Dimitris Kanelópulos

Los años del secreto

 

 

 

(Traducción al español de Virginia López Recio)

A continuación, presentamos 6 poemas traducidos al español de su colección
Το φράγμα της μνήμης [La barrera de la memoria], publicado en Atenas en 2017.

 

 

 

 

LOS AÑOS DEL SECRETO

 

“El secreto de mi Empresa me lo enseñaron dos.

Viví con ellos muchos años en el campo

y con el tiempo

me quedé solo”.

 

Ellos siguieron.

 

“No tenía a nadie

ni papeles que arreglar.

Tenía un caballo.

Éramos dos,

mi caballo y yo”.

Y marchaba.

 

Sólo algunas voces que decían

sin papeles no haces nada,

no eres nada.

Y nos juntamos contigo.

 

Y luego

“brilló la luna en mitad de la noche.

Y “brillando la luna”, salí a la calle.

Para irme, para no ver y no oír;

pero no tenía el testimonio, es decir, la bienvenida,

ni papeles míos.

 

Dónde fueron los amigos?

El juramento y la sangre?

 

 

 

 

NO QUIERO OÍRTE MÁS

 

¿Y ahora qué hacer con nuestro “amor”

que me ahogó y no me dejó

un respiro en la vida?

Las grandes palabras, con que confesabas

mientras con detalles de tu vida

quieres inocular las generaciones

venideras.

 

¡No! No quiero oírte más.

¡No te creo!

Porque yo

jamás quise

perturbar tu tranquilidad.

Me afanaba por encontrar un brazo compañero,

un puerto. Junto a ti, por el mismo Fin

salir por las noches al acecho.

 

Tú dijiste en voz baja que

me haría “mensajero de la autoridad”.

Sin embargo, después

no me diste las palabras;

e iba como ciego

cuando tú pedías declaraciones

para el Caso.

 

Así,

puesto que no confiaste en mis palabras

¿qué mensajero querías que me hiciera?

 

 

 

 

RESPUESTA A UN POEMA

 

Y decirte

que mi vida se llenó de amor

desde tiempo atrás, cuando

en una fría noche

en el territorio del conde rojo

pronuncié la frase:

“quiero dos hijas, como tú…”.

 

Y luego

llegaron tiempos difíciles!

Perdí mi vieja fe

y el molino, y el caballo, y los camaradas

pero, lo sabes, amé mucho

la belleza y me tendí a su lado

y los momentos, y las imágenes, y las ciudades

y los trenes

y todo cuanto llevo en mi macuto

los sábados

Y el 73!

El 73, pues, eres tú

y los niños de todo el mundo

que dais color al lugar

Y os oigo hablar,

enamoraros

quereros

heriros

quereros de nuevo

y de nuevo creer.

Y por último

quiero decirte que no

soy especialista en responderte

sobre lo que me supera,

pero seguro te diré una cosa:

poesía eres tú y mi otra hija…

 

 

 

 

IMÁGENES DE OTRA ÉPOCA

 

La ola salvaje me arrojó a tus lugares.

 

Junto a ti me quedé tiempo.

Mi vida tiene rebanadas de tu pan;

zumos de ciruela y extracto de uva,

mi sangre, mis ojos

nieblas pesadas de piedra

y nieve blanca.

 

Besos fáciles de muchachas

en las oscuras sombras de los árboles

una Primavera avanzada

en la Residencia de Estudiantes Haṣdeu.

Miradas de guardas y angustias al atardecer

mientras la soledad bajaba del Feleac

y anidaba en el pecho.

 

En las noches,

sonidos de violines del restaurante Astoria

saltan sudados al Río;

desaparecen en las heladas aguas.

 

Brilla en el recuerdo

el cuchillo de plata que sacó

el árabe en la noche;

ilumina un instante

su astuta sonrisa

la que hizo que se desmayasen

los cuerpos de las mujeres.

 

Yo

guardé dentro de mí todas las lluvias

que ahora manan y suben a la mirada

las imágenes mojadas de una época

que mi mano no dice de dejar.

 

 

 

 

PALABRAS CARGADAS

 

Dejé de hablar con palabras cargadas.

Ahora me hago brisa

y bajo

a la calle Asimeniu Majeriú.

 

Tú ya no existes.

Así, no entenderás que

todos tus pronósticos

se han hecho realidad!

 

Soy yo quien

me hago brisa;

y subiendo ahora

a la cima Filaret

con falsas ilusiones

me quedo fuera de la vieja iglesia

con las pinturas.

 

Es un momento difícil.

Cómo enfrentarme a las consecuencias

de la vanidad frente al tiempo,

a las vueltas del tiempo,

a las evasivas.

 

Quiero decir

que aún busco

por los caminos mojados

tu figura;

tu aliento por un instante

sostener en mis puños.

 

¡En el camino nadie!

Me doy la vuelta

en los escalones desgastados

de la calle Xenofonte.

Subo despacio,

con tirantez en la mirada

desarmado, sin las viejas palabras cargadas

intentando encontrar en vano

una huella tuya.

 

Oigo únicamente las voces de los niños

mientras bajan una cuesta por las callejuelas

para encontrarse con el bullicio de la Avenida.

 

Ahora que todo lo veo con claridad

hecho mármol

sobre el peldaño de la noche.

 

 

 

 

EL SUEÑO DE LA PUERTA NEGRA CON LOS CÁNTAROS

 

Fue en mitad del verano.

Te compré un anillo

para que llevases un poco de oro y de plata

en la mano.

Para que me recordaras.

 

No tenía más fuerzas.

 

Al verano siguiente

perdí la voz.

Vi en mi sueño la puerta negra

cerrada a cal y canto

y sobre ella los cántaros

secados al sol

 

Tras ella

oía tu voz

pero estaba cerrada

Y no podía entrar.

 

Para verla.

 

Entonces te hiciste pájaro negro;

volaste sobre mi vida.

 

Y el mediodía se hizo hielo.

 

Dimitris Kanelópulos (Δημήτρης Κανελλόπουλος) nació en 1954 en Nemuta Ilías, en el municipio de la Antigua Olimpia. Estudió Historia y Fi ... LEER MÁS DEL AUTOR