Héctor Berenguer

La tarde en que has sido feliz será para siempre

 

 

 

NUEVAS VOCES DE LA ARGENTINA
Por Luis Benítez

 

 

La tarde en que has sido feliz será para siempre

La poesía de Héctor Berenguer presenta el conflicto entre la esencia personal y el universo exterior, donde la primera suele perder la batalla, pero no la guerra. Sus cuestionamientos apuntan a desde dónde habla el poeta, de qué modo no extravía el nexo con el niño que fue, pese a las contingencias y las presiones poderosas que exige el transcurrir por este mundo. Fundamentalmente enfocada en la búsqueda del sentido del ser en general y de sus características trascendentales, su poética genera un directo contacto con la sensibilidad del lector gracias al hondo humanismo que destilan sus versos, lo que produce una identificación tanto conceptual como emocional de factura perdurable.

 

Luis Benítez

 

 

 

POEMAS DE HÉCTOR BERENGUER

 

 

 

 

Maravillosa reconstrucción de una tarde

 

Así pesen los años

la tarde en que has sido feliz

será para siempre.

 

La infancia crece de golpe

desde el patio de la escuela.

Para poder construirla

tenemos que volver.

Rasgar la porcelana

de la tarde

con silbidos de golondrinas

y miles de mariposas.

 

Alguien debe poner

su oído sobre la tierra,

hablaremos

en voz baja

para no despertar

a los muertos.

 

Del otro lado está la casa

abandonada repleta

de espíritus

y alguno podría reconocernos.

 

Dentro de la gran película

vendrá también José

con su linterna mágica

y abrirá el río

a la luz

del cine Mendoza

y una barcaza cruzará

la tarde

para que pase el sol

y convierta en púrpura las aguas.

Mientras el atardecer

lía y deslía el río del tiempo.

 

Así venimos

y así nos vamos

susurrando de tan lejos

entre héroes y monstruos.

Todos mitad verdad

y la otra mitad

el sueño de ser otros.

 

Sin entender mucho

rompimos los relojes

para quedarnos

un poco más

engañando al tiempo

y volver más tarde

antes de que nos cierren

el colegio y se termine

de improviso la función.

 

Así es como siempre

que venimos de la felicidad,

como de una película,

inventamos tardes

de verano interminables

para demorarnos

y que no venga la noche.

 

A Roberto Calderón
y Daniel Marra, a sus memorias.

 

 

 

 

Tardes con mi padre

 

He nadado esta tarde

hasta cansarme con el sol en la frente.

 

Es el verano de mil novecientos setenta y dos,

mi nombre es José Berenguer

ya he muerto,

 

Mi hijo me trae aquí con él

a nadar en lo profundo

dónde me gustaba tanto.

 

Los dos hemos tomado vino blanco cercanos al cielo

como los ángeles.

 

No se asusten,

el escribe y habla conmigo

a solas,

como yo lo hacía

también con mi padre Fernando.

 

La vida es un suspiro

que ya nos ha sucedido antes.

Vivimos y morimos

entre las sonrisas

y las lágrimas del mundo,

aquí, en estas vastedades

lejanos y distantes.

 

Es la hora

en que debo irme

la hora de morir en este instante

o vivir eternamente

y quedarme.

 

Allá va mi hijo Héctor,

totalmente integrado con la vida,

debo dejarlo

o puede ahogarse en su extravío,

que algunos llaman éxtasis.

 

Estamos unidos al universo desde siempre.

 

Me sorprende y me encuentra

entre los arenales

y las aguas del viejo Puntazo.

 

No sé por qué,

si yo estoy muerto.

 

Pero de chico se puso a escribir ensimismado

y no pude evitarlo.

 

Después

creo que se hizo vidente

y ahora la vida y la muerte

se le anudan.

 

Creo que no está loco

solo es un asunto de familia.

 

Nos olvidamos de quienes fuimos y de todo lo vivido

y volvemos a encontrarnos

en medio de las aguas

en algunas tardes de verano.

 

 

 

 

A la memoria de Eugène Ionesco

 

1

Vivimos

en esta casa estrecha

e interminable

donde abrimos

los mismos cajones

para no decir adiós

a nada.

 

Nos vemos

frente a frente

ante fotografías

descoloridas

y sonrientes

dónde el tiempo

se detiene.

 

Aún nos sorprenden

las mismas personas

que ahora son otras

porqué todos

hemos envejecido.

No tiene mucha

importancia

porqué igual

ya nadie se reconoce.

 

 

2

Seguimos el camino

de niños insaciables

que siempre

se quejan

tirando la pollera

de la madre social

con los mismos

deseos insatisfechos

de costumbre.

Mientras

la política y el mundo

nos adulan

con mentiras y falsos consentimientos.

 

Andamos

por nuevos caminos

para ser golpeados

por viejas heridas.

 

 

3

Con ese aire

de infancia muerta

en la mirada

vamos llegando

a viejos.

 

¡Te amamos tanto!

nos dicen los amigos

como si llegáramos

a la meta!

 

También

nos abrazamos

cuando todo

se viste de luto.

¿Alguien pregunta

ahora por ese niño

que miraba la vida

desde un escaparate

con juguetes?

 

 

4

A mí no me crean.

Tanto leer

me ha vuelto irónico.

Pero quiero que sepan

qué yo nunca supe

cómo hay que vivir.

 

En cambio

en todas las vidas

se abren botellas

de champagne

por la felicidad

de una familia unida.

 

Con bodas

y celebraciones

tapamos la boca

de los muertos.

 

¿Qué recuerdas

pobre corazón?

¡Tú qué todo lo has perdido!

 

 

5

Así también

descubrimos

lágrimas ocultas

camino a la felicidad.

 

Golpeamos copas

con un previsible

chin chin …

 

Pero en la noche entramos

en playas incómodas

donde hay incendios

y los diluvios perdurables.

En sueños también bailamos,

reímos,

gemimos y lloramos

lágrimas auténticas.

 

 

6

Por la mañana

nos armamos de fuerza

y comenzamos

el día de las anónimas matanzas.

 

El sol nos encuentra

a la sombra del niño

que fuimos

una vez.

Nuestro problema

es ahora la perdida

de un taxi

o del equipo de fútbol favorito.

 

Mientras hablamos fastidiosamente

de Kant

y el mundo como idea.

Tenemos miedo

de que se nos escape

el perro.

 

Nos asusta más

la vida

que una guerra nuclear.

Así es

como somos ahora nosotros

los de entonces.

Jóvenes idealistas.

Ya somos como ellos.

 

¡Con el paso del tiempo todo es igualdad!

 

 

7

Nada cambia

en este mundo

amigos.

Estamos de nuevo

en brazos de mamá

para seguir

tranquilos

camino al cementerio.

 

¡Esto es un gran sueño amigos!

Hemos sido estafados.

 

Pero a mí no me crean:

Sigan participando.

 

 

 

 

Después de una lectura de Emanuel Levinas

 

Lo real es lo queda de un hombre

después del sueño del conocimiento.

 

Reunir esos fragmentos

es leer las manos de dios

en su día cero.

 

Vuelto el rostro

en un curioso más adentro

donde la pregunta es el otro irreducible.

 

Pararse de nuevo

ante un huevo o una semilla,

antes que sean otra vez el pájaro y el árbol.

 

Cada día tiene algo del último

donde toda construcción será ceniza.

 

Menos

esta visión esperanzada,

de la luz del tiempo

entre las hojas.

 

Que deja caer las frutas ya maduras.

Y que al abrirse la noche

con el alba.

Nos hace interrogar lo que ha quedado.

 

 

 

 

Monólogo con Pessoa

 

Estar aquí no es más que una suma

de sueños y costumbres.

Vivir sucede siempre

al margen de vivir.

A veces me llamas y me salvas.

Y cuando me nombras

soy lo que imaginas.

Entonces todo vuelve a su lugar,

cada letra a su palabra.

Así es como supe lo cierto,

dudar porque todo es incierto.

Que cada cosa es otra

en un raro más adentro,

desdoblado en los azahares

de infinitas consecuencias.

Somos engañados,

el tiempo se nos parece demasiado

y está hecho de nuestras imposibilidades.

El presente dice que es ayer,

el hoy que es el mañana.

Solo nos queda esta línea terca

de tiempo continuo,

que se irá con nosotros para siempre.

 

 

 

 

La poesía tiene alas

 

Abrazar el vuelo

de un pájaro

junto a la gravedad

de la tierra.

Para que la tierra

pueda volar y ser pájaro.

 

El maestro de arte

vio la unidad del vuelo

junto al peso del mundo.

Su gravedad y su gracia.

 

Para que la piedra

sea un pájaro que canta

en el alma del hombre.

 

Así todos sabremos

de dónde viene el canto

y los dolores que lleva.

 

Este es el peso del mundo: Dijo la poesía.

 

Desde entonces

ella tiene las alas

del sueño de la tierra

y el canto de los hombres.

 

Héctor Berenguer Nació en Rosario, Argentina, en 1948. Es poeta, ensayista y se ha desempeñado también como gestor cultural. Como poeta y ensayista, ha pa ... LEER MÁS DEL AUTOR