto erosionarse las montañas,

ahora salto hacia el cardúmen.

 

En mi garganta sólo queda el muerto

que dice:

en el túnel de lo extremadamente pequeño

la información es una muchacha ciega

que viaja sola.

 

 

IV

QUIPU,

vastedad de hilos retorcidos

con un ábaco en la médula.

 

Laboriosa memoria anual

forjada por su orden

en cordeles y rapacejos

y en las colores

evocado

el sustantivo.

 

Fuesen legumbres mieses o armas

todo lo anudaban

comenzando por la unidad

y rara vez llegando a la centena de mil

(que con los números que hay allí abaxo

harto sobraban)

primero lo que tenían por más noble

y luego por géneros especies y calidades,

hombres de guerra en hilos rojos

y en cada hilo bien parejos los ñudos

un censo escrito en código raiz.

 

Llevar los quipus era

oficio reservado de tributos

así que los quipucamayos jamás soltaban los ñudos

de las manos.

 

Y los contadores fueron muchos

para que estén todos en la maldad o ninguno.[1]

 

 

VI

CUANDO YO NACÍ ESTABA TODO REVUELTO

y la profecía de Viracocha

se cumplía con ropajes de infamia.

Mezcla de Sol recién liberado

y princesa de la sangre desposeída,

era yo un ser sin estatuto

y como en las guerras civiles

todas las cosas fueren vendibles,

principalmente las mayores

y la lealtad y la fidelidad

se daban al fiado,

lo cual no era de sufrir,

caras de sorpresa,

caras de desconfianza,

caras de angustia

he visto muchas.

 

A las puertas deste labirinto

pasemos adelante la traza

y digamos por propias palabras

llanamente como ellos lo cuentan

que entregaron bastimento a un bando y al otro

de lo que habían de comer

y se quedaron a morir de hambre los indios.

 

El doble agente son los otros.

 

 

VII

LOS AMIGOS IMAGINARIOS SON LOS MEJORES

ya no mueren, se conforman con poco,

la ilusión en las cumbres de Humaya,

la grana que queda

cuando se labra una esquina.

 

Los amigos imaginarios

se van sin que los escuches

y vuelven sin que los llames,

a menudo con encargos:

“…búscame aquello de la esmeralda que cortaron

porque afeaba

y que regalaron a mi cara de sorpresa

y nuestras opiniones atrevidas”.

Como todos los amigos, incomodan un poco.

 

Ahora vivo en mi casa y no salgo

porque no es necesario,

porque me gusta aquí adentro.

 

Los amigos imaginarios son los mejores,

nadan en pozas de una infancia

que supo ser nuestra.

 

 

XIX

CUANDO ABRIERON LA TAPA Y SE ACABÓ LA SIESTA

no era Su Majestad

sino el Deán de la Catedral de Córdoba

quien señaló con el dedo

y dijo: aquello. Y un poco de esto.

 

Pusieron en la bolsita

una telaraña de no ser y haber sido,

un zorro amigo de los perros,

algo de la mano,

lo más de la cadera

o una costilla al viento, esa clase de cenizas…

-pero no la mano que escribió,

a ésa no la encuentro-

y la bolsita

pusieron en una arqueta.

 

Y a pesar que mientras fueron señores de estos reinos

no asomaron siquiera para ver si el aire era bueno,

peregrina a fines de 1978 al Perú,

como llorando lo perdido,

un Rey de España

y aprovechando el viaje y la dictadura

me suben al avión pero no entero

sino como a un criminal desmembrado

que espera dentro de una valija diplomática

preguntar qué parte de perpetuo no entendieron.

 

Cuando cesaron de rodar los océanos

sentí el frío de la montaña,

oí lenguas olvidadas, camélidos en celo

y unos raros bailes de disfraces

por las calles

nos siguieron.

No tuve oportunidad de abrir la boca.

Ya el helicóptero se llevó a don Juan Carlos al Machu Pichu,

adonde discutió fieramente con una llama

por un asunto de derecho a la imagen

antes de huir con fertilizantes

y un acuerdo minero en la bolsa

a visitar a Videla y sus ladronas.

 

 

XXI

LO QUE NO SE DICE POR DECORO

Lo que no se escribe

por decencia, porque no está bien que se diga,

por excusar prolijidad,

por extraño que parezca,

sin olvidar el Santo Oficio

sobrevolando

las pocas velas.

 

Suprimo de la historia un Virrey

con el que hube un pleito.

Callo los otros cargos contra Almagro (el viejo)

por no ser tan acriminados.

Decimos esto en confuso

por ser materia odiosa.

Como adelante diremos algunas,

mas no todas,

porque no son para que queden escritas.

 

Algunos sacaron buenas letras

y otros, de malas lenguas,

las contrahicieron satíricamente,

que por serlo tanto,

aunque algunas de ellas se me acuerdan

me pareció no ponerlas aquí.

Por no ofender oídos poderosos ni lastimar los piadosos.

Porque en lo pasado no hay remedio

y las lágrimas aprovechan poco.

Porque junto con los libros

bien pueden echar escribas a la hoguera.

 

 

XXII

NO CONOCÍ A MI MADRE,

nadie lo hizo. Mi padre sólo supo de ella

que era brava y resbaladiza,

como esos peces que luchan

en las redes triunfales,

yo supe algo más, pero poco.

 

Ella me dio su segundo idioma

sin mucha fe al principio

y luego me lo dio divertida

con mis giros y contragiros

de piedra loca.

 

Mi madre era la dueña de la casa

y la corzuela muerta junto al fogón.

 

Mi madre, nacida princesa,

fue entregada a otro hombre.

 

 

 

1.Garcilaso, Comentarios. Libro IV, Cap VIII: “Contavan por hilos y ñudos; havía gran fidelidad en los contadores”. Quipu quiere dezir añudar y ñudo, y también se toma por la cuenta, porque los ñudos la davan de toda cosa. Hazían los indios hilos de diversos colores: unos eran de un color solo, otros de dos colores, otros de tres y otros de más, porque las colores simples, y las mezcladas, todas tenían su significación de por sí; los hilos eran muy torcidos, de tres o cuatro liñuelos y gruessos como un husso de hierro y largos de a tres cuartas de vara, los cuales ensartavan en otro hilo por su orden a la larga, a manera de rapazejos. Por las colores sacavan lo que se contenía en aquel tal hilo, como el oro por el amarillo y la plata por el blanco, y por el colorado la gente de guerra. (…)”

Alejandro José Acosta (San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, 1965). Abogado y poeta, tiene editados Las tramas coloridas (1988), La crecien ... LEER MÁS DEL AUTOR