Aguas adentro
Del poemario Aguas adentro
Clau:
Dieciséis minutos tarda escribir una despedida. Fijar las palabras, cual puntillas, sobre una pared blanca.
El hueco permite advertir la humedad, mas no el lugar de la filtración. Dieciséis minutos. Tiempo justo
y suficiente. Un minuto más traería la duda, se ablandarían las palabras.
Ni más, ni menos. Dieciséis minutos de escritura lenta. En los que las manos descascaran la grieta. Los
ojos ven los restos, mojados, arrugarse al tocar el suelo. Dieciséis minutos en los que cambia la necesidad
de preservar la armonía del espacio por la de contener el relente.
Dieciséis minutos que en tus manos serán tres de lectura. Pasarás por la fecha, tu nombre, un contenido
legible y, al final, la firma borrosa bajo el rocío de una pared que se viene abajo.
Clau:
Guardaba estas palabras
anidadas en mi garganta
para decirte
la palabra amor no es el amor
y el olvido es
tan solo una palabra
para contarte
que el tiempo no está en el reloj
para hablarte
de la soledad de un cuerpo
—que nada entre los recuerdos—
para escribirte
este poema
que no es un poema
sino un testamento.
Día 7
Plinc, plinc, plinc
Ese incesante goteo
es el sonido de las palabras
escribir es d
e
r
r
a
m
a
r
s
e
Día 11
La depresión ha subido
como algo que solo le recuerda
a la marea de la bahía.
Claudia Hernández
I
Camino
entre los hibiscus
al consultorio
desde algún lugar
cercano o lejano
me acompañas
II
El doctor Carrasco
usa Converse rojos
como tú
Organiza las fechas
los acontecimientos
no dice nada concreto
como tú
Me hace preguntas
lo acostumbro al silencio
como a ti
Hacemos una actividad
recorto lágrimas hechas de fomi
cuando me pregunta qué he hecho
no encuentro las palabras
pero algo sonríe dentro de mí
III
En la sala de espera hace frío
las lágrimas recortadas
pueblan mis manos
una a una
las dejo caer al piso
una bahía hecha de lágrimas
Carrasco asoma tras la puerta
lo veo en el reflejo del agua
su voz
fuerte
clara
forma ondas concéntricas en el líquido
sus palabras llegan a mi orilla
como una ola
golpean mi cuerpo:
Debemos mantener el medicamento
Día 12
Alguien tapió las ventanas
el agua se estira en la oscuridad:
navego en la huida de la luz
Día 16
Antes de mi salida
Carrasco
en una hoja membretada
me entregó unas recomendaciones:
1.
Salir
sobre un pedestal vacío
oler la noche
Volver
al presentir la necesidad del tacto
con el tono acuoso de la madrugada
2.
En casa
las brasas frías del sofá
observarán la leve brizna acaparar
los espacios del calor en la ventana:
dejar lo húmedo ser
3.
Al dormir
cerrar cortinas
y no preocuparse:
el tránsito de las sombras
tan solo dibuja la impermanencia
4.
Al despertar
busque la luz
y en un frasco
guarde algunos rayos
5.
En caso de recaída
abra el recipiente
Día 18
Violeta me recuerda
las formas del amor:
Una vez
en medio de la lluvia
sus pies desnudos
caminaron sobre los charcos
—negros, estancados—
que se abrían a su paso
En casa
sequé sus plantas
reía:
sus carcajadas
apagaban los truenos
Otras veces
en la quietud de la noche
buscaba su aroma
como un colibrí
en una rosa cabizbaja
Encontrada la hondura
nadábamos
los chapoteos
del cuerpo
eran la voz del agua
De regreso a la orilla
Violeta descansaba
giraba el torso hacia la ventana
y al intentar abarcarla
me ahogaba en su espalda
Al despertar
la mañana y sus sonidos
llegaban claros
La luz del sol
—recostada en la cama—
entibiaba su piel
como si se hundiera en ella
Con mis manos
buscaba su calor
Violeta
abría los ojos
su luz
me guiaba
de nuevo
Adentro
mi cuerpo
conversaba
con el agua
antes
del temporal