Yerubia y otros textos
La soledad es eso
un río que no cesa
entre peñascos y tierras labradas
un árbol que sale de una habitación
a buscar el ancho cielo.
Ojos dormidos…
Ojos dormidos en la indómita provincia de mi alma
vieja ternura de la Tierra reconocida por una canción
piel dominada por el asombro de saberse viva y compañera
de la injusta congoja que viaja desnuda en mi voz.
Quieres emerger mojada por esta mirada cautiva
mientras mi sombra se encamina hacia mejores climas
y por acompañarte despierta a los ángeles remotos.
No dejes huella del milagro si abandonas tu corazón
a la más pura pérdida humana silbido del amor.
Soñada has sido en la tierra encendida por los árboles
presentida en los bosques nacidos de la luna.
Ceremonia final son mis ojos…
Ceremonia final son mis ojos cuando descubren catedrales
comienzo del mundo cuando el sueño trae el idioma de los pájaros.
Más allá del monte resplandecen las ciudades de Dios
pero en mi destierro adivino el hilo seguro de la redención.
La violencia del destino me vuelve sordo a otra fe
que no sea la de la inmóvil transfiguración de tu sombra.
A veces vuelvo a la tierra a veces me convierto en buey
sin una ofensa asumo la infinita sed en la llanura desierta.
Conseguida por la nunca citada estrella suda mi frente
transpira y se define apoyada en la fresca flor del diablo.
Recuerdo tus trenzas y la Cruz del Sur quizás el breve viento
tus ojos llegados del inconsolable lago de las oraciones
incorporándome aún descubro otras leyendas en tu cuerpo joven
cierro los ojos para no sospechar en ti la maga en penumbras.
Puse fuego a los pies del demonio…
Puse fuego a los pies del demonio que me cerraba el paso.
Los cañaverales se curvan ante la carrera del viento enfurecido
así se movilizan mis recuerdos y buscan tus senos desnudos en la lluvia
pero ya mi cuerpo está en aquella tumba que forjaste con el aroma sacro
sólo el fuego me mantiene de pie y me convierte en el guardián eterno.
Maldito para siempre desde el comienzo hasta el fin para verte nacer
y nunca jamás morir belleza que caminas cautivada por la juventud.
Hoy sueño bajo un árbol furioso por mi presencia hoy te sueño
me dejo llevar por selvas y ríos mi curiosa sangre descubre paisajes
donde me extraviaré definitivamente sin poder seducir a la muerte.
Es tu cuerpo el que ahora viene de los remotos orígenes con su aroma
me hundo en tu cuerpo encuentro el misterio y pierdo la memoria.
3
Agricultor he nacido para tu pecho de mujer
piel morena y voz pulida por el silencioso monte
por mi figura respiran los tupidos bosques de la luna
y en mi mirada emerge muerta la ternura del alma.
Alma tienen estos montes que me acunaron
bondad de raíz humedecida por la música del viento.
Viento ha sido mi alma agarrada a la fe que resucita
qué más da retornar a la luz sedienta
si de pura sed puedo convertirme en agua.
Si el hacha es peligrosa para el árbol
no lo es para el pájaro viajero
Ambos merecen respeto.
¿Por qué habría de salvarse el que vuela
y no el que está en la Tierra prisionero?
OTROS TEXTOS
Escrito en el aire
Has perdido todo
por ganar un mundo
donde cabe el infinito olvido
y también la llave azul del río
donde incluso cabe
eso que has perdido
por ganar un mundo.
De repente aparezco en un maizal
como si nada supiera de la luz oscura
llevo un puñal que me asombra por su brillo de otro mundo
las botas acordeonadas heredadas de mi abuelo paterno
el cinturón y otras lejanas prendas
conservadas por la sangre que llevo con misterio
me vuelven hosco y recién nacido
en un río de llantos y guitarras
Por senderos y quebradas dormidos en mi memoria
vuelven a la vida demonios ofendidos por la irrealidad
y el canto de los muertos.