Esteban Moore

Las promesas del día y otros textos

 

 

Evocaciones

 

“Fuimos un balcón al frente

de un inquilinato en ruinas”

Alfredo Zitarroza

 

Quién fue el que dijo: “tan pronto tengamos el objeto/

 frente a nuestros ojos,/ y en nuestros corazones/ el oído

 atento a la palabra/ el pensamiento habrá de prosperar.”

 

El tiempo ha apagado aquella infinita sed de ilusiones

de los sueños sólo nos quedan amontonados escombros

de las grandes esperanzas, la cascarilla,  el revoque caído

 

Despojos, residuos, las vigas desnudas

/de una estructura inconclusa

 

En un mundo que los feroces vientos de la historia

han reducido al tamaño de la pantalla del televisor

el ruiseñor, Rubén,  que habitara tu canción profana

ya nunca podrá ser, en la mañana, una alondra de luz

 

 

 

Instantáneas

 

La imagen del crucificado

pende vacilante de una luminaria

en la nave central

/de un templo vacío

*

En el umbral de una casa —castigada

/por los elementos

Allí, en los márgenes

de una ciudad que devora

/nuestros sueños

una niña cepilla paciente

/su larga cabellera

 

 

Otoño

 

Al ras de la circunstancial quietud del agua

—–el viento  (de antiguo­­­–

ensaya sus  sonidos

 

esa música

vedada a la voz humana

 

Arrastrados lamentos

que estremecen hojas y  follaje

 

Notas alzadas

en el crujir de las ramas muertas

en el rolido de las hojas secas

 

Rumor creciente que atraviesa

la interminable llanura pampeana

 

 

 

Las promesas del día

 

La ciudad despierta a los monótonos acordes

/de una música mecánica, motores y metal

en movimiento

El sol ilumina el firmamento turbio -su dilatada  paleta de grises

las vaporosas formaciones de combustible quemado

el aire fétido, agrio, ácido

se acompaña

del humo oscuro de los incendiados  basurales a cielo abierto

/que flota letal desde el sur

 

La radio entre cantantes latinos / rock chabón

y cumbia

críticos travestidos, historias de sexo,  secretos de alcoba, drogas, crímenes,

la vida íntima de los jugadores de fútbol

los implantes mamarios

de las vedettes  -las botineras –las estrellitas de turno

transmite las últimas noticias -argumentos políticos–visiones del mundo

horneadas  en beneficio propio en la cocina

/de los ‘saberes convencionales’ –q.v.:J.K. Galbraith-

concebidas por los propietarios de vidas y hacienda

quienes  tensan los hilos que guían a sus marionetas parlantes

 

La ciudad ya se entrega a la soledad de la multitud,

en las calles -restos de comida

-botellas

-basura

el  penetrante olor de la orina, de la mierda

/tan humanas

 

 

Historia

 

Cómo placen a los héroes los caballos

Juan Manuel Roca

 

Qué decir de los repetidos monumentos ecuestres

Qué

de esos hombres siempre bien montados

que con arrogancia ocupan parques y paseos de la ciudad

Ambicionando qué

desde su afectada postura en trabajado metal

 

Qué decir de esas inalterables figuras de bronce

triunfo de aquellos que con ardiente empeño anhelan evocar

/jornadas de incierta gloria

Qué decir de esos jinetes envarados

cabalgando siempre corceles de brío

-congelado metal en el tiempo- que en vana pretensión levantan

/una de sus patas

o ensayan un suave corcovo o se aferran con todas sus extremidades

/a ilusorios campos de batalla

 

Qué decir

de ese general uniformado a la europea

comandante de gauchos desarrapados

quien con altiva insolencia levanta su brazo derecho

la mano abierta

los dedos extendidos en señal de qué

-carga o retirada-

sujetando decidido las riendas de una bestia majestuosa

– fabuloso semental

de parada indómita

allí en las alturas de un imponente pedestal

recubierto en granito rosado

erigido sobre un  basamento escalonado -de proporciones descomunales

delante del cual  los jóvenes que pasan

rinden su mirada ante  los pechos conmovedores de esa muchacha

/que sentada  allí con la blusa desabrochada

se aprovecha de la tibieza  de este sol de septiembre

/ que precoz anuncia el verano

 

 

A rumbo abierto

 

Anduve la tendida llanura de la cuenca del Salado

sus rutas -sus caminos -sus canales hinchados de agua

Dormí bajo estrellas y lunas envueltas en bruma

En el valle del  Río Negro me obsequiaron manzanas

/del tamaño de una calabaza

Apagué mi sed en las heladas aguas del Ñiriguau

Todo esto recuerdo hoy aquí a la ribera del Paraná

y también

los gemidos de un moribundo en un hospital de campaña

la furia del viento en los grandes eucaliptos

el brillo ardiente de aquellos ojos claros

Todo esto recuerdo mientras observo los buques

/que navegan lentos contra la corriente

y celebro en silencio:

el buen sol – la brisa suave -el vino fresco

-la palabra mar

Esteban Moore (Buenos Aires, Argentina, 1952). Poeta, ensayista y traductor. En poesía ha publicado: La noche en llamas (Buenos Aires,1 ... LEER MÁS DEL AUTOR