Robert Burns regresa cada noche
Robert Burns regresa cada noche
El querido hermano Robert Burns regresa cada noche a su camastro
Sus pasos retumban por extraños pasajes apenas señalados
El destino lo sigue o guía su camino?
Tras la esquina chispeantes herraduras repican en el suelo
El rodar de un carruaje sobre los adoquines
Y a partir de ese ruido fundiéndose a lo lejos
Se imagina a cercanos hundidos en las eras
En un adiós por siempre y sin recuerdo
El querido hermano Robert Burns regresa cada noche a su camastro
Y en los campos florecen algunas margaritas que en lo oscuro
Se reflejan las empedradas aceras de Edimburgo
La vida le sonríe
Pero las grandes casas cierran sus columnas a una hora precisa
Y los famosos bares (alguno semejante a nuestro Horseshoe- ese de Glasgow)
No transmiten el foot-ball de estos días ni los clubes
Imitan los palacios de las telenovelas
El querido hermano Burns regresa a su camastro con paso venerable
Las damas no abrirán sus ventanas a la madrugada
Ni los gruesos portones de los antros verán la luz de su mañana
Esto ocurre mucho antes de su partida a Lochness
Lugar que de seguro nunca escuchó estos pasos
A pesar del claro consejo de Mackenzie (ese pariente)
Extendido con relajo en la edición vespertina del The Lounger
Y que nadie. Aún Burns- sería capaz de descifrar
El querido hermano Burns regresa a su camastro cada noche
Mucho antes que la fiebre en el heno se tendiera a su lado
Así una amante que a su oído musitase sonriente
Esa larga melodía del adiós.
Segunda visita de Robert Burns a Edimburgo
El hermano Robert Burns retorna a Edimburgo
Tras la edición de aquellos textos tan celebrados en Kilmarnock
Pero ya no se abrirán las grandes alamedas
Ni las albas columnas de los palacetes más bien
Tras el trémulo triunfo hallará esas sonrisas
Copiadas por Escocia de la pérfida Albión
Y los pasos de baile serán educados pasos de un baile consabido
Aunque tal vez con suerte se abrirá hoy a su paso
Una secreta amada que en silencio lo otea
Tras los visillos de las buenas costumbres
Nadie sabe el futuro de este pobre labriego
Ascendido a la gloria a través de la Logia
O su puro talento No lo tiene él en claro
Sólo que ya solo en su pieza de paso
Rayará el famoso canto inspirado en Gardel:
¡Adiós muchacos compañeros de mi vida¡
And never brought to mind?
El poeta Robert Burns aguarda a Mary Campbell
Me bajé de algún tren en madrugada todo estaba en lo oscuro
Había la pura presunción de alguna imagen tu cuerpo que a lo lejos
Era una manada de elefantes más bien
Una bandada de gaviotas graznando en la piscina
O unos tordos apenas distinguidos por las sombras habíamos
Esa tarde hablado de tordos. ¿Lo recuerdas?
Poco a poco la luz de tu mirada me aclaró ese camino
Eras mas bien tú lo creías un albatros volando muy lejos para mí
Mas me dice una nave para agaurdar tu vuelo sobre ese extenso mar
¡Ah submarina animala dulzura¡
¿A dónde llevaremos nuestro amor como si fuera un niño de la mano?
Maravillados lo veremos surgir en la penumbra de los cuerpos
Esa magia feroz descubierta por fin ¿y cómo llamaremos a esta piel inquieta y la ternura?
Ternura al fin de eso se trata
Y tengo como un árbol en agraz repleto el corazón de esa ternura
Mi premura para dártela extranjera en el secreto mundo
Que ahora somos
El tú y yo distintos al nosotros conocido mi pequeña
Enorme y larga como esperar tu vuelo albatros pájara rauda y clara
Que habrá de aterrizar sobre mi pecho para acunarte al fin para decirte
Dulces palabras que te calmen en medio de este mar
De este desierto.
Alicia en el espejo
Alicia nada en el espejo y el mundo se trastoca
Una vez más por culpa de ese Carroll o de quien sabe cual poema
Oculto entre las algas que separa su cuerpo
Con su aleta de andar de ansiar bajo las aguas
En aquel otro mundo el no sabido
Alicia agita en ondas esta piel el pecho no se aquieta
Tras su sonrisa oculta
No era a través de aquel espejo era hacia abajo
El arte de mirar calladamente
Alicia nada allí acá allá tan cerca
Y nada
Pareciera alterar la primavera que amenaza aflorar
Aquí en la superficie
Países
Mi patria es el país de los hoteles
A veces
El suelo de la murta y el arándano
En la estación de mayo
Allí siembran el sueño las ciudades
Ajenas a ese viaje
Mi patria es el país donde vuelan
Los árboles del cielo
O el mar donde navegan esas islas flotantes
Hacia puertos hundidos al fondo de la tierra
Con restos de moluscos dormidos en las ramas
Mi patria es el país de los hoteles
El suelo de la murta y el arándano
Y a veces
Buganvilias.