Hilda Hilst. De la noche

 

Presentamos un texto de la célebre poeta brasileña en la traducción al español de José Ioskyn.

 

 

 

Hilda Hilst

 

 

DE LA NOCHE

 

I

Vi las yeguas de la noche galopando entre las viñas
Y buscando mis sueños. Eran soberbias, altas.
Algunas tenían manchas azuladas
Y el dorso relucía igual que la noche
Y las mañanas morían
Debajo de sus patas encarnadas.
Las vi sorbiendo las uvas que pendían
Y los belfos eran negros y mojados.
Unísonas, resollaban.
Vi las yeguas de la noche entre los escombros
Del paisaje que fui. Vi sombras, belfos y trampas.
Lazos de piedra y paja entre las alfombras
Y, vasto, un pozo tragando mi nombre y mi retrato.
Las vi tumultuosas. Intensas.
Y en una de ellas, insomne, a mí me vi.

 

 

XII

Un cementerio de palomas
Bajo las aguas
Y aguas vivas en la ceniza
Óseas y laxas sobras
De mi vida y la tuya.
Un pedazo de muro
En la creciente
Plomadas enterradas, nacientes
En el cielo
Indescifrables sobras
De mi vida y la tuya.
Un círculo sangriento
Una luna herida por unas garras
De nosotros el oscuro centro.
Y en el abismo de nosotros
Había sol y miel.

 

 

XXV

Insensatez y sombra.
Fue lo que se apoderó de mí
Cuando sonámbula
Amoldé mis pies a tu camino.
Una distorsión de luces y lirios
Lagunas rojizas, voces
Venidas de no sé dónde, vivas
Me hicieron suponer que tu camino
Era la luz de mi paso, merecida
Porque en la lucha y a solas pasé
Toda mi vida.
Y ahora sé que las palmas del martirio
Brillaban
Y rojizos
Eran los lagos de desnudez y sangre
Y viva era mi propia voz
Maldiciendo mi nombre.