Charles Simic

Mil años de soledad

 

 

(Traducción al español de Nieves García Prados)

 

 

MIL AÑOS DE SOLEDAD

Al anochecer
Cuando deja de nevar
Nuestras casas se levantan
Muy por encima de la tierra
En el silencioso espacio
Al que ni el ladrido de un perro
Ni el grito de un pájaro, llegan.

Somos como los antiguos marineros:
Nuestros cuerpos son el océano
Y el silencio es el bote
Que Dios nos ha dado
Para nuestro largo y desconocido viaje.

 

 

PAREJA DE VIEJOS

Esperan a que los maten,
O los desahucien. Pronto
No tendrán nada para comer.
Mientras tanto, están sentados.

Creen que un dolor violento está por llegar.
Empezará en el corazón
Y subirá hasta la boca.
Los llevarán en camillas, aullando.

Esta noche vigilan la ventana
Sin dirigirse la palabra.
Ha llovido, y ahora parece
Como si fuera a nevar un poco.

Lo veo levantarse para bajar las persianas.
Cuando su ventana se queda a oscuras,
Sé que su mano ha alcanzado la de ella
Justo cuando iba a encender la luz.

 

 

DICIEMBRE

Nieva
y los vagabundos todavía
van
cargando con sus pancartas–

una proclama
el fin del mundo
la otra
los precios de una barbería local.

 

 

ENERO

Huellas de niños
en la ventana helada
de una pequeña escuela.

Un imperio, leí en alguna parte,
se mantiene gracias a
la crueldad de sus prisiones.

 

 

LA QUE DESAPARECIÓ

Ahora que hace calor como para sentarse hasta tarde en el porche
alguien se acordó de una vecina,
aunque han pasado más de treinta años
desde que salió a caminar un poco después de la cena
y nunca regresó con su esposo e hijos.

Nadie presente podía recordar gran cosa sobre ella,
excepto la manera en que sonreía y se quedaba pensativa
de repente sin contar por qué,
cuando se le preguntaba, como si ya tuviera un secreto
o el corazón roto porque no guardaba ninguno.

 

 

EL AMANTE

Cuando yo vivía en una granja, escribía cartas de amor
para los pollos que picoteaban en el patio,
o me sentaba en la letrina escribiendo a una araña
que enmendaba su tela sobre mi cabeza.
Fue cuando mi esposa se largó con el cartero.
Los vecinos se marcharon, también.
Su cerda y sus lechones chillaban
mientras corrían detrás del camión de la mudanza,
como lo hizo aquel espantapájaros que una vez até a un árbol
para que tuviera que escucharme.

 

 

EN EL JARDÍN TRASERO DE ALGUIEN

Qué hermosa escena
ver a dos amantes beber vino y besarse,
y a un perro sobre sus patas traseras
mendigando las sobras de la mesa.

 

 

LA VENTISCA

Oh, quién estuviera dentro de un buzón
en una esquina de la calle cubierta de nieve
acurrucado a una carta
que envía amor y ardientes besos
para algún tipo afortunado de ahí afuera.

 

Charles Simic (Belgrado, 1938 - USA, 2023). Fue una de las voces más influyentes de la poesía contemporánea. Tras más de cincuenta años de cuidadosa ... LEER MÁS DEL AUTOR