Mane Montes

Soy la que nace de una espina

 

 

 

Soy la que nace de una espina

Soy la que nace de una espina/ espina circulada por sangre de ulmo / espesa miel en el cuerpo corteza que respiro/ abrazada a su piel me sustraigo/ envuelta en frío quebrada la distancia robando el calor/ necesidad siento cuando me alejo de mí me soy/ convertida en bicho más real abierta al ruido del bosque/ me agrieto para dejar entrar el olor limpio de las hojas/ abierta estruendo dejando caer el tronco talado/ mi muro madera da miedo cortado con gritos/ vergüenza rabia felicidad angustia celulosa tan molecular/ y un pájaro sin canto empluma sobre las copas palabras/ colgadas del viento como semillas listas para ser vida/ empuñando en la mano una sola apretándola como si fuera mi propio corazón/ laten los labios al encuentro de bocas con verbo/ y mis pasos pasan sobre el tiempo de las hojas muertas/ mi camino es de babosa sobre la tierra mojada/ no lo borra el tiempo se entierra bajo otra muerte de hojas/ y soy pluma lisa de ala abierta abierta el pecho toda/ mi fibra animal tira soberana hembra descolgada del cielo/ cielo del sur sin luna una noche cerrada pantano de estrellas/ me pregunto si las palmas de la mano tienen luz propia/ ¿parpadean las voces del alma detrás de la atmosfera de mi cuerpo?/ palpito como una ampolleta a punto de apagarse ya hecha luz/ y un apagar y encender para un aparecer/ y un desparecer y decir para no decir tanto/ y tanto un mostrar y ocultar con ruido abrir un silencio/ y un ir y un vivir y morir gobernada por instantes/ siendo y no siendo quiero ser verde y mojada en el musgo/ rodada por el suelo quiero que lo denso se haga líquido en mí/ en mí quiero que mi luna de una cara muestre doy y combustione su volcán/ quiero que mi sangre se derrame caliente quiero un infinito/ lejos del tiempo quiero ser margen de todo lo que se respira/ soy espora dividida reconstituyéndome corpúsculo sin miedo a lo desfavorable/ quiero estar en la frontera de la materia y tener un diálogo inquieto/ siniestro con lo que no se ve quiero un encuentro con lo que no se escucha/ quiero ser la espina de la que nazco atravesando mi propio ser/ ¿Hay almas elementales en las raíces materia perla?/ desenterrarme  y desparramarme para descubrir el mundo que hay en el agujero/ ser descuajada bajo el aguacero rama viva aún una noche con barro/ el golpe en la tierra mojada que se suma al sonido del viento ¿las malezas arrancadas del suelo sienten ansiedad? quiero que el chucao no me esquive la mirada/ sentirme un orgánico ruido de bosque añoso/ Todavía soy fruto de pulpa roja de abierta boca de maqui/ porosa para ser devorada por gusanos tierra/ sin brújula de insecto una antena señal del universo/ que habla trastabillando palabra canto un canto a la tierra/ es la tierra que amo residuo de lo que me habita/ canto sin instrumento a capela se escuchan las voces/ bailan las hojas un baile de vientre sin sostén/ en el vientre creo llevar colgando las voces del pasado/ y en las entrañas se revuelven mis muertos en vuelo/ hay que ser el hambre de boca abierta para alimentar al pichón/ antes de la partida que hay alguien aquí adentro volando mi vuelo/ y la tierra se llena de nidos vacíos quebrado ya el cuerpo/ cuando se va deja las cáscara y ramas lo sacuden/ la falta y el hueco retumba en la altura brama la raíz/ sopla el oxígeno hasta muy adentro debajo de los pies inquietos/ un mundo que desconozco se hace sin que me entere/ un trébol de cuatro hojas busca mis dedos/ dedos de niña que desojan a la manzanilla cortada me quiere/ mucho poquito nada me quiere transcurrida la noche sobre mi palma/ adentro de la tierra no se necesita suerte cuando un movimiento etéreo traza el destino/ el orden misterioso se palpa  más allá del pensamiento y pienso en muertos con reloj pulsera latiendo bajo tierra/ vivo de un secreto lo desconocido de mí de él o ella late/ todo palpita al unísono de un pulso que desconozco, la vida/ cuantos corazones crujen como la rama de un árbol justo antes de caer/ yo escucho el tic tac ¿de un reloj?, la detonación de la muerte, suena repiquetea como una gotera justo antes de romper/ tiene ruido propio y se vive así misma ¿y los muertos?/ Los muertos no laten, no viven, se van sin pulso se van con sangre/ esporas helechos y hongos sin matriz célula otra vez/ bajo la luz de la luna todo es blanco, conversa en silencio un bosque albino/ o blanca es la ausencia la omisión la carencia/ sin color es la muerte diáfana cambia/ se fuga mi yo de la cabeza se arranca por los pies/ ya no hay representación ¿es blanco el fin de último aliento?/ alba y férrea deja la mirada/ ojos lechosos de roca mineral se cierran se resisten mis fauces a vegetar aquí en el bosque creyéndome virgen casta flor sin pétalo/ tengo las arrugas de mis padres y he visto menos lenguas/ faltan brotes más roces menos culpa más carne/ hay calma añeja, blanca, estrujada, nunca quise nacer/ me originé escondida y pillada fui nacida /abrieron a mi madre hasta encontrarme/ me veo y me sobro me abandono en deudas/ me secuestro y me devoro maltrato mis márgenes/ soy mi propia matarife y me rehago de los despojos me fabrico/ levanto mis huesos reducidos lo mío es lo pequeño/ lo insignificante los vientos mayores me vuelan/ íntima para mí en ausencia objetiva creyéndome libre/ soberana suelta y descubierta por unas manos disimuladas/ revuelta  entre las vísceras enquistada a la matriz/ sin querer nacer arrastrada a la pecera/ flotando en el aire pataleando en brazos sujeta literal/ individua clavada al hueco orificio por el que arranco/ dejarse caer adentro de la sombra hundirse/ descender perderse derribarse besando el suelo raso/ desapareces adentro del cuerpo tocante me extravío en mi bosque/ me confundo entre las ramas me pervierto pisando las raíces me olvido/ atrapada en su paladar plasto ribosomas vacuola citoplasma pared celular/ soy órgano tallo hoja raíz incapaz de hacer fotosíntesis/ impedida de extracto, sinopsis, compendio, fotocopia, duplicada/ hay dos de mí sembradas haciendo compost/ dos partes dos enteros dos mitades se mueven/ se talan se lloran se suman acorde dos/ dos se rosan y encienden lo primitivo/ el origen importa nacemos clavados/ tallado dolor un cambio un pujo un instinto vivo nace/ nazco cuando un pulso vital espina me atraviesa/ y recuerdo el valor existido de ser siendo partida/ nada importa hasta que duele/ me marcho, me voy, en ruta, para seguir estando en otra parte/ como una planta me muevo en otro tiempo camino/ lento hacia el fondo de la tierra entrando en lo movedizo/ devorados mis contornos consintiendo mis partes soy bosque sin cerco sin cielo sin margen/ orgánica es la locura roja amamantada por avidez primaria de sustancia crema de néctar/ soy la que nace sin saber/ soy la que va sin conocer/ soy la que soy sin descifrarme/ soy la que piensa sin dominio/ soy la que vino sin poder traer de vuelta a la que quiero/ quiero a la que bebe lo negro de la tierra/ quiero a la que pierde la última hoja en un sueño/ quiero a la que tiembla sustantiva en un verso/ quiero a la espina que defiende su rama/ la belleza de una flor dura menos/ ¿es mi cuerpo el que eclipsa la luna?/ mi vida tiene las vetas del arrayán/ no quiero morir en un gesto congelado/ no quiero ser foto memoria de un  fruto/ no quiero ser repentino callejón sin salida/ no quiero ser parásito genérico de un cuerpo mutilado por el hombre/ no quiero ser válida en los brazos de un muerto/ no quiero ser la que quería sin saber qué fue lo que alcancé/ quiero mirarme sin ser yo la que se observa/ ser observada sin ser yo la que se mira/ quiero ser la onda hechizada convertida por partículas/ quiero ser raíz del bosque que me crece/ más allá de la copa más allá del cerco más allá del principio sin motivo sin causa sin base sin razón/ quiero ser tallo de otro origen/ impredecible quiero ser bosque de mi rama que nace de una espina y atraviesa su raíz. Y grito/ como el árbol que cae sin razón y retumba sobre el suelo en medio de la noche.

*

*

Obstrucción a la justicia

Y eso hago cuando renuncio llamo mis sedimentos/ me derribo y me hermoseo batallando palabras/ con ideas de qué soy entre las sábanas los residuos/ de mi piel desdoblada dejando resbalar los órganos/ derretida dejando caer los huesos sin pelvis/ atada a los resortes de un colchón con manos escondida dentro de mi peso/ espero y busco una mirada que tenga instantes sin carreras tiempos/ para ser habitada sin momento cierro los ojos teñidos/ por sombra retenida que necesita alojar un micro segundo de ruina/  porque la memoria fue vacía y deshabitado todo se acaba cuando/ lo pienso siento y así miro mujer vestida de otro tiempo/ la madre sin siglos sin firma la niña sin letra viva sin carne/ la que no acaba las frases suspensiva la que no termina de existir/ morando en el pasado que no tuvo abierto los agujeros del inconsciente/ oscuros caminos interiores ojeras se desprenden se desmayan y se encienden/ No lloran/ y llueves sin mirar los relámpagos acostada en una cama por la ventana revientan los muros de la casa y el piso primero se parte en dos/ Cuándo/ acepto admito delibero y cedo el derecho de mi tergiversada entre los nudos de mis sábanas/ aún blancas.

*

*

Ñachi

Y dónde está la madre del cordero, degollada, débil, inapetente, gastada, siendo eso que quise sin querer ser, la que no pensé, y mi niño no llora aúlla como cachorro herido y yo una fiera sacando el pecho hinchado y los diminutos labios tibios apretando mi pezón erecto, mi niño aferrado se sostiene como la última hoja de la rama de un naranjo, succiona mis líquidos, y sin sangre me quedo hueca, pierdo los colores como piedra antigua, fría, sin materia, ruedo y ruedo sin fin, caigo por un abismo canto, yo también fui hija cortada de la leche, como este pobre niño mío amputado de mi cuerpo se sigue moviendo como la cola partida de la lagartija, mutilado el muñón aún se siente, sus ojos buscando los míos y mi mirada hacia adentro preguntado la madre que soy, mamífera de lechón tibio, encerrada en la madriguera con la bata abierta, desnuda, descubierta en el reflejo de su pupila me veo, aparto la mirada y la fijo en el reloj, cuento los minutos, treinta por cada pecho, y el espasmo en el útero que me obliga a doblarme en dos, toda yo cayendo sobre su cuerpo y mi niño nunca quiso esto, un espectro madre sin sustancia, pero culpa es la de esta criatura que me fue robando a la que era, así, chupando, mamando todo lo que me pertenece. Con esas manitos suaves, alitas de pollo que hacen cosquilla en mis pechos mientras chupa, tira, y tomo uno por uno sus dedos y los voy besando, amando cada milímetro suave de puro trance, convertida en cuerpo envuelvo con la palma de mi mano sus pies, que como peces se resbalan de mi abismo. Acuno a mi niño con ese olorcito tan fresco a hule nuevo. Se atora, se ahoga, lo levanto, bota un poquito de leche y le voy dando palmadita tras palmadita en la espalda para soltar el dolor. Y otra vez el llanto y aúlla mi niño dolido, ladra el maldito perro del vecino, llora mi niño llora, repiquetea en el piso la gotera en la esquina, grita, grita mi niño grita, silba la tetera el agua hierve mi niño se queja, gime, solloza, y quiero callar el chirrido irritante de la bandada de pájaros que se cruzan entre las ropas rendidas y se posan sobre sábanas arrugadas como nata, y colgado el niño, colgando mis pechos, colgado el babero y las mantas, colgando toda yo camino a pies descalzos sobre las baldosas blancas de la cocina, miro el reloj, pateo la torre de diminuta ropa adentro del canasto, tiro un paño bajo la gotera, miro con los ojos cansados la tetera, el choque con una silla y el niño afirmado a la teta, todo manos, todo pies, durmiente. Sueña criatura y canto una canción de pechos, arrullo, leche cortada, acaricio su cabecita pegada a mi corazón, mi dedo índice roza su ínfima boca entreabierta mientras huelo sus encías tiernas, rojas como una herida abierta, e imagino que desde ahí nacerá su primer diente de leche, amarrado a un hilo lo desprenderemos con un tirón de puerta, enterrando el recuerdo junto al naranjo y veremos crecer los incisivos, botaremos a la basura las mamaderas y crecerán los que no mueren, celebraremos muchos días de la madre con cartas y corazones y guardaremos en un sobre el primer mechón de pelo y el niño tendrá que ser hijo de esta madre que soy pero él, mi niño grande, será muerto antes de que le salga la muela del juicio y quedaré  junto a su diente de leche escarbando su recuerdo y nunca más volveré a ser madre, madre de cordero que quise.

*

*

La quema de sur

Ocultos los restos se leen en el fuego/ sus carnes fundidas se retuercen en el humo/ sin horas su corazón se deja caer/ toda cuerpo cándida alma convertida rueda la mala hierba/ mala hierba que se anda suelta siendo semilla viva origen de si/ eterna por los potreros líquida perpetúa el movimiento en formas libres/ libre la convertida en aire ráfagas de viento soplando el cielo se deja tocar/ y tocada se deja suceder orgánica un instante/ y la gota que se desparrama atrapada en el marco de la ventana/ se desliza como pétalos tiempos de agua fría sobre las palmas de la tierra mojada/ pisando dendritas escondida en el subsuelo de la noche que germina en hilos enmarañados de pesadillas y sueños/ desprendidos colapsan al amanecer dos arrayanes ligados a su raíz lujuriosa/ la yegua que cabalga besando candados abriendo caminos nadando en musgos revolcándola/ espinas en cruz brillando lanzada al cielo hecha de frutos de estación terminal/ bañada en néctar de ulmo/ núcleo agujero sin ojos colgada de un elástico secreto que se corta a la izquierda de lo vivo/ y a la derecha está lo muerto promiscua tensa la realidad tiemblan las palabras/ entre los dedos revienta un micro mundo salpicado por pozas de niños con botas de arcilla/ toda fango crece entre la hierba de luz pajiza de hule dolorosa/ renuncia en el abandono emerge dulce en la permanencia como la murta toda berry púrpura/ convertida en la sangre patria todavía no concluida se enreda lo que nunca  termina/ la mirada en la luna quema toda el agua de su barco tapado por hojas de nalca que se cierran cuando el sol las apunta/ y el loto crece y se abre sobre pantanos adentro el pecho vacía estrellas que cayeron con la primera lluvia del sur/ oculto que palpita Octay puerto callado refugio útero vulva de agua tierra abierta/ prórroga  fértil se afirma hierba madre hembra acurrucada se disuelve sobre la falda de un volcán/ y estalla la voz esquirla perforando las paredes de la matriz huyen las letras se marchan las palabras después del grito no hay regreso/ solo fuego, hubo, cenizas y su silencio queda.

 

 

 

Del libro inédito El ulmo nace de una espina.

 

Mane Montes Nace en Santiago de Chile. Terminó sus estudios de comunicadora audio visual en UNIACC para luego explorar el mundo de las imágenes cursan ... LEER MÁS DEL AUTOR