Los años pasan como pájaros incendiados
Queda dolor, pero no duele
del modo en que antes punzaba los nervios.
Queda un poso proyectado al infinito
como un universo que se pliega
en la precisión del instante.
Queda costra que pica,
queda el achaque que estorba,
quedan las gotas de ardor intemporal.
Pero quedan como un sutil abrazo
y es una presencia afable
su asimiento.
Donde queda dolor,
no existe vacío.
*
Contra las rocas
el mar se rasca los picores
y sobre la orilla se abalanza a devorar
la arena que se oculta bajos los pies desnudos
de aquel que mira al horizonte
mojándose las pantorrillas.
El olor salado detiene los minutos,
apacigua la exaltada memoria.
Así, debería ser siempre
la vida:
un puro contemplar este vaivén del agua,
esta caricia de lo inmenso.
*
respiras en paz y ves
la vida a través de los ojos
de un poeta que duda
ante el mundo y la nada.
no desprecies nunca el caos
de aquellos que dudan de ti;
quizá sus quejas contengan
aquellas preguntas que siempre
anduviste buscando.
quizá son aquellos que sufren
quienes muestran la luz desde la sombra
por el puro deseo de hallar
una visión más clara
de su interior en penumbra.
*
los años pasan como pájaros incendiados.
a través de nuestras manos los ríos crecen,
son herramientas vivas,
alimentos perennes para los pequeños animales
de nuestra mente automática.
alrededor de una silla nos sentamos en un corro
esperando que la noche encienda nuestro sueño.
la silla está quieta y nadie sabe
mirar hacia afuera de su círculo.
hace frío y buscamos refugios en lo ajeno
y así comienzan los cantos a lo ausente.
miramos al rostro quebrado de la pesadilla:
respira por sí sola y parece
el retrato de un dios
humillado y vencido.
*
ANOCHECE
El viento besa la ventana y los párpados ceden.
La vida nos traiciona y nos perdona
por igual.
Llorábamos cicatrices como los niños rotos,
como los animales que habitan las cloacas
y deshacen la noche con pequeños mordiscos,
ávidos como huérfanos.
Papá, no me escuchaste
cuando dije tengo miedo.
Habría sido hermoso si te hubieras quedado.
*
VERBO
No creo que puedas beber más minutos que todos los relojes.
Estuviste esperando mucho tiempo al instante exacto.
Corriste como un niño hasta el final de la calle
para ver si seguían puestas las estrellas en la puerta del bazar.
Todas nuestras cruces las cargan los profetas
que aún lloran por los hijos que nunca tendremos.
Nuestras venas se condensan en un sofá de jeroglíficos.
Nos rendimos a la alternante opacidad de las palabras.
Y desaté por fin la pura imperfección de mis fracasos.
Pero todos tus pasados están en tus poemas, excepto yo.
Qué frágil la memoria del que ama solo con el lenguaje.