Las flores del mal
-En el año del Bicentenario del nacimiento del gran poeta simbolista francés.
(Traducción al español de María Elena Blanco*)
XXIII
LA CABELLERA[1]
¡Vellón hasta el escote en rizada enredadera!
¡Oh bucles, oh perfume cargado de desgaire!
¡Éxtasis! ¡Poblar hoy la oscura alcoba quisiera
con recuerdos que duermen en esta cabellera,
agitándola así, como un pañuelo al aire!
El Asia languideciente y el África abrasada,
todo un mundo lejano y ausente que se anega
¡en tus honduras vive, selva aromatizada!
Como otros espíritus por la música nadan,
mi espíritu, amor mío, en tu perfume navega.
Iré donde árbol y hombre, bajo climas calientes,
póstranse día y noche, de sus savias enteros.
¡Recias trenzas, llevadme cual ola vehemente!
Contienes, mar de ébano, un ensueño esplendente
de mástiles, de insignias, de velas y remeros:
un estruendoso puerto en que mi alma bebería
a borbotones el perfume, el sonido, el color;
y entre el oro y el muaré los barcos resbalarían,
y abriendo sus vastos brazos la gloria asirían
de un cielo puro y trémulo de eterno calor.
Amante de embriaguez sumiré mi cabeza
en ese negro océano do el otro está encerrado,
y mi espíritu sutil que el balanceo besa
sabrá reencontraros ¡oh fecunda pereza,
infinitos vaivenes del ocio perfumado!
Cabello azul, pabellón de tiniebla extendida,
del cielo inmenso y curvo el cerúleo me viertes;
en las puntas sedosas de tus mechas torcidas
me embriago ardientemente de esencias confundidas
de almizcle, de alquitrán, de coco y de su aceite.
¡Hoy y siempre! mi mano entre tu melena gorda
sembrará el rubí, la perla y el zafiro
¡para que a mi deseo jamás te vuelvas sorda!
¿No eres tú el oasis donde sueño y la copa
en que el vino del recuerdo a raudales aspiro?
XXXI
EL VAMPIRO[2]
Tú que en mi corazón afligido
entraste como una cuchillada,
cual tropel con su fuerte bramido
de demonios, loca y maquillada,
viniste a mi espíritu humillado
a armar tu lecho y tu palacete,
—infame a la que estoy amarrado
como el presidiario a su grillete,
al juego el jugador veterano,
como el borrachín a la botella,
y como la carroña al gusano.
―¡Maldita, maldita seas, bella!
Le he pedido a mi sable rápido:
«Mi libertad reconquístame»,
y le he dicho al veneno pérfido:
«Ante mi cobardía asísteme».
Pero ¡ambos! el sable y el veneno
me desdeñaron y me han prescrito:
«¡No eres digno de que te libremos
de ese tu vasallaje maldito,
imbécil! —De ese imperioso peso
si nuestro afán te diera un respiro,
¡al cadáver de tu vampiro
lo resucitarían tus besos!»
XLII[3]
¿Qué dirás esta tarde, pobre alma desolada,
qué dirás, corazón, de antaño tan herido,
a la muy bella, la muy buena, la muy amada,
cuyo mirar divino de golpe te ha revivido?
—Pondremos nuestro orgullo a cantar su alabanza;
nada vale la dulzura de su autoridad;
su carne espiritual es de Ángeles fragancia
y sus ojos nos cubren de un haz de claridad.
Ya sea en soledad y en lo hondo de la noche,
o en medio de la calle, entre gentes y coches,
su fantasma ondea al aire como llama traviesa.
Dice a veces: «Soy bella, y mi amor no perdona
al que por mí venere lo que no sea Belleza;
soy el Ángel guardián, la Musa y la Madona».
XLIV
REVERSIBILIDAD[4]
Ángel pleno de alegría, ¿conoce la congoja,
la vergüenza, la culpa, el hastío, el llanto,
y los vagos terrores de esas noches de espanto
que al corazón oprimen cual papel que uno estruja?
Ángel pleno de alegría, ¿conoce la congoja?
Ángel pleno de bondad, ¿el odio ha sentido,
las lágrimas de hiel, el puño tenso en la sombra,
cuando con grito infernal la Venganza nos nombra
y en guía de nuestras facultades se ha erigido?
Ángel pleno de bondad, ¿el odio ha sentido?
Ángel de salud pleno, ¿las Fiebres ha conocido,
esas que por los muros del hospicio apagado
van cojeando de un pie, como los exiliados,
tras un extraño sol, con los labios transidos?
Ángel de salud pleno, ¿las Fiebres ha conocido?
Ángel pleno de belleza, ¿las arrugas conoce,
y el miedo a envejecer, y ese feroz tormento
de leer la compasión, como un secreto horrendo,
en ojos donde antes los nuestros bebían el goce?
Ángel pleno de belleza, ¿las arrugas conoce?
Ángel pleno de dicha, gozo y fulguraciones,
mediante los efluvios de tu cuerpo encantado
el David[5] moribundo pediría ser sanado;
mas yo de ti solo imploro, ángel, tus oraciones.
¡Ángel pleno de dicha, gozo y fulguraciones!
LII
EL BELLO NAVÍO[6]
Te quiero relatar, ¡oh lánguida seductora!,
las diversas bellezas que tu juventud doran;
quiero pintarte tu hermosura,
en que la niña se alía a la mujer madura.
Cuando con tu ancha falda el aire vas barriendo,
eres un bello navío que a la mar se va abriendo,
y a toda vela boga al viento
al son de un ritmo suave y perezoso y lento.
Sobre tu gran cuello torneado y tu espalda gruesa
con extraña gracia se pavonea tu cabeza;
con aire plácido y triunfante,
niña majestuosa, tú pasas tan campante.
Te quiero relatar, ¡oh lánguida seductora!,
las diversas bellezas que tu juventud doran;
quiero pintarte tu hermosura,
en que la niña se alía a la mujer madura.
Tu pecho va emergiendo del muaré descollante,
y es como un bello armario tu pecho triunfante,
cuyos flancos curvos y claros
son escudos que captan el rayo de los faros,
¡escudos provocantes, armados de púas rosas,
arca de dulces secretos y de amables cosas,
de aromas, vinos, aguardientes
que harían delirar a corazones y mentes!
Cuando con tu ancha falda el aire vas barriendo,
eres un bello navío que a la mar se va abriendo,
y a toda vela boga al viento
al son de un ritmo suave y perezoso y lento.
Tus nobles piernas bajo el volante que patean
hostigan los deseos turbios y los menean,
como dos brujas que con tesón
revuelven un filtro negro en un hondo jarrón.
Tus brazos, que retarían a hércules precoces,
son de las boas brillantes émulos feroces
que aprietan con obstinación
como para imprimir a tu amante en tu corazón.
Sobre tu gran cuello torneado y tu espalda gruesa
con extraña gracia se pavonea tu cabeza;
con aire plácido y triunfante,
niña majestuosa, tú pasas tan campante.
LVII
A UNA MADONA[7]
Exvoto según el gusto español[8]
Quiero construir para ti, Madona, amante mía,
un altar subterráneo al fondo de mi acedía,
y cavar en lo más negro de mi corazón,
lejos del deseo mundano y del ojo burlón,
una hornacina toda de azul y oro esmaltada
donde tú te alzarás, Estatua maravillada.
Con mis finos Versos, trenzados de un puro metal
sabiamente constelado de rimas de cristal,
haré para tu cabeza una enorme Corona;
y guiado por mis Celos, oh mortal Madona,
te diseñaré un Abrigo rígido y pesado,
de corte bárbaro y de sospecha forrado,
que, como una garita, guardará tus encantos;
¡no de Perlas bordado, mas de todos mis Llantos!
Tu Vestido será mi Deseo, trepidante,
ondulado, mi Deseo creciente y menguante,
que en lo alto se equilibra, en los valles se reposa,
y cubre con un beso tu cuerpo blanco y rosa.
Con mi Respeto te crearé un bello Calzado
de satín, por tus pies divinos humillado,
que, al aprisionarlos en un delicado abrazo,
al igual que un molde fiel conservará su trazo.
Si no puedo, a pesar de todo mi arte aplicado,
cincelarte una Luna de plata como Estrado,
echaré a la Sierpe que me muerde las entrañas
bajo tus talones para que pises con saña,
Reina victoriosa y en redenciones fecunda,
a este monstruo con su odio y su saliva iracunda.
Verás mis Pensamientos, como Cirios erguidos
a la Reina de las Vírgenes en su altar florido,
sobre el cielorraso azul cual reflejos de estrella,
contemplándote siempre con ojos de centella;
y como todo en mí te venera y te admira,
todo se hará Benjuí, Incienso, Olíbano y Mirra,
y sin tregua hacia ti, monte blanco y nevado,
subirá en Vapores mi Espíritu huracanado.
Y para hacer tu rol de María a cabalidad
¡y aliar el amor a esa negra voluptuosidad,
la barbarie!, cual verdugo de culpas plagado,
haré siete Cuchillos[9] con los siete Pecados
capitales y, como un insensible juglar,
a lo más hondo de tu amor los haré apuntar
¡y te los clavaré en tu Corazón sollozante,
tu Corazón jadeante, tu Corazón chorreante![10]
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Notas
1.Poema inspirado por Jeanne Duval, la «Venus negra». En contraste con el poema anterior, que aborda el mismo tema de la memoria olfativa, aquí la rememoración es un acto deliberado por parte del poeta (OC, I, 880-882).
2.Poema inspirado probablemente por Jeanne Duval (OC, I, 892-893).
3.Poema enviado a Madame Sabatier en una carta no firmada de fecha 16 de febrero de 1854 (OC, I, 909-912).
4.Poema enviado anónimamente por Baudelaire a Madame Sabatier el 3 de mayo de 1853 desde Versailles. La noción de «reversibilidad», más que un postulado teológico es un concepto desarrollado por el filósofo Joseph de Maistre (1753-1821), según el cual la gracia, aquí representada por la mujer-Ángel, podría revertirse en favor del ser sumido en la desesperación y el odio, representado por el sujeto lírico (OC, I, 914-916).
5.Alusión bíblica al rey David que, ya viejo y enfermo, recurrió a la compañía de una joven para recuperarse.
6.Poema inspirado por Marie Daubrun (OC, I, 926-928).
7.Dedicado a Marie Daubrun por un Baudelaire celoso, este poema cierra el ciclo inspirado por la actriz.
8.Exvoto: placa de agradecimiento a Dios, a la Virgen o a los santos por gracias o favores otorgados como consecuencia de un voto. Baudelaire explica su atracción por «el gusto español» en la siguiente anotación que hace en su cuaderno Fusées: «España pone en la religión la ferocidad natural del amor» (OC, I, 935-937).
9.Alusión a la Virgen de los Siete Puñales, que representan sus siete dolores.
10.En francés, sanglotant (sollozante) contiene la palabra sang (sangre), por lo que en la última imagen Baudelaire tal vez evitó deliberadamente el adjetivo sanglant (sangrante), que produciría una cierta redundancia en el significante, utilizando en cambio ruisselant (chorreante), que evoca el goteo tanto de las lágrimas como de la sangre que mana del corazón herido.
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*María Elena Blanco (Cuba/Austria). Posgrados en literaturas francesa, española y latinoamericana por la Universidad de París-Sorbonne y New York University. Traductora de Naciones Unidas (1983-2007), actualmente freelance. Poesía: Posesión por pérdida (1990), Corazón sobre la tierra (1998), Alquímica memoria (2001), Mitologuías (2001), danubiomediterráneo (2005), El amor incontable (2008), Sobresalto al vacío (2015), Botín (2016). Ensayo: Asedios al texto literario (1999), Devoraciones (2016). Ha traducido a poetas franceses, austríacos y estadounidenses.
-Charles Baudelaire
Las flores del mal
RIL editores
Chile-España, 2021