Carmen Palomo

Yo soy un animal que no descansa

 

 

 

 

1.

 

Tocar el hueso hurgar la herida morar

en la rasgadura del siglo

de ahí no moverse

y a pesar de y por (y, sobre todo, por)

todo este desperdicio

ver la luz

y decirla.

 

 

2.

 

Madre, no hablemos más sobre lo conocido.

Es hora ya de hablar sobre lo que ignoramos; es lo único

que puede rescatar esta hora única

(tu cuerpo del derrumbe).

Pronunciar una palabra oblicua,

sesgar la voz

sesgadamente. Fotografiar

el centro de perfil.

Mirar, callar después

porque la adoración es también un lenguaje.

Y decir, sí, decir,

pero de otra manera.

Nombrar la nada. Hacerla florecer.

 

 

3.

Permaneceré escuchando

la flor

hasta que la oiga.

 

 

4.

Y tú, ¿quién eres?

 

yo soy un animal que no descansa

el dolor de los otros me apuntala los párpados

 

voy y vengo sin pausa

hurgo en los habitantes de la noche

 

cada ser me reserva un dolor de aprendizaje

cada uno me deja una cicatriz distinta

me señala un camino intransitado

 

si me adentro por él

quién cuidará de mí

quién es este silencio

 

 

5.

 

Hace algo de nostalgia

Yo enciendo una lucerna y la llamo tus ojos

 

Me preguntas

– ¿se vuelve la casa un zapato de tundra si dejas de mirarla?

– ¿qué refleja el espejo de un espejo? ¿cuánta imagen habita entre los dos?

(simetrías de azogue fructifican mitosis de lenguaje)

 

Y yo te desabrocho el día mientras digo

– la fantasía es el camino

más corto a lo real

 

Y me preguntas

– esa estrella, galardón en pecho de un general oscuro, ¿es noche en que la noche va perdiéndose?

 

Y te susurro

– ten cuidado, Teseo, con Ariadna: es ella el laberinto

 

Y me preguntas

– ¿es tan solo pensar clasificar?

 

Y te digo

– pero entonces… ¿los mares desbordados, la discorde amabilidad de lo blanquísimo, lo supraentendido?

 

Y me preguntas

– ¿qué tienen en común las constelaciones de latón con los paños somnolientos de un despertándose niño?

 

Y yo te digo

todo

 

 

6.

x = y

 

Cuando digo poema quiero decir arenas

movedizas quiero decir

el terremoto de 1755

quiero decir que eres como Lisboa

inexorable

 

Cuando digo silencio quiero decir una

mano que habla una vida

martillo yunque estribo

quiero decir un cuerpo como se dice la palabra

tan pequeña tan grande tan despistada

que no sabe construirse

 

Cuando digo extranjero quiero decir lo que me salva

de la complejidad

lo que riega las plantas

 

Cuando digo alondra quiero decir que la diosa está

en sus pájaros y que escribir es

mi forma de ser pájaro

y que tu ausencia sobre lo que quede

de mí como una ruina arqueológica

es un pájaro

 

Si digo persistir quiero decir que al prensar la flor de los jazmines

sale zumo de infancia que un dos tres

un dos tres yo jugué con mi amor al escondite

y aún no lo he encontrado

pero una mariposa de perspectiva añil y antenas tímidas

aún lo busca por mí

 

Cuando digo refugio quiero decir nocturno 13 vidrieras de Chagall horas de Rilke

 

Cuando digo dolor quiero decir

 

dolor.

 

 

7.

 

Que el tiempo y el espacio sean posibles.

Que alguien haya pensado su juntura

o algo esté sosteniendo su flaqueza.

Qué esté, que esté, pudiendo ser tan sólo

una ecuación quebrada,

pudiendo no estar nunca.

Que un discurso se escuche entre los árboles

y hable la brisa más que la galerna.

Que enmudecido el mundo escuche al fin

su propia voz

silbando entre los márgenes.

Es la casualidad más diminuta,

la posibilidad de casi nada.

Tú sonríes. Me digo que tal vez

deberíamos explorarla juntos.

 

 

8.

Status rectus

 

Columna vertebral interrogante

añorando su pasado de pez,

veterosueñas

con volver, con volver siempre

o con lanzarte

a un futuro de aletas sin memoria.

En tu mirada quieres

andar todo lo vivo.

Sólo debes mirar hacia allá arriba

o hacia adentro

más hondo.

Así te parten la sangre

y las estrellas.

 

Carmen Palomo (Madrid, 1980). Es profesora de Derecho Romano. Como poeta ha publicado los libros Glosas al fuego (Hebel, 2016, edición bilingüe español ... LEER MÁS DEL AUTOR