La fiesta y otros textos
Palabras de este mundo
Nueva poesía argentina
Selección y edición: Marisa Martínez Pérsico
NOTA PRELIMINAR
Poco sabemos de Andréi Rubliov, pintor y religioso, hombre de Dios y hombre del arte. Las crónicas afirman que vivió en tiempos del patriarcado de Nikon de Rádonezh, en el monasterio de la Santísima Trinidad y San Sergio, cerca de Moscú. En 1408 colaboró en la decoración de la catedral de la Dormición de Vladimir. Fue discípulo de Teófanes el Griego. Es considerado, junto a Daniil Cherny, el representante más importante de la pintura iconográfica en Rusia. Murió en 1430.
En 1966 Andréi Tarkovski realizó una película basada en su vida.
El globo
(Otoño de 1400)
¿Ves las veloces nubes blancas
allá abajo?
La tierra se aleja más y más.
Volando va desnuda
una sola palabra en el paisaje.
Dormida va.
¿La ves?
Ya pasamos las rocas de la altura,
los jaguares del sol,
la franja donde la muerte deposita
los últimos dientes de la calavera.
Hermano, abre los brazos.
El juglar
(Verano de 1400)
¿Dónde está mi caramillo de abedul?
¿Y mi pandero de piel de burro?
¿Era triste o alegre la canción?
«Pena, pena, pena.
El Cielo nos envió a este mundo».
¿Dónde están mis zapatos de piel de oveja?
¿Y mis pinceles de pelo de buey?
¿Era triste la canción?
«Pena, pena, pena».
Sólo me queda este sayal, esta escudilla de barro,
los ojos que todavía escrutan la solapada curva de las cosas.
«Pena, pena, pena.
Desde el Cielo nos fue enviada
inconsolable pena».
Invitación al Kremlin
(Invierno de 1405)
El ícono de la Virgen de Vladimir
me miró a los ojos y me dijo:
«Búscame en el muro donde la tarde extiende su plumaje.
Estoy detrás de los estandartes de cola de caballo,
debajo de las hojas y los frutos.
Búscame en el aire, en las cenizas.
Estoy arriba del puente de todos los ríos,
encima de la huella de los lobos.
Búscame en el arco donde la sangre se desata.
Estoy bajo el ala de la noche».
La fiesta
(Primavera de 1408)
Que seas siempre para mí como el rocío,
como los lirios del campo, como los árboles silvestres.
Que en mi boca seas siempre
más dulce que el fruto de la higuera.
Porque antes de verte
yo era una voz que clamaba en el desierto:
¿de dónde vendrá mi auxilio?
Mis días eran como los del caracol que se desliza y pasa.
Mis días eran esfuerzo y tristeza.
Antes de verte
yo alzaba los ojos a las montañas y gritaba:
¿dónde estoy?
Entonces llegaste como llega puntualmente
la lluvia que riega el suelo,
la nieve que cubre los campos de Rusia.
Que en mi vida seas siempre
vapor que sube de la tierra,
mano que esparce la semilla,
aguacero.
El árbol verde del encinar de Mambré
(Otoño-invierno-primavera de 1422)
Tomo el compás, el cordel y la escuadra:
no existe nada bello sin medida.
Desde la ventana de mi celda observo
todo lo que se desmorona y crece,
todo lo que se mueve y abandona
su pasajera piel sobre el planeta.
Tomo el pincel.
Descubro un verbo que no es blanco ni azul
ni transparente.
Algunas palabras de este mundo
Quiere esta antología, junto con difundir las voces de treinta poetas argentinos nacidos entre 1970 y principios del siglo XXI, ser, con su eco preliminar de Árbol de Diana (1962), un homenaje a Alejandra, de cuya muerte se cumple medio siglo.
Celebrar, desde el guiño de su título, esos pequeños artefactos poéticos perfectos, esas piezas muchas veces brevísimas que dan cuenta de una subjetividad quebrada, de una orfandad metafísica, con unas dislocaciones pronominales que potencian el característico tono de tipo liminar pizarnikeano, siempre al borde, en el umbral o límite entre posibilidad e imposibilidad del decir. Poesía que es desamparo y morada. Claridad y oscuridad a la vez.
Las páginas que siguen son un intento de visibilizar y divulgar un repertorio de voces que se inscriben en distintas tradiciones líricas nacionales: hay derivas de la poesía conversacional, propuestas en clave realista, programas de carácter hermético, de indagación ontológica o continuadores de la tradición de la ruptura, estéticas herederas del neobarroco/neobarroso y de la poesía experimental, del riesgo, que se institucionalizaron en países como Argentina o México, especialmente durante la década del ’90. Poemas en prosa y otros que buscan el diálogo intergenérico o transmedial (lírica, narrativa, teatro). Poemas que no exceden una página (¿una pantalla?) y poemas largos memorables.
Esta muestra responde, además, a una vocación federal y extraterritorial. Incluye autores que nacieron y viven en distintas provincias argentinas –desde Salta hasta Tierra del Fuego– y otros radicados en el extranjero (Holanda, Francia, España), que encarnan una argentinidad poética ‘extraterritorial’ (George Steiner), ‘glocal’ (Vicente Luis Mora) y ‘posnacional’ (Bernat Castany).
Marisa Martínez Pérsico
Roma, octubre de 2021