Ernest Pépin

Pólvora en los ojos

 

 

 

(Traducción al español de Nancy Morejón)

 

 

 

 

Te llevaré conmigo en la poesía

 

Te llevaré conmigo en la poesía.

Allá en donde las palabras son delirios de belleza que beben en la

fuente del buen tiempo.

Te llevaré conmigo en la poesía.

Allá en donde el vientre no es más que un paisaje

en las manos tiernas

de la mañana

el deseo torrencial canta su oración

Te llevaré conmigo en la poesía…

Allá donde las flores y los ojos hablan la misma lengua de armonía

afinada según la sinfonía del sol.

Te llevaré conmigo en la poesía.

Allá donde los labios no son sino los dos platillos

de una misma balanza

para pesar la voluptuosidad.

Te llevaré conmigo en la poesía.

Sobre las rutas prohibidas

a los automóviles, a los barcos, a los aviones

en donde sólo la espiral del corazón hace el recorrido

entre tú y yo.

Te llevaré conmigo en la poesía,

en la espalda del pájaro-mosca,

en una danza de algas borrachas

y subirán los ríos

los fuertes efluvios del placer

nacidos de la primera lluvia

sobre el ondulado metal de nuestros riñones.

Te llevaré conmigo en la poesía.

Atravesaremos la seda vegetal de los continentes;

atravesaremos el sobresalto de las islas

sorprendidas en su golpe de mar;

atravesaremos el fuego de nuestros cuerpos

con un hermoso ímpetu de savia en el sueño de las minas de azufre

Te llevaré conmigo en la poesía.

Nuestros brazos se casarán con el embrujo de los ríos

para abrazar el mundo

nuestro mundo

resumido

en la luminosa estación de tu cuerpo de mujer.

 

 

 

 

En el cofre nocturno

 

Palpo la noche

Su máscara de ceniza canta a

La consagración de los árboles

Mira cómo respiran mil gritos de insectos

Fiel a la conservación de los misterios

Caricias en flor aclaran tu rostro

constelado de placer

y el dolor de los Dioses cube nuestra insignia

Un viejo ritual de estrellas amasa su tesoro

en el costado de la vida

La sábana azul celebra todas las riberas

y ciega tu grito en lo profundo de la carne

La noche no es más que una ventana

abierta a nuestros vuelos

Desde hace dos mil años

partiendo en la punta de los deseos más desnudos

Desde hace doscientas mil noches

encabritados bajo el vértigo

Somos el equilibrio de las cosas más abiertas

Corsarios cupidos ricos en alquimia

Saqueamos fascinados el cofre nocturno

Perecederos amantes de eternidad colmados

ebrios convidados errantes en la rebelde sed

nos desalteramos de los presagios de la sal

Cósmicas corrientes nos conducen

como pasajeros clandestinos

hacia secretos molinos deleitosos

en donde el vino crea a la viña.

 

 

 

 

Mapa del tesoro

 

La medianoche gira sobre los goznes

de un rostro de mujer muy negra

tibia ascensión de savia de las ciénagas

en donde las lianas son como brujas

capturando el deseo el filo

de viejos ritos yorubas

el silencio se acuerda

de las puñaladas de la risa

en el árbol de la alegría

Reina etíope

en el bamboleo mágico

como un mapa del tesoro

todavía sin descifrar

en donde un parpadear de las estrellas

en los erizos de mar de mi sangre

envían mensajes muy secretos

para colgar sobre grandes paneles

nocturnos

 

 

 

 

Amantes

 

Amantes, hermosa sangre vuelta a brotar fuera de las heridas

de un galope primaveral

colmado de soplos de filarmónica-luz

Todo azul todo azul el temblor de los dioses

baila violento

a fuerza de caderas

de palabras-torrentes en su fiesta

ronroneo de huracanes

en pleno cielo

ella una magia de alas

atizando en desvarío la llama de los labios

y sobre el fuego la cabellera

sube como un lecho olvidado

y toda la tarde dilatada

acoge un suave roce de esperanza

el soberano aliento de la vitalidad

Amantes, todo lo que la noche no quiere decir

nace en el bolsillo de vuestros silencios

dulces lámparas bebidas

hasta en las reverberaciones del sueño

una mariposa rosada nace en el cuello

del pudor

surtidor embrujado

de una bolsa de perlas perfectas

subiendo a la vertiente de los ojos

 

 

 

 

Pólvora en los ojos

 

Ojos intrépidos y dulces que se alzan como guijarros de estrellas

vigilando el rostro

Allí veo sinuosos ríos bondadosos y oblicuos

que tienden trampas mágicas

a los tenaces caballos de mis sueños

Ojos dulces como bufandas

Una frente expuesta a la lluvia de mis ojos

Una frente de aurora y sol poniente

Una frente que huye hacia la raíz de los más traviesos pensamientos

Una frente bebe en la fuente de sus ojos

Un agua incandescente teñida de encanto a medianoche a mediodía

Sobre la lanza lasciva

Su frente me habla a mí del corazón más mudo

Tiránica emoción

Su cuerpo

Piragua de los sentidos

Lanzada vertiginosamente en un diluvio de agua viva

Baila en el grito silencioso de mi pupila

Su cuerpo de carne hostigadora

Bello pájaro-helecho

 

Silencioso de amar

Parpadeo de estrellas

pólvora en los ojos

Ernest Pépin (Guadalupe, 1950). Poeta y periodista, ejerció el magisterio como profesor de Literatura en la Universidad Antillas-Guyana, y ha sido uno d ... LEER MÁS DEL AUTOR