Jardín de sombras
*
todo lo puede la luz
todo lo toca
atraviesa cuerpos
modifica su estructura
cambia de rumbo lo que vemos
todo respira por la luz
todo lo extingue
jardines
ríos
árboles del sueño
todo devora la luz todo lo engulle
hambriento fantasma
tigre solar de anillos cósmicos
todo lo encuentra la luz
nada se escapa
todo lo ve todo lo oye
y sin embargo
nada a la luz le pertenece
*
todo a nuestro alrededor
nació primero
porque antes que la luz
la sombra estaba
somos un artefacto de los días
mecánica natural de los sentidos
somos el ruido y la tristeza
el fuego y el espasmo
somos
el movimiento del bosque sin el bosque
*
nada en la belleza me conmueve
porque la simetría natural
no tiene mérito
la armonía del mundo
es asunto de los astros
y no de las personas
estoy con la fealdad por disidente
por desajustar
el equilibrio orgánico del todo
el horror y lo deforme
lo estrictamente nauseabundo
es
en verdad
irrepetible
lo feo en sí mismo me apasiona
por no ser la excepción
sino la regla
*
lo que no se nombra no existe
a pesar de que la gente reconozca su olor
o su sonido
para que algo de verdad ocurra
debe ser puesto en la boca
y devuelto al mundo
en forma de luz distorsionada
eso es la palabra
la confirmación luminosa de algo que sabemos
muy adentro de nosotros,
que mancha la realidad
y la transforma.
*
lo que le sucede al cuerpo no es el día, no es
la luz devota abierta sobre la piel,
como una flor amarilla y profunda que todo devora.
lo que le sucede al cuerpo
no es la sangre mármol fragmentada
agolpándose en los órganos;
no es el frío tiempo, la noche violácea,
el espantapájaros que vive adentro de nosotros.
lo que le sucede al cuerpo terremoto,
iris de agua, jardín para leprosos,
es el grito de los pájaros, su conversación animal
inoportuna,
que pausa el pensamiento,
que entorpece la lengua: aguacero adentro del oído,
metralla que se aviva con el gallo.
¿de dónde metales vienen su gorjeo,
qué plumas rabia en lo alto de la rama rota,
por qué tranvía adentro,
parvada de cristales?
*
el fin del mundo llegará
y no será como pensamos,
al contrario de lo que dicen las películas,
será en silencio.
la bomba atómica no estallará
en la puerta de la casa,
ni acabará con nosotros
una epidemia propagada
por animales de un continente exótico.
no terminaremos en la boca de los muertos,
ni devorados por reptiles revividos
en laboratorios con vista hacia la selva.
no caerá del cielo un meteorito gigante,
ni las olas se tragarán a las ciudades;
ninguna nueva era glacial llegará de pronto
a congelarnos,
como a los mamuts de la tundra siberiana.
el fin del mundo llegará a nosotros sin aviso,
disfrazado de una tristeza íntima,
una soledad en llamas.
y nos roerá el corazón
hasta dejar un hoyo irreparable,
una grieta por donde la vida fluya lentamente,
hacia el helado continente de los muertos.
*
nada ocurrió como creemos,
la luz que habita en la memoria
es en realidad
un pozo eterno:
un árbol infinito que decrece
y hunde sus raíces en la niebla.
su imperfecta cadena de sonidos
y visiones
alimenta al espejismo,
el eco oscuro que se mueve
en dirección contraria al tiempo.
aferrarse al pasado es inútil:
el único objetivo de la vida
es el olvido,
esa forma de tormenta
que riega todo
y todo lo pone en su lugar.