Los hombres de mi vida
Domingos
I
El hueso de pollo sobre el plato vacío
no tiene una sola hilacha de carne.
Muerde con fuerza y con método el que hizo esta limpia tarea.
Si cerrara los ojos podría oírlo masticando sin tregua,
desgarrando también los cartílagos.
Sobre mi plato, en cambio, una presa de pollo casi intacta
se enfría con desgano.
En la piel erizada ya hay puntitos de grasa.
Esta cocina es grande los domingos.
II
Los domingos
una presencia enorme
tiene costumbre de invadir la casa.
Algo hay en ella de animal marino,
de ballena varada que agoniza.
Se tensa el aire en las habitaciones,
y el silencio
trepa por las paredes como pulsión violenta.
Él duerme
y ella sueña
los domingos.
III
Los domingos
se pudre el tiempo como carne cruda
y expuesta al sol. El moscardón del tedio
pega contra el cristal y vibra el aire
cargado de una nueva pestilencia.
Algo se descompone
en un lugar que nos está vedado.
Todo aquí es duro encerramiento, piedra
tapando las salidas. Y allá arriba,
corona de arduo luto, los zamuros
girando en torno a nuestra vieja torre.
IV
Papá cocina los domingos silba
corta cebolla tasajea el cuello
de un conejo
de un cerdo de una oveja
de los faisanes de oro de los cuentos.
Papá cocina los domingos bebe
para inspirarse dice
y el cuchillo
sangra destila se impacienta chilla
como el conejo el cerdo los faisanes.
Rojo el achiote rojo el chile el vino
rojos los ojos turbios.
Qué tal sabe
mi guiso de venado mi cecina.
Arde en mi lengua quema en mi garganta
la voz que debería contestarle.
V
Saltaron cifras, nombres, fantasías.
Tú seguiste sonriendo con la copa en la mano.
Entonces vi mi sombra saltar sobre tu sombra,
y el cuchillito curvo brillando a mediodía.
Y cayó tu cabeza limpiamente,
del agujero fue brotando humo.
Ahora estoy mirando mis muñecas,
mis temblorosas manos extendidas.
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-Piedad Bonnett
Los hombres de mi vida
Colección Visor de Poesía
España, 2025