Pedro Giraldo Sánchez

 

Fue necesaria la soledad…

 

 

 

 

 

XXXVIII

 

En el jardín se amontonan

como hojas secas los recuerdos.

Al final de la tarde

un suspiro deshace la memoria.

Todo se desmorona

en el concierto de las flores

que incendia el tiempo.

En las ruinas,

un ave picotea el olvido

y su extraviado canto

se alimenta de silencio.

Ahora, eternamente,

escucharás el rocío

que avanza entre las sombras

de los árboles.

En sus húmedas grietas

renace el insecto que teje el abismo

donde brotarán las palabras.

 

 

 

 

XXXIV

 

Escribiré un poema

donde pueda escuchar

el eco de tu voz

en la caída de las hojas de un jardín

en el que abandonaste tu cuerpo.

Te buscaré en el verso

donde tejiste tus sueños

y tu savia hizo florecer

mis labios de piedra.

En la desnudez de la flor

escribiré un poema

para que puedas sentir la tormenta

que albergan mis manos.

 

 

 

 

XXXIII

 

Déjame leer los poemas

que escribes en la piel de la noche,

mientras la muerte sostiene en sus manos

las palabras desprendidas de tus labios

condenados a la espera.

Ver tu rostro en el pañuelo

con el que limpias el peso del día

y la última sonrisa que tus manos

cosecharon en el bosque

donde habitan tus muertes.

Déjame los pasos de tu sombra

que recorren el abismo

culpando a la noche de tu dolor

y de la soledad que trajo el viento.

 

 A Alejandra Pizarnik, in memoriam

 

 

 

XXVI

 

Fue necesaria la soledad

para observar tu cuerpo;

para que mis manos se sumergieran

en el río donde reposa el universo.

Para sentir el viento que arrastra mi sombra

que se resiste a caer de tu frente.

Para escuchar el reloj que avanza

y contempla el amanecer

que amordazado habita tus párpados.

Fue necesaria la soledad

para descubrir las palabras

que atan mi piel a tus labios.

 

 

 

 

XXXI

 

«Esa ya no es su casa /
sino los altos muros de su tumba
».
Hernán Vargas Carreño

 

Escucho el tiempo

entregarme las estrellas

y convertir en óleos su luz.

Vigilo el caer de la luna

que seducida por el abismo

se desprende de la memoria

y cae en mis manos.

Le quito la oscuridad a la noche

y en ella pinto los pájaros

que alimentados con mis recuerdos

se posan en el viento.

 

Pedro Giraldo Sánchez (México, 1995). Normalista Superior de la Escuela Normal Superior de Villahermosa (2014). Licenciado en Lengua Castellana de la Universidad ... LEER MÁS DEL AUTOR