Emilia Pardo Bazán. Evolución de la rosa

 

Presentamos tres textos de la célebre autora española.

 

 

 

Emilia Pardo Bazán

 

 

SONETO

¡Cómo del tiempo la veloz carrera
destruye con su marcha presurosa
la creación más noble, más grandiosa,
desolación sembrando por doquiera!

¡Cómo sin tregua dar, toda la esfera
recorre, y con guadaña silenciosa
no perdona ocasión, no deja cosa,
y la muralla más potente altera!

¡Cómo a su paso caen las naciones
que en el polvo y olvido precipita,
deshaciendo los fuertes escuadrones!

Ayer, con frente pálida y marchita,
yo me hacía estas tristes reflexiones
los codos al mirar de mi levita.

 

 

 

UNA CAZATA

Guarda el recuerdo de esta jornada,
tosca pared;
nunca te borres, lápiz suave,
dure tu huella más que en papel.
Aquí te dejo, fragmento breve
que yo estampé;
así a estos montes, dentro de un año,
pueda volver.
Y entonces viéndote que te destacas
en la pared,
las frases frágiles que grabé un día
yo leeré.

 

 

 

EVOLUCIÓN DE LA ROSA

Por tierra de unidad y de armonía
la vieja Grecia se preció de hermosa:
símbolo de belleza fue la rosa;
Venus entre sus rizos la prendía.

Duraba su esplendor tan solo un día;
era pomo de esencia deliciosa;
y, borracha, la alegre mariposa
en el cáliz de fuego se dormía.

Vienen la edad moderna y los Linneos;
llega el floricultor, y en variedades
la rosa dividió, como en casillas…

¡Venus y Anacreonte, estremeceos!
¡Cantores del amor! ¡Muertas deidades!
¡Hay rosas negras, verdes y amarillas!