Socorro Soto Alanís

Amazona y otros textos

 

 

 

Amazona

 

Soy mujer,

porque así se acomodaron mis hormonas.

Desde entonces

una cicatriz traigo en el ombligo

y una herida se abre cada treinta días.

 

Jugué a amamantar mis muñecas

a volar como amazona,

igual que la gaviota

levanto mi estructura curvilínea.

 

Mis sueños de muchacha

chorrearon mes a mes

mientras crecía,

la luna se colgó de mis ventanas

y cuando desnuda salí del río

fluyó el deseo

la soledad

el miedo.

 

Los libros son ahora mis amantes

y un beso enciende el pensamiento.

 

Después de nueve meses

mis caderas se abrieron.

Soldadera de la vida.

De las montañas azules

salió una savia blanca

con la cual soñaba desde niña.

 

Soy tierra

madre

raíz

mujer

luna nueva,

pequeño instante del planeta.

 

A veces juego, siempre sueño,

soy transgresora de las reglas.

Valentina con el rebozo de mi abuela.

Al templo de mi madre cansada regreso

entro en su cama

para sentirme en su matriz

madona.

 

Quiero la libertad como bandera

el amor por catecismo

una estirpe de guerreras me protege.

En el manto de la luna

acurruco los anhelos cada noche

vuelvo a esa posición fetal

mi favorita, para soñar

creer

volar desnuda en el viento.

Mediodía de enero.

 

Desde rincones distantes

llegaron mis ancestros

de la mina

de los cerros

de las noches con frío

de los aserraderos.

 

Titanes descalzos

heroínas anónimas mis abuelas

aquella estrella polar como brújula

búsqueda que les cortó el aliento.

 

Por la hoguera

por el viento

por el rebozo y el sombrero

por el aguardiente

por la soledad y los deseos

por las incontables perlas de esperma

un mediodía de enero

salté desde la cueva cálida

lloré lágrimas adelantadas

y me prendí al néctar.

 

 

 

De barro

 

De barro se hizo el hombre, de barro

después se moldearon las ollas y los vasos

para guardar manjares, licores y especias.

 

Con lodo se construyeron chozas en hilera,

se abrió paso a corrientes de agua

y en Babilonia colgaron los jardines.

 

De cantera se construyeron los puentes,

escaleras de horizonte somnoliento

pretenden juntar lo irremediable.

 

Hay un puente de suspiros no sé dónde

sobre ríos, sobre olas, sobre valles,

con canciones

con luciérnagas

y azucenas

se tejen puentes de cantera.

 

Con roca y arena se levantaron fuentes

melodías de agua

refresco cristalino en donde la niña juega.

 

Ahí los amantes se desnudan

para que la cascada con frenesí los proteja.

 

De piedras antiguas hizo Pedro su iglesia.

En Egipto amortajaron pirámides eternas.

Chichen Itza sueño de jade.

 

Con diamantes está adornado el universo

De verde esmeralda es la alfombra de la vida

La casa de la memoria está hecha de piedra.

 

De barro se hizo el hombre, de barro.

De piedra será su tumba. De piedra.

De polvo se cubrirá el sepulcro, de polvo.

 

 

 

Muñecas con esclavas de oro

 

Por las calles del mundo:

periódicos, espectaculares

banquetas que recorren múltiples zapatos.

En los gusanos de acero subterráneos

sube una negra con su niña en brazos.

 

Raza de ébano

tambores

canto agudo y triste

raíces de tierra.

 

Amantes favoritos

será por la magia de sus dedos

altivez de nuevo siglo

geografía abierta a las caricias

danza permanente

de cafetales y delirios.

 

Diosas negras

exuberante su belleza

muñecas con esclavas de oro

y la magia de un continente desmedido.

 

Los negros ya son presidentes

Luther King despierta.

 

Notre Dame

 

A la torre del campamento llegamos

tan triste como feo está el jorobado

los toros alados y el dragón

custodios de migrantes asustados.

Vitral de la edad media

rosetón silencioso

nos roban el asombro.

 

Basílica de siglo once

en el centro de la isla tus naves

me pregunto por qué venimos todos

santuario libre del mundo

congregación de feligreses liberales

mesa de café para la Revolución Francesa,

contiendas en que no estuvimos

por el gran debate nunca acabado.

Capital de luz

entre tu aire libre hablamos

de la construcción del mundo nuevo.

 

Somos los Quasimodos de este tiempo

alegres de oír tus seis campanas

mercado de flores

mañana espléndida de verano.

Como apóstoles modernos

nos refugiamos bajo tu arcada.

Señora nuestra,

Virgen con el Niño en brazos.

 

 

 

Luciérnaga de Saturno

 

A las que somos de la constelación de Acuario

nos gusta levantarnos tarde

adoramos al sol

aunque no sea el centro del universo

y dudamos de la hipotenusa.

 

Adivinamos

cosas que parecen sin sentido

olfato de lobas huérfanas

por la orilla del agua,

igual que aquellos que cuidaron Roma.

 

Le apostamos a la vida

como jugadoras de póckar

con la terquedad de las abuelas

padecemos insomnio por oficio

larga noche de vela encendida.

 

Amamos a Platón

y en la sobremesa

platicamos con Freud

y un cigarrillo.

 

Sin embargo, sí creemos en esa estrella

diamante de la medianoche

gitana que busca su pandero

luciérnaga de Saturno

niña

que se cuelga en la luna de mi infancia.

 

 

 

Tejedora de sueños

 

Verbo:

Tu palabra me hace libre

terca

valiente con la ele y la te como escuderos,

sensible

racional

amante

tejedora de sueños

hacedora de interrogantes

con tus signos juego

junto sílabas

conjugo todos los verbos

he cantado desde niña:

“a la víbora víbora de la mar

de la mar

mar mar  mar . . . . ”

para después con frenesí

buscar lo profundo en tus océanos

descifrar tus designios

y cada madrugada sucumbo ante el intento.

 

El día que se acaben las palabras

Ahí me quedo.

 

 

 

Taza de café, contigo

 

Hasta que conocí la estrechez de tu cintura

y tu lengua recorrió mis colinas azules.

Hasta que vi tu espalda, sobre todo tu espalda.

¡No existe más!

Nada mejor que tu ombligo como abismo,

solo una taza de café, pero contigo.

Una tarde soleada

en que los rayos me reflejen en tu vientre.

 

Sábanas de sal,

alcoba que nos guarda y protege.

Tu voz que susurra mis planicies,

tus deseos entre los míos sobre la almohada.

Tu ropa en una silla.

 

¡No hay más!

Tengo esa certidumbre.

 

Mientras llegas,

leo y por si acaso, escucho un bolero.

 

 

 

Se mi amante, viento

 

Sé mi amante, viento.

Llévame así, desnuda

entre los cantos gregorianos

y una flauta desvelada.

 

Escucha mis lamentos, viento.

Recorren cotidianamente el bosque de mis sueños.

Sílabas detenidas en la noche

pretenden llenar los huecos de mi estirpe triste.

 

Bésame con tus escurridizas lenguas,

lava mis senos de coral antiguo.

 

Llévame en tus múltiples brazos

hasta la Isla Negra.

 

Y que el padre viento me proteja.

Así sea.

 

 

 

Gracias

 

Por el instante en que salí

del vientre de mi madre

por las horas sumergida en el fondo

de los mares

por los paseos en tren

en busca de una vía

por los olores

y sabores

por los besos

por los dedos que recorrieron mi cabello

por los hijos salidos de mis sueños

por las dos niñas

que juegan en el patio de mi casa

por las pasiones

por los misterios

por la sobremesa en la cocina de mi abuela

por la frustración

y la tristeza

por las lágrimas que ardieron

hasta el fondo de la herida

porque no soy perfecta.

 

Vida

continúa

no te detengas

 

Mar

regresa a la orilla

misterioso

me dejaste enamorada y boquiabierta

 

Viento

estoy en polvo convertida

llévame así.

 

Se acabó mi tiempo.

Socorro Soto Alanís (Durango, México). Ha publicado los libros de poesía: Desnuda en el Viento, Fin de Milenio, En el día tercero de hizo el agua, Un med ... LEER MÁS DEL AUTOR