

Presentamos dos textos del gran poeta francés en la traducción al español de Claire Deloupy,
Guillaume Apollinaire
OH PUERTAS DE TU CUERPO
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y las he abierto todas
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas
En la primera puerta
La Clara Razón ha muerto
Era ¿te acuerdas? el primer día en Niza
Tu ojo izquierdo así como una culebra se desliza
Hasta mi corazón
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada
izquierda
En la segunda puerta
Ha muerto toda mi fuerza
Era ¿te acuerdas? en un albergue en Cagnes
Tu ojo derecho palpitaba como mi corazón
Tus párpados latían como en la brisa laten las flores
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada
derecha
En la tercera puerta
Escucha latir la aorta
Y todas mis arterias hinchadas por tu solo amor
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído
izquierdo
En la cuarta puerta
Me escoltan todas las primaveras
Y aguzando el oído se escucha del bonito bosque
Subir esta canción de amor y de los nidos
Tan triste para los soldados que están en la guerra
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído derecho
En la quinta puerta
Es mi vida que te traigo
Era ¿te acuerdas? en el tren que volvía de Grasse
Y en la sombra muy cerca muy bajito
Tu boca me decía
Palabras de condena tan perversas y tan tiernas
Que pregunto a mi alma herida
Cómo pude oírlas sin morir
Oh palabras tan dulces tan fuertes que cuando lo pienso me
parece tocarlas
Y que se abra de nuevo la puerta de tu boca
En la sexta puerta
Tu gestación de putrefacción
oh Guerra está abortando
He aquí todas las primaveras con sus flores
He aquí las catedrales con su incienso
He aquí tus axilas con su divino olor
Y tus cartas perfumadas que huelo
Durante horas
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado izquierdo
de tu nariz
En la séptima puerta
Oh perfumes del pasado que la corriente de aire se lleva
Los efluvios salinos daban a tus labios el sabor del mar
Olor marino olor de amor bajo nuestras ventanas se moría
el mar
Y el olor de los naranjos te envolvía de amor
Mientras en mis brazos te acurrucabas
Quieta y callada
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado derecho
de tu nariz
En la octava puerta
Dos ángeles mofletudos cuidan de las rosas temblorosas que
soportan
El cielo exquisito de tu cintura elástica
Y heme aquí armado con un látigo hecho con rayos de luna
Los amores coronados con jacinto llegan en tropel.
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu grupa
Con la novena puerta
Es preciso que salga el amor mismo
Vida de mi vida
Me junto contigo para la eternidad
Y por el amor perfecto y sin ira
Llegaremos a la pasión pura y perversa
Según lo que queramos
A saber todo a ver todo a oír todo
Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor
Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo
Entre dos columnas de perfección
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos
saben abrir tan bien
LAS NUEVE PUERTAS DE TU CUERPO
Este poema es solo para ti Madeleine
Es uno de los primeros poemas de nuestro deseo
Es nuestro primer poema secreto oh tú a quien amo
Es suave el día y la guerra tan suave
¡Si fuese preciso morir!
¿Tú lo ignoras virgen mía? En tu cuerpo hay nueve puertas
Yo conozco siete y dos quedan cerradas para mí
He asaltado cuatro, he entrado, no esperes ya que salga
Porque he entrado en ti por tus estrellados ojos
Y por tus orejas con las Palabras que gobierno y que son mi
escolta
Ojo derecho de mi amor primera puerta de mi amor
Había bajado la cortina de su párpado
Tus pestañas colocadas delante como los soldados negros
pintados en un vaso griego
Párpado, pesada cortina de terciopelo
Que ocultaba tu mirada clara
Y pesada
Semejante a nuestro amor
Ojo izquierdo de mi amor segunda puerta de mi amor
Semejante a su amiga y casta y pesada de amor como él
Oh puerta que lleva a tu corazón mi imagen y mi sonrisa que
brilla
Como una estrella semejante a tus ojos que adoro
Doble puerta de tu mirada te adoro
Oreja derecha de mi amor tercera puerta
Tomándote llegué a abrir enteramente las dos primeras
puertas
Oreja puerta de mi voz que te ha persuadido
Te amo a ti que das un sentido a la Imagen gracias a la Idea
Y a ti también oreja izquierda que de las puertas de mi amor
eres la cuarta
Oh vosotras orejas de mi amor yo os bendigo
Puertas que os abristeis a mi voz
Como las rosas se abren a las caricias de la primavera
Por vosotras mi voz y mi orden
Penetran en todo el cuerpo de Madeleine
En él entro enteramente hombre y también enteramente
poema
Poema de su deseo que hace que yo también me ame
Ventana izquierda de tu nariz quinta puerta de mi amor y de
nuestros deseos
Por ella entraré en el cuerpo de mi amor
Entraré sutil con mi olor de hombre
El olor de mi deseo
El acre perfume viril que embriagará a Madeleine
Ventana derecha sexta puerta de mi amor y de nuestra pasión
Tú que sentirás como tu vecina el olor de mi placer
Y nuestro olor mezclado más intenso y más exquisito que una
primavera en flor
Doble puerta de las narices de mi amor te adoro a ti que
prometes tantos placeres sutiles
Tomados del arte de los vapores y las fragancias
Boca de Madeleine séptima puerta de mi amor
Te he visto oh puerta roja abismo de mi deseo
Y los soldados que ahí se encuentran muertos de amor me han
gritado que se rinden
Oh puerta roja y tierna
Oh Madeleine hay aún dos puertas
Que no conozco
Dos puertas de tu cuerpo
Misteriosas
Octava puerta de la gran belleza de mi amor
¡Oh ignorancia mía semejante a soldados ciegos entre los
caballos de Frisia bajo la luna líquida de Flandes en agonía!
O más bien como un explorador que muere de hambre de sed
y de amor en una selva virgen
Más sombría que el Erebo
Más sagrada que la de Dodona
Y que deja adivinar una fuente más fresca que la de Castalia
Pero mi amor encontraría allí un templo
Y tras haber ensangrentado el atrio donde vela el encantador monstruo de la inocencia
Descubriré y haré brotar allí el más ardiente géiser del mundo
Oh mi amor mi Madeleine
Ya soy el dueño de la octava puerta
Y tú novena puerta aún más misteriosa
Que te abres entre dos montañas de perlas
Tú más misteriosa aún que las demás
Puerta de los sortilegios de los que no se osa hablar
Tú también me perteneces
Suprema puerta
A mí que llevo
La llave suprema
De las nueve puertas
Oh puertas abríos a mi voz
Yo soy el dueño de la llave.