Tomas Tranströmer

Postales negras y otros poemas

 

 

 

(Traducción al español de Marisa Martínez Pérsico)

 

 

 

ESFERAS DE FUEGO

 

En los meses oscuros mi vida brillaba

solamente cuando te quería.

Como la luciérnaga se enciende y se apaga, se enciende y se apaga

–por sus fulgores podemos conocer su ruta

en la penumbra de la noche entre los olivos.

 

En los meses oscuros, el alma estaba acurrucada

sin vida

pero el cuerpo iba directo a ti.

Rugía el cielo nocturno.

Ordeñábamos furtivamente el cosmos y sobrevivimos.

 

 

 

 

PÁJAROS DE LA MAÑANA

 

Enciendo el motor,

el parabrisas está cubierto de polen.

Me pongo anteojos de sol.

El canto de los pájaros se oscurece.

 

Mientras tanto, alguien compra el diario en la estación,

cerca de un gran vagón de carga

completamente rojo de óxido.

que brilla bajo el sol.

 

No hay aquí espacios vacíos.

 

Pasillo frío a través del calor primaveral

por donde alguien pasa velozmente

diciendo que ha sido calumniado

por el consejo de ministros.

 

Desde una puerta trasera del paisaje

llega la urraca

blanca y negra. El pájaro del Infierno*.

Y el mirlo se mueve en zigzag

hasta que todo se convierte en un dibujo al carboncillo,

menos la ropa blanca en el tendedero:

un coro de Palestrina.

 

No hay aquí espacios vacíos.

 

Es magnífico oír cómo crece mi poema

mientras yo me retiro.

Crece, ocupa mi lugar.

Se abre paso a empujones.

Me quita del camino.

El poema está listo.

* En la mitología nórdica, la urraca es, simultáneamente, mensajera de los dioses y pájaro de la diosa de la muerte, Hel (Hels fågel). Se asociaba con la desgracia y el dolor, la enfermedad y la angustia. En la Edad Media, a las urracas se las consideraba brujas, así como a los cuervos y a los gatos negros. Se creía que robaban el alma de las personas.

 

 

 

PÁGINA DE LIBRO NOCTURNO

 

Aterricé una noche de mayo

en un frío claro de luna

donde la hierba y las flores eran grises

pero el perfume verde.

 

Subí lentamente una ladera

en la noche daltónica

mientras las piedras blancas

señalaban la luna.

 

Un espacio de tiempo

unos minutos de largo

cincuenta y ocho años de ancho.

 

Y detrás de mí,

más allá de las aguas plomizas y brillantes,

vi una costa

y los dominadores.

 

Hombres con futuro

en vez de rostros.

 

 

 

 

EL SONIDO

 

Y el mirlo sopló sobre los huesos de los muertos con su canto.

Sentados bajo un árbol, sentimos que el tiempo se hundía cada vez más.

El cementerio y el patio del colegio se encontraron y confundieron

como dos corrientes marinas.

El sonido de las campanas se activó en el aire guiado por el suave

acicate de un avión.

Sembraron un silencio enorme sobre la tierra

y los pasos silenciosos de un árbol, los silenciosos pasos de un árbol.

 

 

 

 

DESDE MARZO DEL ’79

 

Cansado de los que no ofrecen más que palabras, palabras sin idioma,

me fui a una isla llena de nieve.

El desierto no tiene palabras.

¡Las páginas en blanco abundan en todas partes!

Descubro huellas de ciervos en la nieve.

Lengua sin palabras.

 

 

 

 

POSTALES NEGRAS (II)

 

En medio de la vida sucede que la muerte llega

a tomar las medidas del hombre. Esa visita

se olvida y la vida continúa. Nunca el vestido

se cose en silencio.

 

 

 

-La presente traducción fue realizada desde el inglés y el italiano como lenguas intermedias durante una residencia de traducción en el BCWT (Baltic Centre for Writers and Translators) con la colaboración de Patrik Muskos a partir de los originales en sueco.

 

Tomas Tranströmer (Estocolmo, 1931 –2015). Fue un poeta y traductor sueco galardonado con el Premio de Literatura del Consejo Nórdico en 1990, el Premio St ... LEER MÁS DEL AUTOR