Eternidad de la palabra
NUEVAS VOCES DE LA ARGENTINA
Por Luis Benítez
“Embelleciendo el mundo para que la guerra no lo salpique de atrocidades”
La destacada trayectoria de Hugo Rivella se plasma en una nutrida serie de poemarios que le han granjeado el reconocimiento de sus numerosos lectores, así como la atención de la crítica especializada. Una poética sustancial, cuya médula ha resumido muy bien la teórica, investigadora y escritora argentina Leonor Calvera (1942-2021), al señalar: “Rivella sabe manejar el lenguaje, sabe arrancarle notas profundas para dar relieve a sus compromisos de vida. Hasta quien no entendiera el español podría emocionarse sólo con la musicalidad de su lenguaje que ha abrevado en las fuentes más tradicionales tanto como en las búsquedas actuales”.
Luis Benítez
POEMAS DE HUGO RIVELLA
La poesía
La Poesía
¿Qué será la Poesía?
¿Será esta rajadura del cráneo y la garganta cuando la atora el hueso del desaparecido?
¿Será el agua inocente del niño y sus juguetes que le cuidan el sueño cuando duerme?
¿Será esta piel tatuada por tu boca?
¿El faro en la bahía con la tormenta encima?
¿Será el fuego que rueda mansamente en el río?
¿Será el cuerpo indeciso de Lorca y tantos otros?
¿Será el reino dormido de Dios entre chacales?
¿Será el brazo que estalla su lámpara en el miedo?
La Poesía
¿Qué será la Poesía?
¿Será el verso que busca la palabra más pulcra o el hombre acribillado en un país lejano?
¿Será el rinoceronte que deambula en la noche buscando en el follaje la sombra de una rosa?
¿Será el grito del hambre que pone tieso el aire?
¿Será el rastro del tiempo en las viejas aldeanas?
¿Las arrugas del alma de un niño abandonado?
¿Será la luz desierta del ciego en una esquina?
¿El ojo enajenado del ladrón de caballos?
La Poesía
¿Qué será la Poesía?
¿Será esta garra oculta, su secreto a pedazos?
¿Aquello que me acecha en donde no imagino?
¿El barro que me piensa como un ángel caído?
¿La música del viento bajando de los astros?
¿Será la puñalada de dios en mi tristeza?
La Poesía.
¿Qué será la Poesía?
¿Será lo que persigo?
¿Acoso o me destierra?
¿Será quien lava mi corazón cuando estoy derrotado?
Quizás sea lo que ignoro, suficiente con eso.
Partir o huir con la inocencia a cuestas
mi madre se acurrucó hecha un ovillo
debajo del asiento del último vagón de pasajeros
tanta aventura con apenas once años
el mundo por delante y un puñado de días entre la desesperanza y el dolor
los hermanos crujiendo en el baldío y la muerte asomada a los espejos
ni un atadito de ropa alcanzó a levantar para el exilio
los ojos abiertos como si el mismo dios mirara por sus ojos
pero qué dios me digo
qué chicharra desafinada
qué alacrán hurgueteaba su corazón cuando el tren dio o tres bocanadas de humo y piteaba saludando
a los mirantes
el chirrear de las vías y los adioses de llanto y despedida
pero qué dios
y ella
mi madre
lo único que ansiaba era
seguir acurrucada debajo del asiento del último vagón de pasajeros
Balada por Thelma y Louise
y siguen en el aire detenidas
abajo hiede el mundo y se babea
loco y estrábico de ignorarlo todo
y están allí
el fusil escarbando sus sesos
no a la muerte
porque esconden preguntas y se huele que pueden trastocar fuga e infierno
la polaroid retrata el Thunderbird volando hacia lo eterno
no me voy a rendir
dice una de ellas
y se ciñe a los ojos del abismo
dos fugitivas en Texas rumbo a México
están condenadas de antemano
ya nada será igual
una brasa destella en lo que sueñan
Con la oreja pegada a su embarazo
Escucho cantar a Nina Simone y me atraviesa.
No entiendo lo que dice, no hace falta,
porque ella susurra tempestades,
ciudades con mendigos y rosas
caballos de profundo mirar y murciélagos temerosos de la oscuridad.
Su voz me recuerda a Tina embarazada
con su jumper marrón y la sonrisa tan ancha como la sonrisa de Amanda
en el recuerdo de Víctor Jara.
Nina Simone sube al cielo
yo sé que no pertenece a la tierra pero en mi egoísmo deseo que no se vaya
la encuentre en una esquina cualquiera de Misisipí
en la llama del viento
gritando contra el racismo o con su voz hondísima defender la paz
luchar contra la guerra de Vietnam y los topos del hambre.
Black is the colour es el color de la vida.
El Diablo anda en su música como un dragón enfermo,
sus ángeles de humo enrarecen mis ojos y en mi corazón retumba su ternura
Tina,
con su jumper marrón
sigue parada los brazos al costado
y una sonrisa niña la toca para siempre.
Con ella aprendí a soñar
a mirar como el trigo deviene en mariposa
y la piedra en el espejo que se vuelve pregunta.
Ain´t got, I got life
ruge la eternidad cuando Nina Simone levanta una bandera que vuela
y yo
pongo la oreja en el vientre de Tina
para que sueñe el hombre que tiene un niño indefenso en lo que escribe.
Eternidad de la palabra
Podrá montar caballos o luciérnagas,
quizá,
en la penumbra,
cuando la noche oculte los objetos y el corsario huya de la rosa
vendrá desde los tiempos a preguntarnos:
¿En dónde está el Hombre? ¿Quién lo ha crucificado?
¿Qué hicieron con sus ojos? ¿Quiénes vaciaron el corazón?
¿Y la Mujer?
¿Sus huellas?
¿La hondura de su vientre en donde un niño enamora a la luna?
¿El desierto que sopla su soledad de arena?
¿La ciudad con sus fieras, el ojo maloliente del avaro, la llama que
estremece a la ceniza?
El mundo se desgaja en mis dedos, se escurre como el mar en las
gaviotas y se alucina del ciego que lo mira.
Escribo este poema,
le pongo lenguas
dibujo relámpagos en la niña que pasa.
Tal vez quiera volar sobre el abismo o perfumar la boca del amado
gritar con los mineros su destino de topo
sangrar en las heridas de un hermano
y ser la música que sueña caracolas.
Podrá,
al final,
la Palabra,
astillar sus ojos para resucitarme.
La poesía sucediendo
La Poesía aquí, en la rosa más leve de mis sueños de arena, en los ojos del niño
que deambula en las calles,
en la quietud del lago que va recordando los increíbles peces de un espejo sonoro.
Aquí, en la boca desnuda que lo dice todo,
en el punto que une el círculo y la recta para que se desdiga la ecuación
de sus números hueros.
La Poesía aquí, en la felpa y el miedo,
en el corsé infinito de la propia censura,
desmantelada, sí, desgajada del árbol, huyendo de las ratas,
del mendigo, del cuajo de mis ojos, de sus ritos de menta,
del poeta y demiurgo de ranas hechizadas, de tigres desdentados,
de putas sollozando, de barcos sin sentido en un puerto vacío.
La Poesía aquí,
en el pubis de escarcha de la mujer violada,
en el cura que baja hasta la misma sombra y muerde el campanario de su sexo apagado.
La Poesía aquí,
en la rosa demente,
cuando se desmorona el mundo, sus harapos,
los labios temblorosos del cómplice de turno y el político fuga de sus propias palabras.
La Poesía aquí,
en la punta del pie,
en las uñas pintadas de la mujer que amo,
su cuerpo en mis dedos como una flor de nieve,
el perfume del viento que cruza sus cabellos y llena de soles los bordes de mi almohada.
La Poesía entre mis huesos de amor trastabillando.
La Poesía aquí, entre nosotros, en el rostro polvoso de la trampa,
en la niña que duerme sus juguetes de plástico,
en la tierra que estrangula sus rituales de lluvia y estaquea su corazón
como a un cuero reseco
y Cristo se desgarre a orillas del crepúsculo si no siento que cuando pasa el otro,
soy yo el que está pasando
La Poesía aquí,
desnuda o desnudándose,
mostrándonos el sexo para que se escandalice la página literaria que merodea su censura infinita,
porque si digo puta o mierda o puñalada, causa más impresión que si dijera hambre,
pobreza, desnutrición,
extrema unción del río que va contaminado.
La Poesía entre nosotros para que siga viva,
y vuele desde el cerezo hasta el agua servida,
y caiga del ojo que llora una lágrima enferma
La Poesía que abandone al poeta sin mancha,
su copa de cristal sin llagas en la sombra, sin tigres en la sangre, al poeta que urde su pedestal
y olvida, al otro,
al diferente y porque arma un verso con levedad de olvido, siente que la palabra
lo vuelve inalcanzable.
La Poesía que abandone
la cátedra vacía del ritual del fonema y el desmenuzamiento de planos inclinados,
de análisis sintácticos,
el giro,
el paradigma,
y sorba el seso al Juez con sus doctrinas,
y en el hombre se agriete como una flor reseca.
La Poesía entre nosotros igual que una pedrada arrojada al espejo del miedo y de la muerte,
que ronque en el ausente,
que le sueñe a la madre sus rezos en la noche,
que el travesti la bese y la posea,
que el caído la trame en su tristeza,
que a la niña le ronde enamorada,
que al mendigo le cruja en los zapatos.
La Poesía entre nosotros como la vida misma,
buscándonos,
hundiéndonos,
penetrándonos,
a cara descubierta, a sexo limpio, a fábrica tomada, a piedra en el escándalo, a ternura de sapo,
a un tsunami de bronce, a bestia alucinada.
La Poesía aquí,
entre nosotros,
como un rompecabezas que armamos entre todos.
La Poesía sucediendo…
porque sucede el Hombre con sus ángeles torpes,
y sucede la vida y suceden los años en Bayer y en la Glauce que agazapa sus ojos en las rejas
del Bergman,
en Romilio Rivero hechizando serpientes,
en Vallejo y sus huéspedes secretos,
en Lorca con sus toros irrumpiendo Manhattan,
en Céspedes y la trama del Presidente Ahorcado,
en los trenes oxidados del Salar de Uyuni como un museo de hierro que nos sueña soñando.
La Poesía sucediendo en la caña de azúcar,
en la mujer de ojos renegridos en donde el fuego se vuelve una luciérnaga.
La Poesía sucediendo en todas partes,
en los ojos, los dedos,
en los pocos cabellos que rondan mi cabeza, en la poca inocencia que nos queda,
en la fragilidad del agua anochecida.
La Poesía sucediendo en todas partes.
Adentro
sucediendo…
Un colibrí deshace la tristeza
He esculpido el espejo a picotazos de colibrí tan tenuemente que es imposible distinguir
en donde comienza mi nombre o en donde imagino que comienza
si es el polvo de un ala o es el puntito extremo de la i en su secreto
desafío mirar entonces lo que oculta porque hay algo indeciso en su volido
se acerca mimosea mis iniciales y en vuelo fugaz desaparece
intento adivinar donde se ha ido
qué busca en la distancia o acaso alguien le dicte filigranas para tatuar lo que escribo
un miedo de algodón sube a mis ojos lo empaña como a un vidrio que el rocío ha dejado caer
de madrugada y el sol lo desmenuza de a poquito
me pregunto
también
cómo es posible que aquel corazoncito no se canse de andar por la comarca salpicando las flores
o simplemente
embelleciendo el mundo para que la guerra no lo salpique de atrocidades