Son en el aire
SON EN EL AIRE
En las alturas andinas
el aire es un cuchillo
que nos empezó a templar.
Altivamente
soy de la puna
como ese huayno que rueda
entre las cabuyas,
sobre los cactus florecientes,
sobre la laguna deslumbrante
y llega donde nace el río
en un momento de amor.
Por las quebradas
con cariño y voluntad,
como dicen los quechuas,
la temida danza empieza.
Por el Quispicanchis
en la última isla
que pisó el Wiracocha.
TRES TREINTAISEIS
Es la hora que colorea de agua el ojo de los peces.
La hora que tal vez vivimos
respirando alguna inundación ancestral
la fauna y el desperdicio
que el elemento tiene.
Un aspa niña bajo las acequias
en más días de riego
en más horas de abrir compuertas
de más árboles frutales
y de que todo crezca.
Un agua espesa alumbrada de fósforo
me vomitó en otro puerto
donde un primo babeaba bajo rojas mejillas
a una casa antigua de vena a la intemperie
sangre que el viejo curaba. A vestidos raros
telas hechas a manos sombreros de copa
levitas muebles del Japón a un niño dios
de ojos de pez.
En casa mis abuelos cerraban sus vidas
mientras sonaba la cafetera animal
que a veces vivía en la mesa del comedor.
Ninguno era igual a otro pero esas tardes
lejos de los que amaba –hasta hoy lejos-
y sentada en el lomo de serpiente
en mi única silla vuelvo a sentir
que todos están muertos o que se van a morir
que se muere en ellos a la oscura cabecera
con la abuela pequeñita –en traje de luto
como una tarde que nunca alcanzará a su sombra
y que se nos metió como un día cándido.
Ya se ausentaría el viejo
su sueño de soldador y carpintero
ya se iría como un gato blanco
en busca de un rincón donde pensar
donde ablandar la espelma y el plomo.
La silla de mimbre era una amiga muy triste
Ansiosa y desolada. Yo no sé me diría
en esas tardes de opacos cielos
venideros mudos vespertinos
profundos despiadados.
RESONANCIAS
Rojos días
también armas de navajas
las canciones
ríos
con sus cuerdas
de metal afilado.
Y las cenas como antaño.
La delgada madera
marcada con harina
y sabrosa hora amarilla
de poca luz y puños cerrados
alimento sobre la mesa
tímidos amigos de otro tiempo
jinetes guitarras instrumentos
colgados para siempre
a partir de nosotros
somos los mismos
sobre las mismas raíces
rondamos alrededor
de la terca cena violentada.
Las canciones
nos dejan ahogándonos
pidiendo misericordia
desde estos trajes oscuros
en esta casa oscura.
Resonancias.
VÍSPERAS DE SAN JUAN
La noche blanca
era el mundo un pozo de vidrio
en su luna
trepaba la tierra las ramas
la noche dura y blanca de San Juan.
Monedas amarillas
adivinación del alhelí
adormidera metal de buena ley
berilo amuleto piedra del verano
mundos ligeros y térreos
de nombre dulce y uniforme
en los jardines
como una sola aleta
en el lomo de la noche.
Noche
máquina en alta mar
noche antiguo movimiento
Tirana azul indiferente
pero frágil
emblema del consuelo
real-y-medio para el pobre
abre su fortuna
en el cascarón cerrado
de tus vísperas eternas
símbolos armados donde cuajan
en el aire
hirvientes estrellas
ciegas y sencillas razones
la constancia
la máquina de guerra su figura
cola de escorpión
sus grados exactos su amplitud
que el sol recorre cuando otoño media
hacia oriente gira sin soltar amarras
y es todo rojo y vive
en su nivel más bajo se resguarda
porque vela el sueño de las colegiales
sus tres deseos bajo las almohadas
los del año venidero
que nos quema cerrado entre las manos
Juego en el que se perderán todas las piezas
que sin embargo se ganan.
La voluntad la voluntad
de ser felices
la voluntad el deseo de algo
por sí mismo querido
y que es bueno saberlo en edad temprana
en la desazón que incita a la osadía
tras ese animal imaginario
que es desgracia
hasta la cruz
es desgracia
con su color pálido siempre desgracia.
Queremos semejantes privilegios
corteza del silencio
cuerda que nos derriba y ata
para que giremos juntos
en verdad o engaño
conformidad.
Pero en la transparencia de las noches de junio
San Juan cubre el sueño sobre la noche blanca
y en el pozo de vidrio parte en dos en destino
nos desnuda del plomo y aquilata
sereno bajo lluvia de fuego
sus letras pesadas nos hunde en la memoria.
AMANECER
Doblada en su lecho
dio dos muertes
la muerte.
Después el alba abierta
remolinos negros
contornos
a cierta altura y profundidad
desligados
amortiguando
el llanto
en la ventana
abierta cerrada
luminosa oscura
y con cerrojo.
Es una palabra.
Y la madrugada a cierta altura
se enfría de soslayo
al lado del amor.
IDIOMA
Abre la boca
Habla
Hablaremos el idioma
Ásperos como la miel.
Abre la boca
Exiliado
A estas palabras
no las temas
No respondes por su muerte.
Escucha
Como se vacía
La espada
De su piel…
POESÍA
Estaba real la poesía
cotidiana en sus íntimas esencias
que no deseo perder
y en su quietud elige
el fruto que huye.
Vuelvo la mano
el desacuerdo del tiempo
su increíble centro
aguas subterráneas
que pasan para siempre
como una figura que amo.