

Presentamos tres textos claves de la legendaria autora francesa en la traducción al español de Humberto Saldaña Pico.
Marguerite Yourcenar
Versos órficos
En el umbral de una puerta oscura,
A la derecha, corre bajo un álamo
El agua del olvido.
A la izquierda brota la corriente de la memoria,
Helado cristal como un licor frío.
El agua de la memoria se estanca en mi corazón.
De allí beben mi alegría y mi zozobra;
En su ribera acampan los sabios;
Yo les diré: tengo miedo de morir.
La imagen derramada del tiempo
Se refleja en mi memoria;
Su hermoso espejo no está agrietado.
Soy hija de la tierra negra
Pero también del cielo constelado
¡Abridme la puerta de la gloria!
Oda a los verdugos
Trabajo, tus manos adiestradas en lo duro
Forjan el hierro del destino;
Herrero hermano de los titanes,
A golpe de constancia creas
La obra que preferimos,
Excusa de nuestra existencia,
Hermoso hijo de nuestra sustancia.
Dolor, tu mazo nos extermina;
Poco a poco, como los sueños,
Tu cincel nos perfecciona
¡Adversario parecido al alma!
Acostumbrado a su propia cuchilla
El más puro diamante reclama
El corte exacto del bisel.
Deseo, vil traidor,
En el bosque del ser tiendes
La trampa donde todos caemos;
Hábil en la lucha, el alma está siempre
Dispuesta a enfrentar la belleza del peligro
Se levanta después de la caída
Y se enriquece de nuevo abandonándola.
Piedad, triplicas nuestro coraje,
Aunque poco nos importan los náufragos
Cuando dobla nuestra campana.
¿Cómo aceptar algo así por otro hermano?
Remeros locos, capitanes temerarios,
Resistamos, encaremos los vientos contrarios
Por aquellos que no resistan.
Muerte, maravilla helada,
Al interrumpir nuestra obra exquisita
Nos evitas otros errores.
Provenimos de nuestros oscuros esfuerzos,
Habitamos en lo que somos,
Ocultos a la mirada de los hombres
Por un muro de terrores en calma.
Estaciones de emigrantes: Italia del sur
Farol rojo, ojo sangriento de las estaciones;
Entre los paquetes amontonados,
Gritos que se alargan, sollozos, peleas;
Emigrantes, fugitivos,
Apóstatas sin patria entre los estados;
Carriles que se confunden y se extravían.
Fondas: demasiado caro para comer aquí;
Bruma sucia sobre la puerta;
Esperar, obedecer, acomodarse;
Aduaneros ¿Para qué sirve una frontera?
Cada rico tiene la tierra entera,
Cada miserable es un extranjero.
Máscaras sucias bañadas por el llanto,
Demasiado cansancio para rebelarse;
Estiramiento de rostros pálidos;
El trabajo pesa; están embrutecidos;
El viento dispersa; están abandonados.
Esta tarde la ceniza. ¿Hasta cuándo la lava?
A veces el invierno, a veces el verano;
Frío, sol, violencia doble;
El agobiado, el amargado, el idiotizado;
Aquí el quejido y allá el silencio;
Los dos platos de la balanza,
Y la pobreza como plaga.
El express seccionando el espacio;
El hierro, el fuego, el agua y los carbones
Arrastran en la noche los vagones
De quienes duermen en primera clase.
Brincan los vagabundos.
Miedo; estupor; el rápido pasa.
Rebaño hastiado, cansados cuerpos,
Bloques soñolientos que la muerte roza;
Se persignan, aterrorizados.
Grito, insulto, ojo enloquecido que se enciende;
Temen el atropellamiento,
Ellos los eternos atropellados.