Las mañanas quizá reúnen lo mejor de cada uno de nosotros, lo que queda de la escena convulsa de las noches, con su vigilia delirante y su urgencia onírica en las sílabas del mundo. Las mañanas con su escenario solar que irradia los símbolos del descubrimiento, los aspectos reveladores de creencias, logros, evidencias. Al vislumbrar su propia desnudez frente al espejo, la poeta Nina Maria conversa con sus fantasmas mientras toma café con ellos y decide las líneas cruciales de su propia existencia, de sus caminos y de su creación. Nacida en la ciudad de Santo Estêvão, Bahía, en 2000, Nina Maria es parte de la primera generación de poetas del presente siglo, con el inmenso desafío de desentrañar los signos y vicios de una tradición lírica que aún oscila entre el formalismo y el confesionalismo. Un momento decisivo a temprana edad fue el acercamiento de los editores de la reciente revista Ruído Manifesto, convirtiéndose en uno de sus curadores, actualmente responsable por la amplia difusión de la poesía joven en Brasil, encargándose también de promover la igualdad racial, combatir el racismo y valorar la cultura afrobrasileña y africana. Nina es licenciada en Literatura con Lengua Francesa por la Universidad Estatal de Feira de Santana. Autora de los libros A flor da pele (2019), Ela – Poemas e cartas de amor (2020), Há nove luas em mim (2020), Eu vendaval, eu furacão (2021). Como ella misma destaca en una nota autobiográfica, tiene a la poesía como su esencia y guía en la vida, escribe para no morir y para darle sentido al universo en el que vive, mencionando además que su poesía se presenta de manera vibrante y visceral, siempre a flor de piel, haciendo sentir su presencia en varias antologías nacionales e internacionales. Es naturalmente de gran importancia proporcionar los estímulos necesarios a un joven poeta que enriquezca el jardín solar de una poesía que comienza a abrir caminos en todo el país, definiendo un mapa tan diverso como sugerente en imágenes y alcance verbal.