Nuevas formas de decir adiós
Carta de renuncia
¿Qué sucede si desisto?
¿Si en la mañana primera
presento mi renuncia?
Si solo somos olvido
en permanente trasegar,
¿por qué insisto en elevar mi nombre,
en ocultar la angustia de caminar en círculos
encorvando mi sombra?
Soy una frágil presencia poética,
un escarabajo de piel
decorando la ventana.
Toda una vida
del tamaño de un insecto.
Original y copia
Escribir es recobrar
la nutritiva expresión de las palabras,
retomar el olvidado arte
de iluminar abismos.
Escribir sin detenerme
en cuestiones retóricas
para salvarme de la opacidad
de ser copia en los juzgados
de desgastar mi traje de señora
entre frases malolientes
enredadas en cajones.
Profesional especializado grado 16
Responder al llamado
de la poesía
con la fe ciega del peregrino.
Escribir es huir de los correos
y del sinsentido burocrático
de las horas malgastadas.
Escribir
para recordar a la que fui,
tan ligera aún
parecida a lo humano,
salpicada de metáforas
y de espalda al desencanto.
Libre de habitar la celda oficinista
decorada con trajes descocidos
y uniformes obedientes
en tinta apresurada,
y ascensores y siniestras barandillas,
donde se pasea el orgullo
entre membretes
y figuras oficiales.
Nuevas formas de decir adiós
Diez años fungiendo de abogada
fingiendo no ahogarme
en el sinsentido de un cuerpo
dócil al desencanto,
sujeto a rendir cuentas e informes
y a resolver asuntos burocráticos.
Tantos años
imaginando en secreto
nuevas formas de decir adiós
sin atreverme.
Sucede que he mentido
para llegar hasta aquí.
No ensalzo la terquedad
de andar este único camino,
la práctica alargada
de repetir muletillas:
buenos días, doctor,
cordial saludo,
adjunto a la presente.
Este cuerpo
supervisado en las pantallas,
se pasea en los corredores.
Una década completamente ajena
enviando notas de rescate
en botellitas de vino,
perdida por la ceguera autoimpuesta
de malvivir y maldecir
mi vocación de ser sombra
y trémulo vacío.
Blanca suave niña
He soñado
con elevar mi voz
y mis palabras,
olvidar mi ser agazapado
y triste
en esta mueca sobreactuada.
Porque he sido
blanca
suave
y niña
y han roto mis vestidos con navajas.
Nada permanece conmigo,
sólo la palabra: Adiós,
y desdoblada.
Puerta giratoria
Como puerta giratoria,
mi corazón
es un ritual de paso
para retener la sombra.
Adiós de ceniza
La vida es primero llanto
y finalmente ceniza
un presuroso viaje
hacia la morada multitudinaria.
Un pasaje ilusorio
rodeado de muros y máscaras
en donde seres parecidos a lo humano
deambulan creyéndose separados del mundo
y de los otros.
Hasta que llega muy pronto la muerte
y presiona con su pesado puño los ojos
y oculta el cadáver en un césped de rosas
con su antipático adiós de ceniza.
Mientras tantos seres invisibles
ausentes del tiempo y sus mutaciones,
forman la fila milenaria
para volver a la vida
y disfrutar de la brisa,
del sabor del pan
y de los besos
abiertos y espaciales.