

Presentamos tres textos del destacado autor español.
Álvaro Salvador
Hoy como ayer
A Marga
Hoy como ayer nos vamos a la cama.
Los rostros otros, el cuerpo habituado
más maduro, inútil de saberse formalmente.
Todo transcurre bien.
Yo sé de tu tardanza y de los juegos,
tú de la rapidez y mi torpeza.
Los dos nos aplicamos el contacto
como sabia pareja de animales fecundos
que conocen la muerte
y la meditan…
Los rincones ocultos,
los suaves resortes permanecen
en su dulce lugar, siempre a la espera
de la repetición, del hábito, del rito
de la civilizada suerte que los halle
más allá del bien y del mal.
Todo transcurre bien
cuando el placer como un disparo exacto
nos alcanza.
Y el abrazo
vencido atrás quedó
como testigo mudo
de la perfecta técnica empleada.
Nada es igual que ayer
(tú bien lo sabes).
Así será la vida que nos queda
una templada cópula sin dolor y sin miedo,
quizá…
sin alegría.
La condición del personaje
Te he buscado por bares y por días
sin saber encontrarte.
Recorrí las callejas de tu barrio
-donde vivo también, de vez en cuando-
y he dejado los rastros de mi paso
por si acaso los vieras, telegramas
que cortejan tu nombre en las aceras.
Te he buscado por noches, entre copas
duras seguramente y excesivas,
esperando alcanzar la madrugada
de tus ojos cachorros: y encontrarte.
He pensado en llegarme hasta tu calle,
preguntar por tu puerta y proponerte
una cita, unas flores, un poema
para tenderme un puente, como entonces
cuando la juventud, y la ilusión, y eso…
Te he buscado en mi agenda y en mis discos
sin preguntar por ti, sin visitarte,
porque a veces los años se parecen
a esas juergas que sólo dan resaca.
Mas, a pesar de todo, te dedico estos versos
no sólo porque hacerlo es un vicio querido
sino porque con ellos quizás pueda mostrarte
la condición que exhiben algunos personajes:
«hombre cansado ya de muchas cosas
con papeles en regla de anteriores afectos
no demasiado joven y sin ningún dinero,
llama a tu corazón. No tiene fecha».
Descripción de un cuerpo
I
Un cuerpo es una vida
o un instante.
Tal vez la vida toda
donde buscas
el secreto misterio de tu suerte.
Pero también un cuerpo nos deslumbra
con la honda inocencia del deseo.
Súbito, apasionado,
limpio,
con el fugaz calor de las ofrendas.
Un cuerpo es un instante
o una vida.
Y aunque la vida siga
de un cuerpo desterrada,
y aunque el instante quede
como sombra del tiempo,
al final de la ausencia
te aguardará la imagen
de una hermosa amazona
perdida en el sendero
donde quedó la vida,
donde flotó el instante.
II
Desnuda eres
como el azul del mar,
un mar bravío.
III
En la limpia corriente de tu cuello
se va mi corazón,
y sólo encuentra
arrecifes de miel
banderas de la vida.
IV
Asombra tanta sal en esta cala,
la embestida agridulce de unas olas
que esconden su tesoro de placer y misterio.
Aquí,
en la ensenada
en el canto imposible de las noches de insomnio
yo también me desnudo.
V
Heridas del amor,
flores de carne:
mi cuerpo ese jardín
donde tus dientes siembran
heridas del amor,
flores…