Despatriado
FÁRMACOS
Los fármacos tejen junto a mí el embrujo de los litres
Traen en la cobertura el último infortunio de la Literatura Chilena
Crecen mis reflujos como sepulturas descuidadas
Que van en fila a sentarse sobre los jazmines horrorosos del pueblo
Yo entro guacho, con el espinazo herido, baboso
Corto de un gesto el labio negro de la Patria
Larga y angosta niña fea
Trueno del estoque donde los ojos se constelan marchitándose
Mis fármacos son bellas uñas de trigo y choclares, son agua
Tejen sobre mi cama la camisa de la felicidad con su puño azucarado
Como la literatura estoy infectado y solo, desprestigiado, condenado
No amo a la Patria como lo hacen los pobres
Un inmenso y dulce odio me relaciona con el sentido de los emblemas nacionales
Paso entre el gentío con lombrices de barro al hombro
Y florezco bajo el granizo como un adicto, como un zorro viejo
AUTOEDICIÓN
Al poeta Héctor Figueroa
Tus cantos son un infinito trapo viejo, unas dulces bestias –lo sabes, Pérez-
Los editores no ven en ti el talento del que presumes cuando te emborrachas
A lo sumo te han publicado en revistas universitarias, en vagas antologías
Pequeños poemas de escaso valor literario
Estás desorientado, solo, como una anciana malhumorada y atea
Entregado a la autoedición subes y bajas las escaleras de los edificios públicos
Tu diminuto imperio baldío, tu débil victoria
Siempre terminas en el punto de partida, con pérdida de asombro, molesto
Te sientas en las plazas a tasar el hondo culo de mujeres flacas y rubias
Tus malos poemas son los más populares entre tus amigos, obreros, vigilantes
Ellos admiran tu curioso trabajo de escritor
Entonces vuelves a tu tedioso ejercicio, amargo, tieso
Descubres el ojo de la babosa que regresa de madrugada al lavamanos
Siempre hubo mejores generaciones que la tuya –te dices- mayores aciertos
En el precario mundo de poeta de tono menor te lamentas, como niño triste
Del lenguaje, de la anáfora, de la imprecisión del adjetivo, del tono, del verbo
Sin editor, sin futuro profesional en las letras, sin paz, ni plata para la luz
CARTA A BLABLANCA
Hay hombres infectados de acné bajo el tendido eléctrico
Garrapatas que trepan a los ojos de la mañana, adictos al neoprén
Desgarbadas hembras que defecan risueñas entre los álamos Municipales
Bestias con raras patologías que arrastran hacia la noche sus salados lenguajes
Las niñas hijas del Senador de la República beben té dentro de las panaderías
Y un limpiabotas obsequia fotos pomo a las colegialas de finas trenzas
Los obreros descubren la básica estructura de sus vidas
Mal vestidos, mal hablados, desdentados
Todo el barrio huele a plástico y manteca
Sale de sus frituras el llanterío de mujeres hermosas
Columpios, leche cortada
Los murciélagos celebran la caída de la poesía
El inicio del invierno tiene una frescura que aterra
En él se oculta la violencia de una tormenta que no se detiene
Los turcos de calle Eyzaguirre recitan poemas malos y enormes
para festejar la victoria del capitalismo
Un poeta muere junto a las garzas de fantástico cuello
Un poeta muere convertido en leba.
GRINGA
Los lunes, los martes, los viernes
Siempre que regreso de mi fastidioso trabajo de obrero
Reviso el refrigerador desocupado, el lavaplatos, las obras completas de Mistral
Cada centímetro de la taza de baño, la vigencia de la leche líquida
Corto en partes iguales la tableta de alprazolam con su brillo amarillento
Hablo en coa, en francés defectuoso, conmemoro a Cristo
A las cinco, a las ocho, a las doce
Con intensos anuncios de parálisis faciales
Cruzo la casa, los jardines, la cocina, el baño, furioso
Cansado de la República, de la poesía, de las escopetas del lumpen
Pero sé que al fondo del patio, bajo los pimientos, tu culo ríe desvergonzado
Y otra vez la vida tiene sentido, la poesía, las escopetas, la República
UNA NIÑA EMBARAZADA
Una niña embarazada se peina sentada sobre una piedra
Su acto trivializa con el decorado seco de Santo Bernardo
Entra en su lengua de fresa el horroroso fragmento de la literatura
La maldad hermosa de un soneto alejandrino
Tus hermanos penetran al misterio infantil de las ferreterías
-pintura para la niña y su feto-
Convencidos de que no vendrá el canto del colibrí
Ni el aroma del ajo derramado sobre la textura de la sartén
Te alejas de la ciudad que odias
Furioso, tu paraplejia virtual inunda el ambiente de las choperías
Lumpen y botella partida
Distraído vas entre los ánimos febriles de tu básico ejercicio poético
Y cojeas de una pierna, y levantas pequeñas basuras de los cementerios
HUEVOS FRITOS
Estoy friendo huevos sobre una fogata de tablas
Tengo la zapatilla rota, los tobillos piñiñentos
Saboreo el plato acompañado de la sombra de la parra
La vecina protesta por la propagación del humo
Con el panadero en la mano entona una balada canuta
-«Dios es mi proveedor, nada me faltará»-
Las uvas caen tristes a la cañería del desagüe
La sombra de la gata cruza el agua de la artesa
-Tapón y escobilla en la sombra del animal-
Miro el mosquerío que flota muerto sobre la lavaza
la finura del sol corta los racimos con un solo estoque
Remojo la paila bajo la gotera de la llave
Con la cuchara de té limpio la superficie del aluminio
Mi madre enferma de gripe me delega tareas domésticas
Lavado de platos, enjuague de ropa
Barrer con el rastrillo del vecino la caca del gallinero
ESCUELA E-174
Un amigo decide abandonar los patios de la escuela E-174
Es 1975, los mendigos beben pipeño de una olla detrás de las cercas
Las compañeras de curso juegan con toallas higiénicas bajo la ducha fría
Un amigo se masturba con fotos de Pitica Ubilla
Se oculta para piropear a las mamás de los de Quinto A
Que pasan con sus pantis caladas camino a las panaderías
Y que mantienen relaciones sexuales con los oficiales de ejército del pasaje 4
La escuela tiene olor a fiambre, los ventanales lloran lentas fatalidades Republicanas
En los patios de tierra nos enfrentamos a puñetes con los de octavo
Jugamos payaya, trompo, rayuela
Miramos los calzones de la profesora de educación física cuando baja de la moto
La Directora emula a Mistral
Tiene rasgos araucanos, es solterona
Maneja una renoleta del año 60, usa bisoñé
Un amigo decide abandonar los comedores de la escuela E-174
Cae de golpe, como una cabeza de vacuno al agua, esquizofrénicamente
DESPATRIADO
Debo abandonar el atrofiado amor que me liga a la patria
Entregado a esa obligatoria calidad de pertenencia
Me he cansado de los emblemas, de los estandartes
Paso frente a las estatuas de los héroes
Tomo día a día el licor del desconcierto, frágil coyuntura personal
Entonces una pequeña tristeza se apodera de mi puño malo
Hay algo terrible en el ambiente cuando crece mi desapego
Un sentimiento de culpabilidad, un crimen íntimo pero necesario
La causa de esto carece de causa
Pero se manifiesta
Miro con extrema severidad todo aquello que me constituye
La República, la bandera, el mar, la poesía
En mí las flores de la nación se marchitan como el amor de los esposos
-De Cumbia (2003)