Diana Elsa Morán. Has de surgir en mí gota por gota

 

Presentamos tres textos de la imprescindible autora panameña.

 

 

Diana Elsa Morán

 
AHORA LLEVO EL ISTMO EN CADA PORO

Ahora llevo el Istmo en cada poro
y una página pura
para tatuar historias sin canales.
¡Ahora soy coro-sangre de tu himno,
el asta en la bandera,
metálica violeta de combate!
Ahora sé que clandestinamente
tenemos que sembrar jazmines rojos
para que el estallar indomable
de su aroma proletario
nos devuelva:
La dignidad… la tierra… los productos…
Las rondas infantiles sin betunes,
los motetes robustos de mazorcas,
los suburbios con trajes de domingo,
la comida puntual de los obreros,
las entrañas de coco de la paz,
los crepúsculos-naranjas del poema,
los humanos derechos
en las simientes del amor fertilizado.
Ahora sé
que somos en abrazos temporales;
pero infinitos en la lucha cósmica
por la felicidad de todos.
Y cuando la hora-golondrina nazca
de los senos-arenas de clepsidra,
la amaré como ésta
de armónica vivencia…
(Brotarán del vientre de recuerdos próvido
nostálgicas alondras
que edificarán hogares
en tu cuello poblado de kilómetros)…
No… No habrán lluvias salobres
-por las alas paralelas-
ni suicidio de vuelos.
Seguirás en mis almanaques
como si duplicara la matriz
la esencia de tu gesto.
Seguiré vertical
-sobre la ausencia-
con tu abecedario:
¡Paloma de macano combatiente,
volando con mis versos
hacia el pueblo!

 

 

HAS DE SURGIR EN MÍ GOTA POR GOTA

Has de surgir en mí gota por gota,
sueño en retorno a su carnal esencia,
lluvia que el fuego dulce precipita
en lloro fecundado al nacimiento.
He de vivir la curva dilatada
en plenitud de sagitario,
salve creciente, vaso de flor viva,
madurarás en mí
hueso por hueso
hasta sacar del limbo tu presencia…
Duplico…
Eres…
Somos…
Victorioso subir de plenilunio
jazminiza la fuente de los senos.

 

 

CONVICCIÓN DE GOLONDRINAS

Con total convicción de golondrinas
sin pretender sembrar un árbol
ni cosechar un hijo
con la maleta lista para un mañana
próximo
buscamos
una mesa
dos sillas
y algunas tazas
hicimos un librero portátil
de ladrillos y tablas:
allí enredamos a Marx
la Biblia
Mao Tse Tung
los veinte poemas de amor y una
canción desesperada.
Entre un ojo abierto
y el otro cerrado
los ríos de cuándos y más cuándos
se secaron.
Sandino
El Che
Angela Davis
poblaron la orfandad de las paredes
de boinas
y panteras militantes;
sin amnistía
los otoños inundaron los vasos
de septiembres
octubres
y diciembres oxidados
mientras la primavera
bondadosa madrina
insiste en ofrecernos
un poquito de casa.
En la mesa
con paciencia
servimos la convicción de golondrinas,
las cucarachas sonríen con los
pensamientos,
la maleta está lista
para un mañana próximo o lejano,
el corazón nos espera
a nivel de las sales.