“Marítima” y otros poemas
Centro
donde clavaron su ruido las máquinas de explanación
rebasado por el dibujo de la lluvia
entrego las dedicatorias de edificios que otros hombres construyeron
aspiro transparente
un globo reventado se nos secará pronto en las manos
Acabó
han pasado miles de nubes por encima del patio
este patio ha sido también miles de patios
que se han distribuido
los patios han visto correr miles de nubes por encima de ellos
pero todos estos espacios cuajados de cemento
y quietos con suficiencia doméstica
son nada más que este patio que mira al cielo
acabó la mañana en que buscaba flores
acabó la tristeza de quien se rompe una uña
Sol
tarde rabiosa, Paredón, Paredón
el sol dura más que la piedra
pero la piedra es la fiera donde se lava la mortandad
el cuerpo de piedra del animal recibe la lluvia y el sol
y la sangre hace ríos en su porosidad que no requiere nada
la piedad podría ser una hipótesis blanda en sus rodillas
y yo tengo un corazón
nada suficiente para hablar con un hombre de piedra
que en su corazón esculpe un animal
que el sol no ha podido quebrar
Tormentas
llegué del sol con las tormentas
Paredón, Paredón
en la escurrida baba yo deseé un riachuelo
de mi mano pedigüeña brotaba un chorro de piedras
en camino, del cerro abajo
en un punto del cerro
en un momento de su altura me escondí de Dios
miraba las piedras escurridas
bebés rupestres
por una línea y otra, las filosas reuniones
de patrias marinas
Campana
no quiero despertar con el dedo quemado
las rocas son murmuraciones si me pongo de pie
una mano se abre, dos luciérnagas cierran los ojos
despertaré con cabeza
no quiero morir dormido con el ojo quemado
deja de hablar
traga luces en lo oscuro, abraza el mal
campana muerta
Escrito
el esfuerzo de un hombre que vive
queda escrito en la piedra
los demás honran su nombre
¿qué habrá que no se pudra
cuando lo ven los hombres?
Ayer
ayer estuve en el desierto
en medio del día
¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
(sin duda, esta es mi madre y mis hermanos
una conversación con la luz)
Leche
hay quien se ha negado a ver el color de la leche
pero los niños hinchan sus cachetes con la misma
precisión
con que el tractor produce líneas paralelas
el sonido de las piedras en la bolsa es bastante
porque nunca requirió comprensión
y es anterior a mí
Marítima
Toda persona es una tentativa.
En el bar miro a los chicos escoger canciones.
Esta ciudad es poca cosa, y su gente pequeña.
Si reunieran su pequeño ser, sus experiencias mínimas,
no sería el resultado menor que en otras ciudades.
Esta ciudad tiene un nombre risible. También la mía.
Esta ciudad es poca cosa,
y sus muchachos son conmovedores.
Viven serenamente.
La vida los destruye. Sufren responsabilidades y amor.
Y la conciencia eventual de estar vivos.
Pero al verlos elegir su canción entiendo que viven con
severidad.
No cabe duda de que esta ciudad no es la mía.
Ni ninguna en la que haya estado antes.
En esta ciudad hay mar.
Y eso me alegra, y me recuerda que nací lejos de aquí.
La misma alegría llena la cara de mis conciudadanos.
Yo también soy pequeño, y me alegro con poco.
Yo pongo mi canción.
Y mi felicidad es del mismo tamaño.
Y por otra parte, es todo lo que importa.