Linda Barbosa

Nuevas formas de decir adiós

 

 

 

 

 

Carta de renuncia

 

¿Qué sucede si desisto?

¿Si en la mañana primera

presento mi renuncia?

 

Si solo somos olvido

en permanente trasegar,

¿por qué insisto en elevar mi nombre,

en ocultar la angustia de caminar en círculos

encorvando mi sombra?

 

Soy una frágil presencia poética,

un escarabajo de piel

decorando la ventana.

 

Toda una vida

del tamaño de un insecto.

 

 

 

 

Original y copia

 

Escribir es recobrar

la nutritiva expresión de las palabras,

retomar el olvidado arte

de iluminar abismos.

 

Escribir sin detenerme

en cuestiones retóricas

para salvarme de la opacidad

de ser copia en los juzgados

de desgastar mi traje de señora

entre frases malolientes

enredadas en cajones.

 

 

 

 

Profesional especializado grado 16

 

Responder al llamado

de la poesía

con la fe ciega del peregrino.

 

Escribir es huir de los correos

y del sinsentido burocrático

de las horas malgastadas.

 

Escribir

para recordar a la que fui,

tan ligera aún

parecida a lo humano,

salpicada de metáforas

y de espalda al desencanto.

 

Libre de habitar la celda oficinista

decorada con trajes descocidos

y uniformes obedientes

en tinta apresurada,

y ascensores y siniestras barandillas,

donde se pasea el orgullo

entre membretes

y figuras oficiales.

 

 

 

 

Nuevas formas de decir adiós

 

Diez años fungiendo de abogada

fingiendo no ahogarme

en el sinsentido de un cuerpo

dócil al desencanto,

sujeto a rendir cuentas e informes

y a resolver asuntos burocráticos.

 

Tantos años

imaginando en secreto

nuevas formas de decir adiós

sin atreverme.

 

Sucede que he mentido

para llegar hasta aquí.

No ensalzo la terquedad

de andar este único camino,

la práctica alargada

de repetir muletillas:

buenos días, doctor,

cordial saludo,

adjunto a la presente.

 

Este cuerpo

supervisado en las pantallas,

se pasea en los corredores.

 

Una década completamente ajena

enviando notas de rescate

en botellitas de vino,

perdida por la ceguera autoimpuesta

de malvivir y maldecir

mi vocación de ser sombra

y trémulo vacío.

 

 

 

 

Blanca suave niña

 

He soñado

con elevar mi voz

y mis palabras,

olvidar mi ser agazapado

y triste

en esta mueca sobreactuada.

 

Porque he sido

blanca

suave

y niña

y han roto mis vestidos con navajas.

 

Nada permanece conmigo,

sólo la palabra: Adiós,

y desdoblada.

 

 

 

 

Puerta giratoria

 

Como puerta giratoria,

mi corazón

es un ritual de paso

para retener la sombra.

 

 

 

 

Adiós de ceniza

 

La vida es primero llanto

y finalmente ceniza

un presuroso viaje

hacia la morada multitudinaria.

 

Un pasaje ilusorio

rodeado de muros y máscaras

en donde seres parecidos a lo humano

deambulan creyéndose separados del mundo

y de los otros.

 

Hasta que llega muy pronto la muerte

y presiona con su pesado puño los ojos

y oculta el cadáver en un césped de rosas

con su antipático adiós de ceniza.

 

Mientras tantos seres invisibles

ausentes del tiempo y sus mutaciones,

forman la fila milenaria

para volver a la vida

y disfrutar de la brisa,

del sabor del pan

y de los besos

abiertos y espaciales.

 

Linda Barbosa Poeta y abogada nacida en San Gil, Colombia, 1988. Especialista en Derecho Público con maestría en Derechos Humanos de la Universidad Inte ... LEER MÁS DEL AUTOR