Voy como un fantasma por la casa
(Traducción al español de Emilio Coco)
En la débil luz voy lamiendo
mis heridas mortales y mi
alma-hoja ligera va
en busca de su Dueño.
Quien está en la sombra sólo
sabe cuán mortal es el día
blanca estatua solar
que ya no encanta mi
muerta mañana.
*
Voy como un fantasma por la casa:
releo los magníficos escritos del pasado
o salto la comida convertida en pesadilla
y martirio de su propio enunciado:
el hombre es lo que come.
¡Así me trago montañas de vino aguado
y la vida en la ciudad resplandece de horror
de aire tumefacto y sumiso al servicio
del cáncer más pestilente y sonoro!
No hay esperanzas de inmortalizarse
en el devenir de un día igual
a otro: ¡sólo los gatos insisten
en no huir, en calmar el deseo
de semen y sangre!
*
APUNTES
No me enciende amor.
Ya no me encanta el dolor.
Sin piedad es mi vida.
Pasan los días y grita
el alma mía perdida.
Quizás la juventud
se logre andando.
En la noche oscura
la tempestad se escucha
lagrimeando.
Por la noche a la mesa, para morir
decidí no escribir nunca más
sino recordar viviendo
los amores de un tiempo.
¡Quien vive de recuerdos
se enamora!
*
Leo todavía a los poetas contemporáneos.
Para digerirlos, o no verlos más.
Espero todavía en el baño
o en la cocina descomponer el viejo
cuerpo, cuerpo viejo. Sería hábil
ahora en escribir versos irreprochables,
pero la muerte acucia, nada me interesa
sino su dura lección cerrada
en un lóbrego cuarto.
No quiero odiar, escribir poemas
de odio visceral. Lo que queda
es árida concurrencia, desleal
pacto con el Mal.
Así huyo de mí mismo, de ti
taimado poeta que te has vuelto
cáncer de inicuas sanciones
morales, entre denuncia impotente
e impotente odio mortal
contra o hacia quien amabas:
el canto, o la herida, los torvos
consejos, parándome quizás en la Avenida
Vittorio en busca de un bolígrafo
para apuntar versos ridículos
infames, hilvanados de ternura.
El amor son cuatro luces (ojos)
que dan vueltas y lo echo todo
a rodar.
*
Feliz de ti gorrión (impudicia me empuja
a nombrarte, en otro tiempo en verso los poetas
solitarios te habrían saludado de prisa),
feliz de ti que revoloteas en busca de manjar
en el aire frío de este invierno
romano y no piensas dichoso en tu
felicidad feliz de sueños y quimeras
inocentes y serenas. Tras los cristales
en un oscuro cuarto yo lloro
mis años desaparecidos ‒la angustia,
la angustia en el corazón atormentado
me hace daño, me mata tanto
como para morirme de dolor, y no me muero
nunca, lo grito a mis amigos
de siempre que pregonan mi diversidad
en los salones de la Capital…
*
No hay nada mejor que seguir engañándose:
estar en la cocina preparando un caldo.
Se vaciará la nevera repleta de achicoria,
tomates podridos, zanahorias y calabacines:
se esperará al huésped encerando
dando de comer al gato legañoso
que hallé en Campo dei Fiori, más bien que me ofreció
un muchacho reaparecido en el tiempo
un fulgor del recuerdo que nunca he saboreado
verdaderamente, no viviendo ya de limosna
sino modestamente, despreciando yo solo
a los ricos, huyendo cadenas de denuncias
por corrupción. Sí, no queda sino
permanecer en casa esperando el frío,
encontrando a veces a alguna poetisa
enemiga, y yendo a Porta Portese
en busca de una buena manta
de lana. El gato ronroneará
en invierno con circunspección:
está todavía enfermo, su nariz quemada
por el agua oxigenada que tomé
por ácido bórico. El triunfo verdadero
es el de la cotidianidad.
*
Huyen todos mis días
oh oscura luz de ojos hechiceros.
Huyen, se pierden, corren
tras las imágenes de una vez:
los besos, los abrazos, las turbaciones
insinceras del muchacho más querido
huyen aterrados hacia el fin
que es próximo. Sólo tú, Serpiente,
te alegras y vuelves a sacudirme como larva
que al sol se despierta y vuela lejos.
*
El sueño es una pequeña muerte
requiere emocionada paciencia‒
aguardarlo es esperar
en una resurrección antigua:
yo espero a la muerte
para dormir unas horas
en el calor de una cama
entrelazado con un cuerpo
infeliz y estéril, el mío:
no somos eternos
y este cadáver intrigante
pronto lo superaremos.
*
INVECTIVAS SEGUNDAS
I
Visión sagrada-anfetamínica con dosis enteras
de paranoia abismal cultivada en el ejercicio
impuro de la razón contra la mentirosa
realidad primera que me hizo, pariéndome
a un mundo cualquiera, ¡pero no mío!
Podría ahora describir el mundo,
ahí están los instrumentos: gatos, ligustros,
mandarinas, pero el resultado es el mismo:
entonces yo vago inmundo por el mundo, todo
pareciéndome cantarín, feamente canoro,
ficción gélida la mía, pues falta poesía,
el valor supremo al que sometí mi vida,
adolescencia perdida y sin imágenes,
aun tomando un tren para Ostia
quedando eros mental, ¡líquido seminal
entre muchachos acérrimos y muertos totales adultos
llenos de mierda y terrible rencor!
Llego pues al Battistini, anno Domini
1978, entre mar y cielo suspendido,
sin imágenes falsas y secundarias
en su fin segundo a la así llamada
realidad que no existe. Me rebelo, yo, siempre
rebelado en el hierático yo mismo
sé que he perdido la diplomática
convencional poesía, ¡y ahora arrastrándome
interno y entero a mi sistema idiota
y peregrino
trato de doblar la esquina con la corteza
cristalina de la legibilidad manifiesta!
He perdido todos los sentimientos, el desarreglo
perteneció a quien ya no está, y
describir lo fuera-dentro es banal,
artimaña de incapaz, el lector
de textos de poesía en su idioma, corrupción
de menor aplazada cada día
en la educación experimental de un miserable
depositario de la verdad verdadera de un milenio.