Progenie
PROGENIE
Salmos nórdicos liberan
a tus descendientes
y a los míos,
de la fina luz de la liberación.
Ofrendo mi paz desde lo no descubierto,
a tu amor ya consabido.
A esta idea de asombro.
Eres mi luz, y yo también soy tu luz.
Yo te advertí, lo que veía en mis visiones.
Te sacarán de las tierras de Egipto,
como a una Marsellesa,
cantarán los peregrinos junto a ti,
cuando los tiestos ya no estén en pugnas con el cielo.
Otra cosa es la Egiptología
que haya estudiado tu padre,
las momias al servicio de sus palabras
pueden no ser sus visiones.
Y sí la única tierra del sol.
Y yo al lado de tu padre,
como los gorrioncillos.
Dijo el espíritu del enterramiento, dijo: hagase la luz.
Hoy, nos quitarán a las dos
las vendas puestas por César a Roma
y le daremos al Césaralgo de comer
como si fuéramos niños sin alimentos.
Nos leerán los secretos del Corán.
Y nuevamente nos amansará la caricia
de la tierra, la caricia de una abuela
sobre penumbras de almácigo.
Salmos nórdicos liberan
a tus descendientes y a los míos,
de la fina luz de la liberación.
Ofrecen al pueblo,
sus carabelas.
PISADAS
Los que proclaman
el éxodo, en alguna de sus partes.
Los que son fascinados
por las últimas leyes,
y sólo por las últimas
y aún no han sido
bendecidos por las primeras.
Varón de dolores eres.
Los que piensan en el fin
como los hijos de algunos
de los varones de las tribus de Dios,
sobre todo Abraham,
ese siervo que da vueltas
en cúmulonimbos allá en su tienda, también allá en su Tabernáculo.
Varón de dolores eres.
Ya no prometas, más descendencia,
Dios mío.
Ya no prometas más hombres
saturados.
Aquí, bajo la nube
de las congregaciones,
hubiéramos muerto, porque
aquí moriremos.
Debajo de la sementera
de las viñas, de los huertos de olivo.
Mirando con odio,
el cielo de metal.
LEVITACIÓN
En el estanque de Siloé,
los peces babilonios, devoran
las espinas
que irradian como legumbres.
El cadáver de sus cuerpos,
brillantes, anonadados,
van a lo mismo,
a deshacer su mundo.
Y no, a rehacer los mundos.
En el estanque de Siloé,
ya no verán al necesitado
apartarse o erguirse
al lado del que tienen,
ya no verán al necesitado
conciliar el sueño
de los necesitados,
de los realmente mendigos poderosos.
Un clamor de agua, es un clamor
de Agua,
único sobre la tierra.
En el estanque de Siloé,
Geraldine, saldrá de una roca abrupta,
para calmar su sed.
VITUPERIO
Yo habría recorrido
el Iluminismo de tu cuerpo con mis letras,
no Voltaire
ni Diderot.
Ya no pensar en los grandes ojos fijos
que todo lo ven,
y todo lo saben. Me aproximo
e inclinada te elogio
como a un vituperio.
al que saciaste como uvas,
como las uvas de Lot.
Al vituperio que saciaste de soles que nos ahogaron el alba.
Ansias tengo de ver tus colinas y museos reverberantes.
También de ver tus manos.
Yo habría sido
la paz que reina con sus mitades,
partidaria de aquel iluminismo tuyo
entre la plenitud de los bambúes.
Partidaria dotada de tu pensamiento,
de tu pasión,
hubiese sido lo que no fui.
Pero tu piel es ahora
la humana y la carnal
armada de Rosseau,
el más oscuro.
Y digo que las estrellas
siembran sus vidas
y que el odio pertenece a David Hume
cuando la noche cosecha
muerte.
EL ESPÍRITU DE SU ALBATROS
Besa sus pies, ahora que puedes
renunciar a ellos
y al espíritu de su albatros.
Yavhé, entra en sus palmas oscuras, se acomoda y allí guarda ese placer de refugio.
La obscuridad se tiende,
se rinde como tributo
de muchacha sin piel.
Somos gansos desnudos en el
albatros.
Yavhé, sabe quién he sido hoy y quién seréis en el mañana.
No morirán de frío las canteras
que le quedan a sus huesos.
Ni el éter etílico de su boca.
Mueven los pies su sistema inmunológico divino.
Los costales agradecidos
de cierto redil.
Besa sus manos, ahora que sientes
el amparo del desierto.
No forniques con el cactus
de largos cabellos.
No entres al Seol de los muertos
descabezados,
aplatanados en sus dudas
y deudas descomunales.
Yoshua entra en el espíritu del albatros,
silencia el cáñamo desvencijado
de sus fieles descendientes,
carne propia.
¡Es la noche de las incondicionalidades,
Amor!
BOLIVIA
El estado de la gracia
de mil ciudadanos
y habitantes
entre los cuáles no estoy.
¡Bolivia dentro de mí!
¡Chile dentro de mí!
Un almacén de ciruelas
prohibidas en los estantes silencios
de un país.
Cuba
nacerá de dos repúblicas,
alguna vez,
ya no prostituídas
sobre el goce
de los cuerpos.
Cadáveres por aniquilar
bajo los grifos
y los eclipses que abruman.
Mi cuerpo sostenido por el tuyo
en aquel extrañamiento.
Lengua de guardianes
que nunca se tocaron
ni sepultaron
bajo una especie tremenda.
En Bolivia, en Chile, en Cuba,
aquí en Cuba dirán
que tu vientre
era el objeto enorme,
el rigor sobre la hamaca de palma
donde mi abuelo asistía
el parto de las mulas.
Lamentaremos la furia
de sus axilas.
Su hambre de gemidos.
Lamentaremos su sangre tibia
de hombre de tinajas.
Más yo quiero conocerte
más allá del sol
que invocaron los hombres
de la conquista,
eran quizás las conquistas
menos comunes.
Pero el fin era detenerte,
despojarte
como un negro animal
de mármol.
Ahora tú, no pienses en la ebriedad.
Las élites de la conquista ya fueron iluminadas,
y ya no pueden
soportan el licor
los bambúes y cañas
del puño de Dios.
Yo sé que en Bolivia matarán,
sepultarán orgasmos.