Leopoldo María Panero

Me celebro y me odio a mí mismo

 

 

 

 

 

LA MALDAD NACE DE LA SUPRESIÓN HIPÓCRITA DEL GOZO

Una cucaracha recorre el jardín húmedo
de mi chambre y circula por entre las botellas
vacías:
la miro a los ojos y veo tus dos ojos
azules, madre mía.
Y cantas, cantas por las noches parecida a la locura,
velas
con tu maldición para que no me caiga dormido,
para que no me olvide
y esté despierto para siempre frente a tus
dos ojos
azules, madre mía.

 

 

 

ANN DONNE: UNDONE

Tantas veces tus pasos he creído escuchar
William Wilson, tus pasos, detrás de mí, a lo largo de los interminables Corredores
Desnudos como el Invierno
Como el invierno propicios a fantasmas y a Ecos,
Tantas veces, tantas veces tus pasos he creído escuchar
William Wilson, detrás de mí
En los interminables Corredores como la sombra del Castillo
a que éstos conducen
Su anticipación, su Espejismo
Como la sombra de los Verdaderos Espejos
A que éstos conducen,
Espejismo nacido de la fiebre
En los interminables Corredores donde crece la Fiebre
Única vegetación, única Flor
en el reino de la piedra desnuda,
Desnuda como el Invierno,
En el reino del Musgo, del amarillo jaramago,
de la Amapola que crece sobre la piedra desnuda como el Invierno,
Tantas veces tus pasos, William Wilson,
Tantas veces tus pasos he creído escuchar
Estos pasos que son el Eco de mis pasos,
Esta Sombra que es la sombra de mi sombra.
La Amapola es la Flor que crece en los Glaciares
Es la Flor sólo aroma,
Color y tallo hechos de aire,
La Flor que no dará Fruto
Porque la única Flor fecunda sabemos que no crece,
Lejana y fría en el Salón de los Espejos.
La Amapola es la Flor que nace de la caridad del Diablo
para con los Sedientos, para con aquellos que han de elegir
Entre la Amapola o el Hielo, o la lejana visión del Salón de los Espejos.
Mas la Amapola se deshace con inocente crueldad en las manos de los Sedientos
Y sólo nos queda caminar, continuar la Cadena de nuestros pasos,
Porque sólo esta Cadena puede salvarnos de la interminable Caída,
Porque sólo esta Cadena puede por fin llevarnos, a lo largo de los interminables
Corredores
Desnudos como el Invierno
Al lugar al que como Arcos se tienden nuestros pasos,
Que no es otra cosa que la Huella de nuestros pasos,
Que no es otra cosa que el Salón de los Espejos.
Las Cadenas del Demonio se deshacen antes de tocarlas
Y no es verdad que yo escuche tus pasos,
Que yo los haya escuchado alguna vez,
William Wilson, tus pasos, tantas veces,
En los interminables Corredores donde crece la Fiebre
Única Flor, la Amapola que crece
Sobre la piedra desnuda como el Invierno,
La Amapola que es Muerte y conduce sólo a la Muerte
Fuera de nuestra Salvación, de nuestra única posible Salvación,
Que son los Carruajes vacíos en el Crepúsculo, moviéndose
en dirección a mi esperanza, moviéndose en dirección al Salón de los Espejos,
Mientras que la Amapola nos hace olvidar el Camino
Y convierte el Castillo en Laberinto.
No es verdad que ahora los escuche,
No es verdad y es verdad la sonrisa de la Esfinge
Porque la única verdad es aquello que no es verdad
Y la única esperanza en la Tierra aquello que está
Fuera del Mundo y en el Mundo
Fuera del Mundo y de la Tierra.
No es verdad William Wilson,
WILLIAM WILSON NO EXISTE
O al menos no es Aquel que nos salvará de la Ceniza
Pues es él mismo quien nos conduce a la Ceniza:
Las Cadenas del Demonio se deshacen con inocente crueldad
en las manos de los Sedientos.

 

 

 

ME CELEBRO Y ME ODIO

Me celebro y me odio a mí mismo
palpo el muro en que habrá de grabarse mi ausencia
mientras el poema se escribe contra mí,
contra mi nombre
como una maldición del tiempo.
Escupo estos versos en la guarida de Dios
donde nada existe
sino el poema contra mí.

 

 

 

[YO FRANÇOIS VILLON]

Yo François Villon, a los cincuenta y un años
gordo y corpulento, de labios color ceniza
y mejillas que el vino amoratara,
a una cuerda ahorcado
lo sé todo acerca del pecado.
Yo, François Villon,
a una cuerda pendido
me balanceo lento, habiendo sido
peor que Judas, quien también murió ahorcado.
Las viejas se estremecen al oír mis hazañas
pues no tuve respeto para la vida humana.
Que el viento me mueva, ya oigo cerca las voces
de aquellos que mandé a freír monas.
Me esperan en el infierno
y alargan las manos
porque se ha corrido allí, del Leteo al Cocyto
¡que al fin Villon había muerto ahorcado!
Ya la luna aparece, e ilumina la horca
dando a mi rostro el color de la sangre
yo, que hice mal sabedor de que lo hacía
hasta que por fin he muerto ahorcado.
Ya los lobos ladran en torno al patíbulo
y los niños gritan, parecidos a ratas:
¡Villon ha muerto ahorcado!
Viejas que me insultabais en la carretera oscura:
¡sabed que el semen moja mis caderas
y es fresco y sabroso el semen del ahorcado!
Que mis dientes sirvan
de jugo en tu caldera
bruja de los límites, tú a quien admiro
sabedora de embrujos, de filtros y de hechizos
más poderosos que la fe y que los apóstoles
de quienes se burló el Mago, más apta que ellos
para conocer el dolor
¡de este que un sepulcro merece!
Y que el viento diga, al amanecer, mañana
vanamente a ranas y a gusanos
Villon se ha hecho al fin célebre
pues al fin una horca dibuja su figura
¡Villon ha muerto ahorcado!
Y que de mi mano ajada caiga la rosa
que mis dientes estrujaron
pues ella supo mis crímenes
y fue mi confidente
y dígalo ella al mundo, cayendo sobre el suelo
¡Villon ha muerto ahorcado!
Pronto vendrá la canalla
a hozar en mi tumba
y orinarán encima, y los amantes
harán seguro el amor sobre mis huesos
y será la nada mi más escueto premio
para que ella lo diga,
no sé si nada o rosa:
¡Villon ha muerto ahorcado!
Sabrán de mí los niños
de edades venideras
como de un gran pecador
y asustados correrán a esconderse
bajo las sábanas cuando sus madres
les digan: «Cuidado ahí viene».
Y esa será la fama de Villon, el Ahorcado.
Y será tal mi fama que prefiero el olvido
porque un día, mañana
de ese futuro que el hedor hace
parecerse al recuerdo, una mano
dejará caer, al oír mi nombre
el fruto del culo, el excremento
y mi vida, y mi carne, y todos mis escritos
¡promesa serán sólo para las moscas!

 

 

 

[¿QUÉ ES EL DESTINO?]

¿Qué es el destino?
Es un perro que ladra.
Este perro que nos persigue como una sombra infiel,
insomne como la muerte purificadora
que borra la memoria impersonal toda.

Este sentido de la lentitud es lo mismo que el sentido del norte:
matar en el norte semeja un suicidio con lentitud profana.
Eran las doce en mis ojos
las doce en mis labios
y mis labios comían mis narices.

 

 

 

ORA ET LABORA

Señor, largo tiempo llevo tus restos en el cuello y aún
en mi boca sola, y me arrodillo ante las tardes
y en rezo me evaporo,
como si fuera mi casa la ceniza.
Es
como si no existo, como si el rezo
pidiera a los dioses la limosna de mi nombre
ante la tarde entera.
Nunca supe lo que el cielo era:
quizá la tarde, tal vez
amar más que ninguno
a mi madre, la ceniza.
¡Oh espía!
De mi aparta tu ojo, hice un voto
haz secreta mi muerte.

 

Leopoldo María Panero (Madrid, 1948 – Las Palmas de Gran Canaria, 2014). Hijo del reconocido poeta Leopoldo Panero. Es considerado una de las figuras claves de ... LEER MÁS DEL AUTOR