Decimos incendios
Ojalá
Ojalá que te bebas mis ojos,
que mis visiones crezcan en tu cerebro
Que me pierda, voces en tu sangre,
lentos sueños navegando carne adentro.
Ojalá a mi sangre
se amarre tu piel en vuelo de estorninos, cuervos.
Y que, por tus ojos,
desnudos y pájaros,
crucen caóticos espejos tu noche.
Ojalá que subas a mis nombres
con la sangre en vilo,
aunque luego escapes
con el poema en las manos
Aunque el todo caiga.
Mar y Luna
El mar no es más que un aullido de la luna
La noche no es inmensa, cabe en mi sangre.
El mar: nombre sin diccionarios
Los astros sólo son polvo de soles muertos
El amor, carne, hormonas, ángeles
Noche inmensa, bebe en mis ojos.
Desconozco esta palabra
animal que no aparece en las taxonomías
en las formas del bautizo humano
Habrá que señalar el vacío con el dedo
Hueco, costillar del hambre.
La noche no es oscura, me ilumina
A pesar de todos los nombres,
el amor: carne, hormonas, polvo de ángeles.
Tú, palabra, que eres nada,
sonido que bautiza el vacío
(soles, cantos y sangre opalina),
con luna y agua desencadenas el mar.
Felicidad
Vinieron los mirlos azules
¿Dónde está tu amor?, gorjearon.
En los cementerios, con borrachos que cantan:
“Feliz quien se ha marchado,
feliz quien se ha perdido”.
Vinieron los peces sangrantes
¿Dónde está tu amor?, azulearon.
En sueños de los ahogados
En el grito canción del delfín y el marsupial.
Feliz quien rompe el agua,
Feliz quien aire bebe.
Vinieron las larvas de Dios
¿Dónde está tu amor?, exclamaron.
En costillas de ángel, piedras y nombres,
cantando: “Ven, habita dentro de mi sangre”.
Feliz el que sabe y regresa
Feliz el que sabe y retorna.
Decimos incendios
Nombrar es poner agua en el vacío
Un diccionario: afán, cárcel, delirio
Pero si la palabra dice nada
¿Quién pronunciara bestias para el sacrificio?
¿Quién dirá lo que no debe gramaticarse?
Pronunciar es cantar silencios
Un diccionario: piedra de soles heridos
Bestia de la lengua masticando este mundo
La palabra escritura incendios en los cuerpos
La palabra dice agua cayendo hacia el cielo.