Alejandra Lerma

En caso de emergencia

 

 

 

 

 

Retrato de mi abuela

 

Mi abuela vive en lo oscuro

pasa horas infinitas mirando al techo

 

Dice que le duele el dolor

arrastra sus temblores junto a la silla de ruedas

a veces se olvida de su nombre

 

Sus manos se agitan al comer

recuerdo que una vez me alimentó

que me limpió la boca

y me enseñó palabras

todo lo hizo muy firme

estuvo viva para que yo viviera

 

No soy buena cuidándola

me asusta su tristeza

 

Temo envejecer con tanta angustia

mirarme en un reflejo

verme como ella

preguntarme dónde están mis hijos

y no poder llorar de la vergüenza

 

Marina

nunca ha visto el mar

siempre evitó los viajes y el amor

se fue quedando muda cansada de escucharse

entre la soledad de las pastillas

 

La miro desde lejos

como a una extraña

 

Se mece entre sus dedos la camándula

el olor de lo que muere la corroe.

 

No comprendo la inclinación de la balanza

quién le ofrendó su peso

cuándo vendrán por ella

dónde guardaron

bajo llave

su alegría.

 

 

 

 

La frontera no existe

 

La frontera no existe

no es posible decir: esto es la vida

allí empieza la muerte

donde crece el fruto la raíz se pudre

los que nacen se rodean de moscas

sobre los cadáveres crecen las flores

 

La muerte vibra

necesita alimento, llena sus fauces afiladas con belleza

la piel cambia, el río mengua, el hueso cruje

mis ojos se cierran para verte.

 

 

 

 

En caso de emergencia 

 

La psiquiatra te pide que hagas un listado

con todos los nombres de la gente que puedes llamar en caso de emergencia

 

Descartas con rapidez:

los que te consideran normal, porque te ven sonreír y leer con perfecta dicción

las que usan diminutivos con tu nombre, pero solo te conocen en fotos

con quienes firmas contratos

a quienes traicionaste antes de tiempo

los que se alegrarían de verte en una ambulancia

las compañeras de oficina

los demasiado felices o distraídos para interrumpir en las madrugadas

los que usan perfumes empalagosos

 

Estás cansada de involucrar a mamá, también la tachas

tu hermana no te habla hace más de dos años

tu mejor amiga vive en Turquía

tu pareja está teniendo sexo, con una mujer de larga cabellera negra

a quince horas de distancia en avión

mientras escribes estas palabras como incendios, en una cama, donde solo cabes tú

 

Te quedan los nuevos amigos, que no conocen la profundidad de tu abismo

te queda la mujer a la que le alquilas una habitación, pero solo dices hola y hasta luego,

no puedes decir auxilio

te quedan los amantes, que no quieres espantar con el horror de lo cierto

te quedan los gatos que perdiste por dejar ventanas abiertas

te quedan los muertos con quienes conversas sin fatiga, sin esperanza

 

Te queda una hoja en blanco

en caso de emergencia.

 

*Poema ganador del Mundial de Escritura, Buenos Aires 2023.

 

 

 

 

Noticias de última hora

 

Esta mañana alguien abrió la ventana

y estiró su mano para llenar de arroz el aire;

17 torcazas comieron

 

A las 9 y 30 bajo la lluvia, un señor invitó a un

total desconocido a compartir su sombrilla; los

dos se rieron del mal tiempo

 

La chica del restaurante le sirvió doble porción

de pastel a la niña que escuchaba la pelea de sus

padres

 

Un taxista le regresó la billetera a una anciana

olvidadiza

 

En el jardín infantil, Diana le regaló el color violeta

a Manuela para que terminara el arcoíris

 

Desde una fila del bus, una mujer le sonrió a otra

mujer que lloraba

 

Un vecino le dio de comer a un gato callejero

 

Juan escuchó una canción y cantó en voz alta;

en el fondo del salón rieron 6 personas

 

Un perro espantó a una bandada de pájaros

que cruzó el cielo amarillo

 

Entre las grietas del pavimento

creció una brizna de pasto

 

Desde el edificio más bajo

se pudo ver un puñado de estrellas

 

Nada de esto dijeron las noticias

 

La Tierra siguió girando en torno al sol y millones

de latidos palpitaron en los cuerpos

 

Una corriente silenciosa de milagros

atraviesa las horas cada día

parece que nadie se entera

 

Seguimos en un mundo terrible y abismal

nos dicen en la televisión

dos personas que después del trabajo

salen a comer juntas y se abrazan en la noche.

 

 

 

 

Compartir el dolor

 

A Nathalia Arango

 

Mi mejor amiga y yo menstruábamos juntas

compartir el dolor

es la mayor forma de intimidad

 

Nos mirábamos la cara triste

el vientre hinchado

y aferradas a un helado

llorábamos la imposibilidad de ser distintas

 

Todos los hombres nos quebraban la calma

nos preguntábamos mil veces

si la sangre se notaba

queríamos ser discretas

pero alzábamos la voz en un aullido

 

Ella se fue a Estambul, descifra los sonidos de otro idioma,

se cubre de aromas ajenos, el sol la encuentra primero

 

Yo permanecí en la misma calle, con el calor prometido

y la misma luz en la ventana

 

A veces nos escribimos

para recordar que seguimos siendo iguales

 

Las distancias pesan lo mismo que el cariño

y en un asombro infantil nos damos cuenta

que seguimos sangrando juntas

el lenguaje del cuerpo nos enlaza

las fronteras que cruzamos las desdibuja el viento.

 

 

 

 

La vida es el poema

 

A papá

 

De alguna manera todo se ha convertido en una metáfora

la vida es el poema

y yo busco

como quien hurga la tierra

y solo encuentra más tierra

 

Cada hoja seca, cada borde despicado de un vaso,

cada latido de lo inerte

tiene tu nombre

me llamo igual que tú

vives en cada intento de mi olvido

 

Mi dolor es un templo

en el que entro con los pies descalzos

me acuesto sobre el suelo y miro los arcos, los vitrales,

las estatuas de sal que edificaste

para que yo conociera los rostros de la ausencia

 

Todas las palabras son débiles ante la muerte

la muerte es el mayor de los silencios

 

Tendríamos que inventar un lenguaje que anteceda a lo humano

como los animales que se buscan para sentir calor

Estuve recostada en tu pecho, antes de que todo existiera

 

Te he llevado al fuego y eres nada

tus cenizas pesan lo mismo que el viento

 

Te busco en todos los lugares a los que nunca iremos juntos

el futuro es la confirmación de que no existes

 

Ya se ha ido la rabia

y estoy sola

 

Me estoy rompiendo las manos al escribirte

pero te encuentro en estas letras

Inútiles y sagradas

como tu muerte.

 

 

 

 

Un bálsamo que apacigua a las bestias

 

Esperar es un verbo complicado

la silla de mi izquierda es el vacío

el conjuro se rompe

 

En el fondo hay luces y una orquesta

el lamento del chelo es una herida

rodeada de agua

peces de mil colores me atraviesan

su traslucida danza hipnotiza la noche

 

Hay algo irreparable, irrepetible

en este instante que muere

tu nombre es un incendio en mi memoria

invoco al dios de los olvidos

la música es un bálsamo que apacigua a las bestias.

 

*Poema ganador del Concurso de Poesía de la Casa Silva, Colombia (2023)

 

Alejandra Lerma Cali, Colombia (1991). Nació bajo el signo de leo, creció en las montañas de Restrepo, un pueblo del suroccidente colombiano. Es comunica ... LEER MÁS DEL AUTOR