Gonzalo Rojas

El conjuro

 

 

 

 

 

Conjuro

 

1

 

Espíritu del caballo que sangra es lo que oigo ahora entre el galope

del automóvil y el relincho, pasado el puente

de los tablones amenazantes: agua, agua,

lúgubre agua

de nadie: las tres

en lo alto de la torre de ninguna iglesia, y abajo

el río que me llama: Lebu, Lebu

muerto de mi muerte;

niño, mi niño,

¿y esto

soy yo por último en la velocidad

equívoca de unas ruedas, madre, de una calle

más del mundo?

 

2

 

La pregunta es otra, la pregunta verde es otra

de los árboles, no este ruido

de cloaca hueca y capital, humo

de pulmones venenosos, la pregunta es cuándo,

 

la diastólica arteria, la urgentísima es cuándo y

cuándo, alazán

que sangras de mí, desprendido

del sonido

del límite

del Tiempo:

¿cuándo,

hueso flexible; cuándo, carbón

sudoroso, límpido

del minero padre?

Pétalos

del aroma pobre, ¿cuándo?

 

3

 

Parpadeante rito de semáforos aciagos para el sacrificio

mayor, uno piensa

líquidamente como la sangre,

rojamente piensa uno

lo poco que piensa, del trabajo al trabajo, de un aceite

a otro quemado, abre

la puerta instantánea,

huele

de lejos los jazmines.

 

4

 

La alambrada huele de la costa aullante, la oreja

de lejos, de la mutilación, es lo que oye uno,

la nieve

manchada que solloza, eso es lo que mira uno de tanta patria

diáfana, de tantas aves azules en el arcancielo

de Huidobro rey, de tanta cítara tensa

y libre como las cumbres y las olas, cuando Dios

moraba entre nosotros antes:

ésa es la pérdida de uno,

y el aire es una lágrima sobre Valparaíso.

 

5

 

Espíritu del caballo que sangra, ese uno soy yo

el adivino; ese yo es nadie:

la pregunta es otra contra los vidrios esta noche

en este cráter desde donde hablo

solo como loco,

la pregunta es quién para que Alguien

venga, si viene,

cambie, si cambia, para que de una vez

el viento…

 

6

 

Hambre es la fosa, hasta

la respiración es hambre, hasta

el amor es hambre:

nace uno

donde puede, a cada instante, encima del lomo

de cualquier cruce veloz, y pregunta;

 

7

 

por hambre pregunta uno, por volver

a volver, ¿a dónde?

Tierra

que vuelas en tu huso, ¿a dónde?,

perdición y traslación, ciega serpiente, hija

de las llamas, ¿a dónde?;

 

8

 

porque yendo-viniendo se aparta uno de todo,

se aparta a su pensamiento de hambre

como el silencio a su música

tras las alambradas, no puede más con su suerte;

como el cuchillo a su cuchillo se aparta,

 

9

 

y escribe, escribe con él, lo invisible escribe, lo que le dictan

los dioses

a punto de estallar escribe, la hermosura, la

figura de la Eternidad

en la tormenta.

 

Gonzalo Rojas (Chile, 1916 - 2011). Considerado uno de los grandes referentes de la poesía chilena del siglo XX. Entre sus libros figuran: La miseria ... LEER MÁS DEL AUTOR