Postales negras y otros poemas
(Traducción al español de Marisa Martínez Pérsico)
ESFERAS DE FUEGO
En los meses oscuros mi vida brillaba
solamente cuando te quería.
Como la luciérnaga se enciende y se apaga, se enciende y se apaga
–por sus fulgores podemos conocer su ruta
en la penumbra de la noche entre los olivos.
En los meses oscuros, el alma estaba acurrucada
sin vida
pero el cuerpo iba directo a ti.
Rugía el cielo nocturno.
Ordeñábamos furtivamente el cosmos y sobrevivimos.
PÁJAROS DE LA MAÑANA
Enciendo el motor,
el parabrisas está cubierto de polen.
Me pongo anteojos de sol.
El canto de los pájaros se oscurece.
Mientras tanto, alguien compra el diario en la estación,
cerca de un gran vagón de carga
completamente rojo de óxido.
que brilla bajo el sol.
No hay aquí espacios vacíos.
Pasillo frío a través del calor primaveral
por donde alguien pasa velozmente
diciendo que ha sido calumniado
por el consejo de ministros.
Desde una puerta trasera del paisaje
llega la urraca
blanca y negra. El pájaro del Infierno*.
Y el mirlo se mueve en zigzag
hasta que todo se convierte en un dibujo al carboncillo,
menos la ropa blanca en el tendedero:
un coro de Palestrina.
No hay aquí espacios vacíos.
Es magnífico oír cómo crece mi poema
mientras yo me retiro.
Crece, ocupa mi lugar.
Se abre paso a empujones.
Me quita del camino.
El poema está listo.
* En la mitología nórdica, la urraca es, simultáneamente, mensajera de los dioses y pájaro de la diosa de la muerte, Hel (Hels fågel). Se asociaba con la desgracia y el dolor, la enfermedad y la angustia. En la Edad Media, a las urracas se las consideraba brujas, así como a los cuervos y a los gatos negros. Se creía que robaban el alma de las personas.
PÁGINA DE LIBRO NOCTURNO
Aterricé una noche de mayo
en un frío claro de luna
donde la hierba y las flores eran grises
pero el perfume verde.
Subí lentamente una ladera
en la noche daltónica
mientras las piedras blancas
señalaban la luna.
Un espacio de tiempo
unos minutos de largo
cincuenta y ocho años de ancho.
Y detrás de mí,
más allá de las aguas plomizas y brillantes,
vi una costa
y los dominadores.
Hombres con futuro
en vez de rostros.
EL SONIDO
Y el mirlo sopló sobre los huesos de los muertos con su canto.
Sentados bajo un árbol, sentimos que el tiempo se hundía cada vez más.
El cementerio y el patio del colegio se encontraron y confundieron
como dos corrientes marinas.
El sonido de las campanas se activó en el aire guiado por el suave
acicate de un avión.
Sembraron un silencio enorme sobre la tierra
y los pasos silenciosos de un árbol, los silenciosos pasos de un árbol.
DESDE MARZO DEL ’79
Cansado de los que no ofrecen más que palabras, palabras sin idioma,
me fui a una isla llena de nieve.
El desierto no tiene palabras.
¡Las páginas en blanco abundan en todas partes!
Descubro huellas de ciervos en la nieve.
Lengua sin palabras.
POSTALES NEGRAS (II)
En medio de la vida sucede que la muerte llega
a tomar las medidas del hombre. Esa visita
se olvida y la vida continúa. Nunca el vestido
se cose en silencio.
-La presente traducción fue realizada desde el inglés y el italiano como lenguas intermedias durante una residencia de traducción en el BCWT (Baltic Centre for Writers and Translators) con la colaboración de Patrik Muskos a partir de los originales en sueco.