

Presentamos dos textos del reconocido poeta español.
Carlos Bousoño
Formulación del poema
Con la vida hecha añicos, despedazado el cántaro;
rota la soledad como una urna; la alegría
de aquella fina mañana, junto al mar,
destrozada porcelana de Sèvres; hermoso
plato de Talavera, la amistad y el amor,
hecho trizas aquí:
fragmentos duros de instantes, ruinas de primaveras,
de crepúsculos, polen
de docja, brillos repentinos de horas a la sombra del
olmo, en el jardín,
por el suelo;
bordes cortantes de semanas, de días
afilados como cuchillos, lentos
minutos de zozobra y dolor,
reverberando ahora;
trozos de baldosas y vasos
con interrumpidos dibujos de interminables meses
amarillentos o rojizos(como el ardiente amor):
con todo eso, en adoración fulgurante, en quehacer lento,
en fervoroso tacto,
levantar nuevamente con pulcritud y esfuerzo, sin que
le falte nada, el muro, el pasadizo 8estrecho,
oscuro), por donde fuiste difícilmente penetrando
hasta llegar aquí,
llena de cal la ropa, y el aliento mísero;
volver a levantar el túnel, el ojo de la aguja,
pero que sea al mismo tiempo templada habitación,
gozosa y ancha,
primaveral, extrema;
abrir un boquete en la noche para que entre la luz y puedas ver;
luz a raudales para que puedas ver;
tus manos, a las que nunca viste;
mirar tu rostro en el espejo, tus ojos, tu cansancio
en el espejo, para siempre, por una vez no más;
un agujero solo, un mínimo apetito
de luz, sólo por una vez, para mirar
por él mínimamente el aire transparente,
remoto.
Por una vez, el aire, el sol…
Monólogo hacia el destino
Ama este adefesio, este montón de abyecciones,
este calambre de dolor que levanta y deforma sin
resignación tu sufrir hasta el cielo,
la ola de tu padecer, que como un gigantesco brebaje
crece para tu amarga sed, crece sobre el abismo y la roca
sin Dios y sin ti,
crece sobre el innumerable desierto, el vacío interior,
el silencio aborigen;
crece, y estás tallado y esencial sobre el mundo,
de pie,
crece, y quieto estás, como una estatua de maestro
esplendor, donde la luz hubiese eliminado, con
cruel decisión todo halago superfluo,
crece, e inmóvil como lo que al fin fuera realizado y definitivo,
te instalas bruscamente bajo el inmenso cielo esculpido
y abrupto, poderosamente parado también
y surcado por pájaros de color detenido en la más brusca nota,
detenido en el momento supremo del cantar
detenido,
calderón absoluto del mundo, cuando tú, tras el viaje
del alucinante dolor, traspasados la linde y el portal sinuoso,
has llegado por fin hasta ti,
y te has instalado en ti mismo con recogimiento y cuidado,
y allí como en estricto hogar, sin sobrante, en reposo,
con fatalidad,
permaneces.