Raquel Lanseros

El sol y las otras estrellas

 

 

 

 

 

LO LLAMAN DESENCANTO

 

Soñé que era verdad lo que es mentira

pues es embaucadora la apariencia

se disfraza traidora de inocencia

efímero espejismo de quien mira.

 

La esperanza crepita hoy en tu pira

tras agotar el poso de paciencia

ante tu lacerante indiferencia

mi ilusión, mancillada, se retira.

 

¿Quién tendrá por fehaciente un vil engaño

y la cruel realidad por embustera?

¿Dónde está la virtud, dónde el amaño

 

dónde la infamia casi verdadera?

En el arca se vende hasta el mal paño

y a veces la razón no es lo que era.

 

 

 

 

AMORES IMPOSIBLES

 

El alma humana tiene grandes misterios que penetrar
y grandes cuestiones que debatir cuando está sola.
William Shakespeare

 

Hace cuarenta años, todas las horas les pertenecían.

Lo que veían cuando se miraban

era la raíz del mundo.

Siempre intuyeron

que no necesitaban nada más

dos cuerpos desiguales frente a una misma incógnita

las manos enlazadas

compartiendo presente, sueños y agua.

 

Hoy se encuentran de nuevo. Al fondo de sus ojos

han vuelto a vislumbrar aquel solaz

cuando todo era suyo

cuando ambos eran todo.

 

Las despedidas nadie las decide

los que saben las llaman ley de vida.

La abuela octogenaria y el corpulento nieto

se abrazan en la tarde.

Te quiero, se susurran.

Hay amores sagrados que no terminan nunca

aunque estén condenados a ser breves

aunque pertenezcan a tiempos distintos.

Aunque sean imposibles.

 

 

 

 

DESPRENDIMIENTO

(Revisitación libérrima del Siglo de Oro)

 

No me mueve, mi amor, para beberte

el goce que me tienes prometido

ni me arredra el avance del latido

bien al contrario, me empuja a complacerte.

 

Tú me enardeces, amor, yo me enardezco

de mirarte rendido en tu bravura

ofreciéndome tu lágrima más pura

te absorbo, me relamo, reverdezco.

 

Al girarte, tus labios inflamados

besos se vuelven en humedad transida

a revivir los míos exaltados

por la gozosa entrega sin espera

lo que me das lo mismo me darías

y lo que yo te doy igual te diera.

 

 

 

 

ÚLTIMA LLAMADA

 

Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico!
Federico García Lorca

 

¡Si supiera mi nombre!

Si lograra saber cómo me llaman

cómo juntan las sílabas y dicen

y al decir me recrean

me impulsan hacia fuera.

 

Mi destino es mi nombre.

Viviré en sus fonemas

viviré mientras alguien me pronuncie.

 

Puedo escuchar tu voz, dentro de un siglo.

Te imagino, hijo mío, en algún sitio

en mortal despedida que me llama.

Me imagino abatida, en ningún sitio

por no poder acunarte en mis brazos

no poder acudir a la más importante

mi recreación final sobre la Tierra

la última llamada.

 

 

 

 

LLORABAN LOS AMANTES

 

Lloraban los amantes

yo los recuerdo

eran

pétalos desprendidos desde una misma llama.

 

Lloraban sumergidos en la triste corriente

exhaustos como hélices

los amantes lloraban.

 

Lloraban y están muertos como lo estamos todos

como lo hemos estado y como lo estaremos

amando se alejaban erguidos de la muerte

pero la muerte no ama ni llora ni se aleja.

 

Lloraban los amantes que están vivos por siempre

su llanto fue camino fue presencia fue flecha.

 

Lloraban los amantes y sin aquellas lágrimas

no existiría el amor

ni tú ni yo ni el llanto

el sol no existiría

ni las otras estrellas.

 

 

 

-Libro ganador del XXVI Premio de Poesía Generación del 27.

 

 

 

-Raquel Lanseros
El sol y las otras estrellas
Colección Visor de Poesía
España, 2024

 

Lanseros_Sol_otras_estrellas

 

Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973) es autora de Leyendas del promontorio (2005), Diario de un destello (2006), Los ojos de l ... LEER MÁS DEL AUTOR