Fernando Cuestas

Vuelo a la noche

 

 

 

 

 

Para qué quiero mis ojos si no los distingo

 

Donde el infinito se pierde
hay un muro oscuro.

Un poema es la vida
que nunca se interrumpe.

El día es noche disecada.

Para qué quiero mis ojos
si no los distingo.

Busco la luz
en la penumbra aparente.

Para qué inventar la rueda
si la luz lleva el poema.

Un paso que no lleva a ninguna parte
es huella temprana.

La felicidad está más allá
de lo conocido.

Cuando sana el dolor
la idea muere.

 

 

 

 

Sol que no preguntas

 

Sol que no preguntas

si has cumplido con ser feliz
si es tu edad la correcta para el último adiós
si guardaste algo para ese día

si tu aliento es de menta o cilantro
si tu risa un conjunto de membranas de color

si tus arrugas son postizas
si tus canas son más bellas grises o de plata
si eres tú o yo quien responde
si el amor dejó de ser

si el sol es un cometa sin cola ni memoria
si la noche tu ilusión favorita

si la felicidad es un estado embriagante

si el mar un ciempiés de olas
si preguntar es cuestión de edad

si el domingo va después del lunes
y antes del sábado

si todos los días son jueves

si el invierno cubre de primavera la lluvia
si duerme bien en noches frías

si el amor vive en la oscuridad
si el río del olvido no tiene orillas

si la poesía es el último rumor del hombre
si la rosa no crece dos veces en el mismo jardín

si la muerte es la burla de la vida
y la noche la primera luz del día.

 

 

 

 

Vuelo a la noche

 

“Vuelo y vuelo sin saber,
herido en la noche oscura”
Pablo Neruda

 

Vuelo a la noche
su puñal afilado

Alas del cóndor
montaña sagrada

Extenso viaje
ganso canadiense
paisaje de nieve

La noche vuela
escoge su día.

 

 

 

 

Querido Walt Whitman

 

Un viento sobre el
lago silba en el
aire.

Tupidas barbas

y blancas cabelleras
con el sol y el mar a
nuestros pies.

¿Existe un lugar seguro en el
cielo junto a ti?

 

 

 

 

Insondable

 

a Federico García Lorca

 

Todo en ti es tormenta como la materia.
Los demás arden de tu vino
y beben de tus órbitas.

Todos los poetas
nos abrigamos en el silencio.

El cable de las poleas se tensa
cuando se levanta el cielo de la tarde.

Ciudad de alambres de muerte
llevas en el ojo un cuchillo.

Tu cabeza recostada en el río
alucinando que eres roca que flota.

¡También los maricas aman al poeta!

El tiempo es una costra herida por los sauces.
¿Puede el hambre mitigar la herida?

El toro por los cuernos
y el mundo por su espesa figura.

El pez chico se come al grande
la babosa está muerta en la hoja.

El mundo adolece de aves y cucarachas
nadie tiene que contar un cuento sobre él.

¿Seguirá el poeta hablando a solas?

 

Fernando Cuestas Poeta y escritor bogotano (7 de marzo de 1962). Cursó estudios de Ingeniería industrial en la Universidad de Los Andes y Finanzas en la Un ... LEER MÁS DEL AUTOR