La memoria del corazón
MATICES
Comprendí que había destruido
el equilibrio del día,
el silencio excepcional de una playa
en la que había sido feliz.
Albert Camus
I
Ladrillo:
Hay una infinita catástrofe
que entorpece de golpe
y se lleva en su corriente
todo lo que, alguna vez, yo fui.
En un vaivén la tristeza me apaga,
agota las fuerzas
y mi cuerpo aletargado
es la consecuencia decadente
de mis sueños marchitos.
II
Gris:
Si tan sólo uno pudiera vislumbrar
la hoguera donde, en algún momento,
calenté, de a poco, mis expectativas.
Ahora, no queda más que apagarse,
enfrentar la desgracia como hasta la fecha todos
la hemos enfrentado:
sin entender,
sumidos en la niebla,
buscando la luz que escapó de la esperanza
en nuestros ojos.
III
Arena:
Porque hay que caer, derrumbarse
y amar la posibilidad de disolver raros e insidiosos esquemas.
No hay otra manera, ya no lo han dicho los viejos,
los que aprendieron a besar la tierra
y, con tanta experiencia,
pudieron sembrar sus corazones en el lodo,
para florecer junto a la memoria.
IV
Amarillo:
En días venideros habría que pensar
en aquello que nos detiene.
Quizá, hemos dejado de encontrar la armonía, la perfecta emoción,
el perfume que da con el rastro sutil de nuestros pasos… la dulce superación.
Porque muchos pensamos que no hay mal que dure cien años,
pero pocos son los años que quedan
cuando el miedo nos dura toda la vida.
V
Rosa:
Porque en las nubes imperfectas de un atardecer
se puede observar
el matiz lumínico de aquellos desvergonzados, los que, por respeto a sí mismos,
comprendieron que las almas son el más tierno e invaluable regalo que nos brindó
el Universo
para, así, tropezar con nuestra ingrávida existencia.
VI
Rojo:
Todo lo que hay aquí es una unidad.
No hay destello sin fósforo encendido,
ola que permanezca intacta
frente a la sensualidad
con la que la surcan los delfines.
Todo es un juego de resiliencia,
de infinita aceptación.
Sólo así, se puede admirar la entereza
en otros cuerpos…
el origen de la exaltación con la que estamos hechos.
(Inédito)
ORACIÓN INCOMPLETA
A García Lorca
No he pensado, seriamente,
en ser educado
y tener a un Cristo a la mira
de cada uno de mis pasos dados sobre esta guerra;
ínfula, que no hace más que
—tácitamente—
volverme un buen ciudadano,
un convicto en sus trincheras:
animal domado e indiferente
a la desdicha.
Se me dijo que Dios estaría presente
donde es posible columbrar a las aves carroñeras
defendiendo sus ideales
para hacer de este país un altar,
una beata apología de la fe,
donde —con rigurosa disciplina—
ocurren los más grandes milagros.
Quisiera decir que soy cristiano,
el soldado de una iglesia
donde el color de la piel es un estigma
para que la vida pueda ser justa.
Podría mencionar que soy un hombre,
un recluta celestial,
pero en esta tierra, mi bendita tierra granadina,
fui poeta,
paloma mensajera en dirección sincera a las balas…
oración incompleta de los inocentes
que son fieles peregrinos
de la más sagrada eternidad.
(Inédito)
LA MEMORIA DEL CORAZÓN
Con respeto y admiración
a los mineros de Real del Monte,
por ser la raíz de nuestra historia.
Rescataron mi cuerpo
pedazo a pedazo de la entraña,
del miocardio escabroso de la tierra
donde, alguna vez,
habitó un esplendor en la esperanza.
Pescaron del agua mi torso desecho
a falta de ademes,
mis piernas mutiladas por las rocas
y mis brazos imbatibles;
esos que
—aquella mañana de un 8 de mayo–
darían un postrimero abrazo a mis seres queridos.
La mina…
es implacable, estricta,
celosa cuando la veta se enamora
de los hombres que le entregan sus manos
y ella, ofrece a cambio,
el sueño posible de la plata
para que, por lo menos,
estos puedan tener una taza de café caliente
y un bolillo relleno de frijoles en su boca.
Hoy, en Mineral del Monte,
nadie busca ya explotar el subsuelo.
Quizá, es por esto, que nuestro cielo
rinde un magnánimo duelo perpetuo
con su espesa niebla
que va acompañada
de un eventual llanto ligero.
Volví a nacer exhumado del polvo.
No lograron recuperarme con vida,
debido a la notable ausencia de herramientas.
Mas hoy, mi corazón yace intacto latiendo
—fuera de aquella funesta pesadilla—
con la memoria de aquel
“nuestro último abrazo”.
REENCUENTRO CON LA BELLEZA CREATIVA
El arte es una herida hecha luz.
Georges Braque
A mis alumnas, mis amigas.
Miro con alegría la fervorosa esperanza
que existe
detrás de las rejas.
Las chicas juegan, danzan,
olvidan por un instante
su incesante rutina;
esa de esperar…
para así,
lograr desprenderse un poco,
desentumir las emociones,
estirar por un momento los sueños
y volver jubilosas
a esta afamada sociedad
que —juiciosamente—
nos condena.
He llegado aquí para enseñarles
a escribir poemas,
y, en el fondo,
sé, que esto es imposible.
La vida ya es demasiado cruel
como para permitir que la poesía
sea
un llano formalismo,
un requisito más que cumplir
frente a la venerable
mierda burocrática.
Veo a mujeres con diversas historias,
encontrando en la lectura
de algún verso
los subtítulos de su cara,
la voz del cenzontle
que, poco a poco, se apagó
al vivir en cautiverio.
Llegué aquí para enseñar
a redactar poemas,
pero fue tal mi sorpresa
al ver
que ellas ya escribían
poemarios enteros con sus sonrisas.
REENCARNACIÓN
La maté sin usar ningún arma
ni derramar una sola gota de sangre:
me olvidé de ella.
Armando Alanís
A Dalia Maribel
Y aun así…
¡Te moriste!
valiéndote madre.
Cuántas veces dije hasta el cansancio:
¡No te mueras amor, no te mueras!
Tomaste ventaja y sabías que iría
detrás de ti,
que tarde o temprano habría de sentir
el peso de tu muerte montándose
en mis huesos.
Tanto pinche recuerdo
que todavía escucho plegarias
a disposición de tu nombre.
Alaridos de aquellos que en vida…
sólo te hicieron llover.
Puedo oler las ollas de café
hirviendo en la estufa
y a tus tías con jarras,
llenando de luto los vasos
que velaron tu ausencia.
Ya no seré el mismo.
Apagaste el incendio en mis ojos
a fuerza de llanto.
Hiciste falta demasiado pronto.
Quizá, porque cuando se ama
se muere uno más rápido
y no da tiempo de dar explicaciones.
Vivo el duelo de tu recuerdo
y escribo poemas
por si aún…
te gustaría volver.
LO QUE NO SE DIJO
¿Pero quién? ¿Quién es el indicado
para uno
si no es uno mismo?
La noche cierra los ojos y la vida sale al mundo
vestida de frac,
tropezando una y otra vez
con la muerte simultánea
de uno que otro peatón extraviado.
Transpiro en exceso
lo que no se dijo
para no quedarme mudo,
para no especular de más.
Llevo en mis cuencas
la simiente sicalíptica de tu cuerpo
acariciando mis manos.
He ablucionado mis propias mentiras
para salpicar de esperanza el sano juicio
que fue en mí, antes de ti.
La lengua purga con nostalgia,
se condimenta en montañas de sal
disueltas con tequila
y aún así, no logro hallarte.
He congelado el portentoso brillo
de tus labios
y lo resguardo en las sombras del futuro
para no morir de frío.
Masturbo las estrellas,
para no expulsar los demonios beatificados
por tu éxtasis.
Si hay algo que no dije
o valga mi hambre dejar morir,
es que por siempre y para siempre
me callo.