Nicanor Parra

El hombre imaginario

 

 

LA
POESÍA
MORIRÁ
SI NO
SE LA OFENDE

hay
que poseerla
y humillarla en público

después se verá
lo que se hace

 

 

 

EPITAFIO

De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro  cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida
-Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y de aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!

 

 

CARTAS A UNA DESCONOCIDA

Cuando pasen los años, cuando pasen
Los años y el aire haya cavado un foso
Entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
Y yo sólo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo
Un instante frente a tus labios,
Un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿Dónde estarás tú? ¡Dónde
Estarás, oh hija de mis besos!

 

 

LA MONTAÑA RUSA

Durante medio siglo
La poesía fue
El paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
Echando sangre por boca y narices.

 

 

MARIPOSA

En el jardín que parece un abismo
la mariposa llama la atención:
interesa su vuelo recortado
sus colores brillantes
y los círculos negros que decoran las puntas de las alas.
Interesa la forma del abdomen.
Cuando gira en el aire
iluminada por un rayo verde
como cuando descansa del efecto
que le producen el rocío y el polen
adherida al anverso de la flor
no la pierdo de vista
y si desaparece
más allá de la reja del jardín
porque el jardín es chico
o por exceso de velocidad
la sigo mentalmente
por algunos segundos
hasta que recupero la razón.

 

 

EL HOMBRE IMAGINARIO

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario

 

Nicanor Parra (Chile, 1914 - 2018). Poeta, profesor de física y matemáticas. De sus obras destacan: Poemas y antipoemas (1954), La cueca la ... LEER MÁS DEL AUTOR