La vanguardia en Puerto Rico
Por Floriano Martins
FM | ¿Cuál es el punto inicial de la vanguardia en Puerto Rico? ¿Cómo era el ambiente cultural entonces?
DAVID CORTÉS CABÁN | El periodo más significativo de la vanguardia puertorriqueña tiene su inicio en la segunda década del XX. Para ser preciso, en noviembre de 1921 aparece el primer movimiento de vanguardia denominado Diepalismo. El nombre deriva de los apellidos de sus fundadores Luis Palés Matos y José I. de Diego Padró. El Diepalismo fue una tendencia estética muy breve, una especie de puente hacia otros movimientos que fueron surgiendo con nuevos contenidos y matices, postulados estéticos y sociales. En un ambiente en el que todavía predominaban los temas y tonos modernistas, la vanguardia vino a abrir nuevas vías expresivas liberando el lenguaje de las viejas formas y abordando una visión más provocativa y comprometida con la realidad social y política de su tiempo. Si bien es cierto que el poeta Luis Llorés Torres había formulado ya para 1913 las teorías estéticas llamadas Pancalismo y Panedismo (todo es bello / todo es verso), éstas estaban encausadas en el sentido de lo que representaba la belleza para el poeta, por un lado; y, por otro, en lo que le interesaba del ritmo y la combinación métrica de los versos. Y aunque, en efecto, estas teorías se fundan en una concepción novedosa del acto poético y de la unidad métrica del verso, deben ser vistas en función de la cosmovisión del poeta y no como elementos representativos de las vanguardias. El momento de ruptura con la tradición nace de los nuevos ismos vanguardistas. Algunos críticos han marcado las fechas 1921 a 1956 como punto de partida y desaparición de los mismos, extendiendo así el perímetro de las vanguardias al incluir tendencias estéticas (Girandulismo, Ensueñismo, Meñequismo, Integralismo, Trascendentalismo), importantes, por cierto, pero de una poesía cuyas particularidades deben mirarse cuidadosamente al catalogarlas como vanguardias. Los movimientos que implantaron una imagen más profunda y contundente, una imagen más significativa y afín con los movimientos de vanguardia europeos hay que fijarlos ⎼de acuerdo a mi criterio⎼ del ‘20 al ‘35. En cuanto al ambiente literario de los primeros años, aún estaba saturado por las tendencias modernistas y del lenguaje típico de esta estética. Cuando surgen los primeros movimientos de vanguardia en Puerto Rico, hay que señalar que éstos no estaban tan distantes cronológicamente de lo que ocurría en el Caribe y el resto de Hispanoamérica. Por el contrario, pueden definirse en el mismo tiempo que surgieron las vanguardias de Cuba y la República Dominicana como señala Klaus Muller-Bergh: “Los primeros destellos vanguardistas en Cuba coinciden esencialmente con los de los movimientos equivalentes en Santo Domingo y Puerto Rico”.
FM | Los movimientos locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las vanguardias europeas correspondientes o acaso agregaban algo distinto?
DAVID CORTÉS CABÁN | Es sabido, por los que están en el campo de las literaturas y de las artes en general, que los movimientos de las vanguardias que surgieron en Europa influyeron significativamente en todas las disciplinas estéticas y científicas que transformaron el pensamiento y las artes del siglo XX. En Europa como en el resto del mundo, los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución Soviética (1917), y los nuevos inventos científicos y tecnológicos revolucionaron las estructuras sociales transformando el sentido de la vida en su cuestionamiento del pasado frente a la modernidad. El repudio a los convencionalismos y el rechazo de la tradición desemboca en la búsqueda de una realidad más profunda del ser en relación a su ambiente. En Puerto Rico la influencia de las vanguardias tuvo su mayor dimensión en los poetas de la segunda década del siglo XX. De hecho, los poetas puertorriqueños estaban bien informados de las vanguardias europeas y de los cambios que éstas representaban en la renovación del lenguaje y de su antagonismo con las estructuras sociales y políticas de su vanguardista “Canto al tornillo” reflejando en el texto su conocimiento del movimiento futurista y su afiliación al espíritu innovador de esta estética. Exaltaba en el poema (“gusano alucinante de la vida de hierro”) la fuerza y la mecánica de la modernidad. En este mismo año surgía el Diepalismo, primer movimiento de vanguardia cuyo nombre deriva de los apellidos de Luis Palés Matos y del poeta y novelista José Isaac de Diego Padró. Ambos habían publicado en años anteriores sus primeros poemarios sometidos al léxico modernista. Después del ‘21 cambia la óptica y se adopta una nueva posición ante el lenguaje y el enfoque de la realidad social. Los jóvenes poetas puertorriqueños se identificaron con las vanguardias europeas e hispanoamericanas sin descartar un compromiso con la realidad sociopolítica del país. Algunos, como Clemente Soto Vélez, Juan Antonio Corretjer y Francisco Matos Paoli, fueron encarcelados por sus ideales patrióticos. En lo referente al lenguaje, el Diepalismo, por ejemplo, enfatizó el uso de la onomatopeya, dándole un sentido acústico a la imagen poética y de esa manera acentuando el contacto de la naturaleza. Si por un lado observamos afinidades con las vanguardias europeas, por otro, notamos una visión personal respecto al sentimiento patriótico y los temas de sus obras. Los poetas del Atalayismo, uno de los movimientos más innovadores y representativos de nuestra historia literaria, adoptaron una postura nacionalista conscientes de que la modernidad no sólo consistía de un lenguaje innovador sino también de un compromiso político y solidario con la patria. En este sentido agregaban, por supuesto, una dimensión humana distinta a la de los países latinoamericanos y europeos. Una poesía y un lenguaje que difiere de las estéticas europeas es la que encontramos en los temas de la poesía de Luis Palés Matos. Una obra que representa uno de los grandes aportes de las vanguardias del Caribe hispano.
FM | ¿Qué relaciones mantenían estos mismos movimientos con las corrientes estéticas de los demás países hispanoamericanos?
DAVID CORTÉS CABÁN | En torno a las relaciones de las vanguardias puertorriqueñas con la de los demás países hispanoamericanos ⎼pienso⎼ hay que verlas en la proyección de las estéticas mismas, en sus coordenadas y temas. En el caso, por ejemplo, de la poesía afroantillana (Luis Palés Matos) o en las aportaciones del Ultraísmo, el Dadaísmo y el Futurismo, podemos hablar de influencias y relaciones. En un sentido más personal podemos considerar las experiencias que tuvo el poeta Evaristo Ribera Chevremont con los ultraístas españoles. Ciertamente el hilo conductor de estas relaciones hay que buscarlas en el lenguaje innovador, las ideas y propósitos de estos movimientos estéticos. Sabemos por las lecturas, el conocimiento que tenían los vanguardistas puertorriqueños sobre el Ultraísmo o el Creacionismo de Huidobro en Hispanoamérica. El contexto de sus obras nos indica que estaban bien informados. El mismo Palés ya en 1921 había escrito un artículo sobre el Dadaísmo. Más tarde la revista Alma Latina habría de llegar a varios países hispanoamericanos proyectando la vanguardia de nuestros poetas. Nada menos que el “Mistagogo en Ayunas” (como se hacía llamar Graciany Miranda Archilla), se encargaría de enviar la revista y establecer canje con otras publicaciones. Habría que preguntarse ahora qué conocimiento tenían los escritores hispanoamericanos de las vanguardias del Caribe hispano.
FM | ¿Qué aportes significativos de las vanguardias fueron incorporados a la tradición lírica y cuáles son sus efectos en los días de hoy?
DAVID CORTÉS CABÁN | Las vanguardias aportaron una visión nueva y profundamente significativa de las artes y del ambiente social e histórico en el que se desarrollaron. Los poetas fueron receptivos a las nuevas corrientes estéticas que llegaban de Europa e Hispanoamérica. Dejaron atrás el sentimentalismo poético y liberaron su sensibilidad del peso del romanticismo y los temas modernistas que aún los ataban a las viejas formas. El lenguaje poético cambió, como también cambió el modo en que el escritor entendía el acto creativo y su posición ante la (su) realidad. Experimentaron y pusieron en práctica otras teorías y posturas estéticas que hoy día se sostienen como un excelente testimonio de una poesía llena de hallazgos e imágenes novedosas. Incorporaron, del espíritu arrollador de las vanguardias europeas, el afán por crear una poesía que fuera, sin perder el alto sentido estético, una imagen de su cotidianidad. Es decir, una poesía que reflejara sus circunstancias humanas manifestándose contra lo convencional y, ciertamente, como una expresión fuerte y eficaz contra el colonialismo. Su poética no fue un proyecto utópico que buscaba proyectar una imagen de lo desconocido, sino la realidad de un espacio poético para todos y el de una patria libre y soberana. Incorporaron en sus textos el gusto por la modernidad, rechazando a su vez lo caduco de un lenguaje cuyo marco de referencias debía y tenía que trascender su momento histórico. Graciany mismo, el Mistagogo en Ayunas, el gran poeta del Atalayismo, una tarde me contó sus propósitos en su apartamento de Queens, en la ciudad de Nueva York: “Remover la fronda de la poesía puertorriqueña”. En efecto, ése fue el gran ideal, ésa su gran aventura poética. Un ideal aunado al sentido de nuestra nacionalidad, un ideal fundado en la visión no lejana de una patria libre. Lo diría más tarde en un esplendoroso verso otro inmenso de la Atalaya de los Dioses, el poeta Clemente Soto Vélez: “El Archipámpano de Zíntar ha roto / el himen espeluznante de trescientas eternidades”. Y en su prosa poética, su voz como un escudo contra el tiempo: “El Grupo Atalayista va a universalizar a nuestra nacionalidad. Va a decirle a la consciencia del mundo que aquí hay una nación que el monstruo yanqui desea degollar…” Más tarde, pasado ya el fragor de esa primera vanguardia salen a la luz los libros más hermosos y reconocidos de estos poetas: Tuntún de pasa y grifería (1937), de Luis Palés Matos; Caballo de palo (1959), de Clemente Soto Vélez; Himno a la caballa (1971), de Graciany Miranda Archilla. Y más recientemente la nueva edición de Grito y otros poemas (2009), de Fernando González Alberty, en la Colección Atalaya de los Dioses de los Libros de la Iguana, editorial fundada por el poeta y profesor Reynaldo Marcos Padua; y Garabatos divinos, poemas y otros escritos atalayistas (2009), de Alfredo Margenat, con un ensayo introductorio del crítico y traductor Orlando José Hernández.
FM | Los documentos esenciales de las vanguardias, ¿se han recuperado?, ¿es posible tener acceso a ellos?
DAVID CORTÉS CABÁN | Aunque no todos los documentos vanguardistas son fácilmente asequibles, en la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico y el Archivo General pueden encontrarse libros, periódicos, revistas y otros materiales pertinentes a este periodo tan significativo de la literatura puertorriqueña. En Nueva York, el Archivo del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College (CUNY) posee textos y manuscritos de Clemente Soto Vélez, Graciany Miranda Archilla y otros escritores y reconocidos artistas de la diáspora puertorriqueña. Desafortunadamente, algunos textos aún permanecen inéditos como, por ejemplo, los poemarios Visita al cero verde y Mil quilates bajo el cielo, de Miranda Archilla. La Biblioteca Pública de Nueva York, en la 5ta Avenida en Manhattan, contiene aunque no toda la colección, ejemplares de la revista Alma Latina. Sin embargo, hay que continuar rescatando documentos aún dispersos en periódicos y revistas para dar a conocer una visión más justa y profunda de la aportación de estos poetas a la historia de la literatura puertorriqueña y a la hispanoamericana en general.
Poemas de David Cortés Cabán
LA NOCHE
Detrás de los cristales
la luz se filtra
y pone a prueba
la plenitud de uno mismo
El secreto está en oír la palabra
que exige otra realidad
quedarse tendido hasta escuchar
la voz de la inmensidad
Al final todo regresará
a la misma orilla
La noche será igual que el cuerpo
que nos deja atrapado en el centro.
LA MALA FORTUNA
La mala fortuna me sorprendió en la calle
110 y Lexington Avenue
fue el último día de verano del 1969
al vendedor de naranjas se le ocurrió
que yo cargaba con la mala fortuna
“Debes tomarlo en serio”, me dijo
mirando la naranja que alargaba a mi mano
es una “china” le dije
“Es lo que piensas pero su color debe confundirte
además no eres de Manhattan
y cambias el nombre de todo lo que ves”
Solo veo gente que corre al trabajo
“Es la mala fortuna”, dijo
“Si pudieras mirar la vida de otro modo
otro cielo brillaría sobre tu cabeza”.
Entonces, ¿existe un remedio?
“¿Qué pasa por tu mente”, preguntó
Ahora mismo veo un río
un caballo de carga
y un camino por donde nadie pasa salvo el crepúsculo1
“Has comenzado bien”, dijo
“Y luego, ¿qué ves?”
Veo gente entrando y saliendo de un avión
y calles cubiertas de nieve
No sé de qué hablan
alguien dice que somos extranjeros
Ves, dijo el vendedor de naranjas
eso es lo que llamo “la mala fortuna”.
QUÉ ES LO QUE HAY QUE ESCOGER
Ella y yo solos en la oscuridad
queriendo esto y aquello,
lo que ha pasado por la vida y no regresa.
Los abandonados se despiden
regresan y no encuentran su lugar.
¿A dónde queda lo que fue?
¿Quién se aleja sin escoger?
Miramos la escena.
Es solo el viento y el canto de los pájaros.
Los jóvenes llegan desde lejos.
Nosotros estamos al otro lado.
Estamos regresando de otro país.
Alguien tocaba la guitarra,
alguien bailaba y cantaba en otra habitación.
Empezaba a llover.
Dije: “La noche es un laberinto de espejos”.
La soledad está en todas partes,
un camino para regresar.
Notas
[1] En “Indagación del vanguardismo de las Antillas”, en Las vanguardias literarias en el Caribe: Cuba, Puerto Rico, República Dominicana. Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2010. (Edición y antología crítica de William Luis).
[2] Ver Octavio Corvalan, Modernismo y vanguardia. New York: Las Americas Publishing Co., 1967.