La humanidad secreta de los abismos
por Floriano Martins*
1.Una tarea difícil y apasionante, traducir Vlía. El año 2011 publicamos en Brasil mi traducción de esta prosa mágica. Una primera edición bilingüe y virtual que me fue posible realizar gracias a Manuel Mora Serrano, quien redactó el prólogo. Ahora recién publicamos su segunda edición, esta vez con más amplia difusión a través de Amazon. Es una sorpresa que ofrezco a todos mis queridos amigos, en este país para mí tan entrañable. Y una vez más tengo que dar gracias a Ivelisse Altagracia Gatón Díaz de González y Luz Altagracia Díaz Gil, por su generosidad plena de milagros. Yo vengo de un país en que los herederos en mucho obstaculizan la circulación de las obras de nuestros maestros. Así que me encanta el modo como he encontrado entre ustedes esta suma de amor y respeto por la creación, por esos puentes que hacen posible la vida.
Bueno, ahora quiero primero leer mi traducción del párrafo final de Vlía:
Não podemos mais. A vida pesa demasiado. É uma tristeza dobrada nas cavernas que avançam. A noite não pode ser detida em uma esquina qualquer. Deve ser porque nada nos une, sequer os pensamentos. Eu deveria ir como cão à sombra das casas, fuçando nas lixeiras. É impossível ficar sob o azul e ter a ti presente ou estar triste. Tratarei de te dar outra silhueta para te imaginar melhor. Tudo ficará como árvores ardidas até as veias frias. Já que estamos no cemitério, confortaria um colóquio com os mortos. Aqui tudo é igual. A tradição fria desconhece o sol das transformações. Se olhas à direita, ninguém ultraja a humanidade do algodão, nem à esquerda um fraque cria ódios. Aqui devemos ter nascido: a música sempre é escutada, uma virada para o Norte ou Sul para agradar com outra melodia, e não fazem falta, ouvidos nem mãos, para temperar cordas, nem fôlego para sopros estridentes. Tudo é nosso, um ritmo muito teu, muito daquele, muito meu, e tudo descansa em uma serena igualdade. Porém já estamos sob a árvore eleita; nossa primeira incursão aqui termina.
Luego, por supuesto, su escritura original:
No podemos más. La vida pesa demasiado. Es una tristeza doblada en las cavernas que avanzan. La noche no se puede detener en una esquina cualquiera. Debe ser que a nosotros nada nos une, ni siquiera los pensamientos. Debiera irme como perro a la sombra de las casas, hurgando en los zafacones. Es imposible quedarse bajo lo azul y tenerte presente o estar triste. Trataré de darte otra silueta para imaginarte mejor. Todo quedará como árboles ardidos hacia las venas frías. Ya que estamos en el cementerio, un coloquio con los muertos confortaría. Aquí todo es igual, la tradición fría desconoce el sol de las transformaciones. Si miras a la derecha, nadie ultraja la humanidad del algodón, ni a la izquierda un chaqué crea odios. Aquí debimos haber nacido: la música siempre es escuchada, un viraje al Norte o al Sur para agradar con otra melodía, y no hacen falta oídos ni manos para templar cuerdas, ni aliento para estridentes soplos. Todo es nuestro, un ritmo muy tuyo, muy de aquel, muy mío, y todo descansa en una igualdad serena. Pero ya estamos bajo el árbol elegido; nuestra primera incursión aquí termina.
Ahora, ¿qué es Vlía? ¿Un secreto nido de metamorfosis? ¿Maquillaje amorosa de la locura? ¿Un teatro de escenas voraces que se encuentran más allá de toda realidad? En la presentación de su primera edición, por la colección de La Poesía Sorprendida, encontramos que
Vlía es una confesión diabólica y creyente a la vez; angustiada y de interior fulgor, de una sinceridad desnuda, densa, obscura, de secreto humor en busca de liberación mayor. La ética y la poesía se alían y el acento del dolor que se mezcla a la desesperación campean. Raro libro amoroso distinto, salvadoramente difícil y minoritario, de lenta entrega.
Empecemos por recordar la imagen de André Breton al decir que Lautréamont fue un “transeúnte sublime, el gran cerrajero de la vida moderna”. Igual podemos decir del lenguaje en este libro osado de Freddy Gatón Arce. El lenguaje asume el protagonismo de un viaje por las posibilidades amorosas y la exaltación de los sentidos. Por eso la definición del libro es una tarea ociosa, que a nadie debe importar. ¿Qué explicación buscar en los textos bíblicos o en las evocaciones de Maldoror? ¿No es lo mismo lo que pasa con Vlía y su humor refinado y desbordado? ¿Con ese castillo de fuego y los metales que saltan de las llamas como personajes que tratan de orientarnos por nuevos caminos? No son poemas de viajes, sino el viaje en sí mismo.
2.Aquí tenemos que recordar una confesión del mismo Freddy Gatón Arce, unos rasgos autobiográficos que el poeta ha inserido en su libro Cantos comunes (Santo Domingo: Editora Taller, 1983):
Ya yo tenía escrito a Vlía, el texto de escritura automática que se editó en abril de ese año y que parcialmente habría de marcar mi derrotero en el campo de la poesía.
Abandoné la práctica asidua del automatismo porque Mieses Burgos (Franklin), hábilmente me llevó a ello. Sucedió que una noche, estando solos en su estudio, él me dijo con aparente indiferencia: “¿Y cómo es eso de la escritura automática?, ¿cómo tú la haces?” Y, sin prisa, pero yo hoy diría que imperativamente, me cedió el sillón de su escritorio. Hice la exhibición y Franklin pasado un rato que todavía no sé cuánto duró, me aconsejó con cariño: “Deja eso…te vi loco…”
Despedirme del automatismo como base, eje y nervio de mi labor literaria no me fue difícil, porque desde un principio lo utilicé como medio exploratorio de posibilidades poéticas, tal como me insinuara Baeza; y porque en el país se desencadenaron acontecimientos que me forzaron a alejarme de las actividades visibles, por lícitas, aunque de precario ejercicio y nulo efecto, que consintieran el arbitrario poder de turno y esto me condujo a que dedicara más horas a la lectura.”
“Aprovecho esta coyuntura para referirme a las suposiciones que con frecuencia se formulan las gentes sobre quién o qué es Vlía, cuál personaje o qué cosa. Esas sospechas se han multiplicado desde que el año pasado publiqué mi libro “El poniente” y en el fragmento XII del poema de este mismo título están estos versos:
Oh Vlía
este es tu poema de la reparación.
La explicación de estas dos líneas es que sigo practicando el automatismo, aunque ya éste no sea el centro de mi escritura actual; no quise, pues, eliminar estas líneas ni sustituirlas: Ahí están, y ahí se quedan, me dije. Y esta frase no es manifestación de voluntariedad, pues ¿quién que es auténtico suprime espontáneamente las puertas de la inesperada belleza?, y quién niega la intuición?
3.Que Vlía sea un raro ejemplar de escritura automática en el Caribe es otra cosa que requiere un nuevo examen. Por supuesto hay que destacar el paso de André Breton por Santo Domingo, así como la residencia de Alberto Baeza Flores y Eugenio Granell. Como reflejo natural llegan las voces plasmáticas del surrealismo y la magia entrañable de movimientos poéticos desde Cuba y Chile, sobre todo. Sin olvidar la naturaleza mismo de Freddy Gatón Arce, siempre un lector hambriento, devorador de maravillas, buscador de inagotables experiencias.
Una de las voces críticas más relevantes del país, José Alcántara Almánzar, ha recordado, tomando por base la fecha de publicación de Vlía, que
El veinteañero Gatón Arce, bajo el influjo del surrealismo, publicó su poema Vlía en el año del centenario de la República –cuando el ardor nacionalista de la dictadura alcanzaba su cenit–, siendo el primer texto de escritura automática nacional y continental, un poema maldito que bucea en los pozos del subconsciente, un torrente irrefrenable creado entre el sueño y la vigilia, según Baeza Flores, hecho de desconexiones o discontinuidades, en el que prevalece la emoción por encima de la técnica, a juicio de José Enrique García; un texto subversivo que elude las interpretaciones fáciles. De ahí que Manuel Rueda, en un prólogo iluminador, afirmara que Vlía se resiste a la tiranía de los significados concluyentes. Vlía no significa: es. O cuando más, debemos aceptar que su significado es consecuencia de su existir como puro artefacto verbal.
Lo que ha buscado a través de la escritura automática lo ha encontrado como poeta, así que no necesita seguir creando de acuerdo con una receta. Ha alcanzado una fluidez carismática que encontramos en Son guerras y amores (1980), sobre todo el capítulo IV (Suelo y quebranto de las cañas), así como en el capítulo Desde antes de las palabras del libro El poniente (1982). La vorágine del lenguaje lleva en sus aguas la excelencia de trasmutaciones como leemos en las páginas de estos libros, así como en los fragmentos de De paso (1984) hasta el regreso de Vlía en Mirando el lagarto verde (1985). Escuchemos:
Todo comenzó con el vuelo.
Los muebles fueron bosquejándose
Con sus nuevas soledades,
Mientras los pasos y las voces de la casa
Parecían de otros pies y otras bocas.
El avión, con la primavera a bordo
Y sin embargo, en cualquier dirección
El infinito…
¿Cómo decir que el surrealismo ha pasado por la vida de Freddy Gatón Arce una sola vez, allá en el pasado remoto de los años 1940? ¿Cómo decir que fue un accidente en la cultura dominicana? Es verdad que no hubo una formalización ortodoxa, pero ojalá sea justamente eso lo que más importa a la salud del surrealismo. Ya en 1952 decía André Breton que “no dejan de producirse hoy obras que, sin ser exactamente surrealistas, lo son más o menos profundamente por su espíritu”. Por supuesto que no se trata de la ceguera manifiesta en el concepto de un para-surrealismo. Con el tiempo la creación fue descubriendo varios matices para realizarse, como las mil formas vítreas que uno puede lograr soplando la misma arena. Y las voces que representan el teatro surrealista no se limitan a los dictámenes de sus técnicas.
En la poesía de Freddy Gatón Arce encontramos la presencia casi constante del humor en su acento más agudo, a veces disfrazado en afirmaciones vertiginosas e insólitas. En contraste con el registro menos frecuente del automatismo allí estamos siempre tomados de las manos con la exaltación lírica. Además, en la fuerza anímica que caracteriza al poeta, podemos recordar con el argentino Aldo Pellegrini que lo más atractivo del surrealismo “fue la creencia de que el arte no tiene una función en sí, sino que es un modo de expresión de lo vital en el hombre”.
Así que Vlía es la primera página de un ambicioso proyecto de exploración poética de la vida misma y sus inagotables perspectivas.
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*(Brasil, 1957). Es poeta, editor, ensayista y traductor. Es director de ARC Edições y Agulha Revista de Cultura. Su sello editorial mantiene en coedición con Editora Cintra una muy amplia colección de libros virtuales (con opción de versión impresa) por Amazon. Martins es estudioso del Surrealismo y la tradición lírica hispanoamericana, con algunos libros publicados sobre los dos temas. Su poesía completa, bajo el título Antes que el árbol se cierre, acaba de ser publicada (enero de 2020). En Brasil ha publicado traducciones suyas de libros de Enrique Molina, Vicente Huidobro, Pablo Antonio Cuadra, Aldo Pellegrini, entre otros. Su mejor contacto es floriano.agulha@gmail.com.